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2013/12/12

Entrevista con Nekane Jurado

"Hoy la gente para vivir solamente tiene su capital humano, lo que antes se llamaba fuerza de trabajo. Si no te lo compra nadie, no tienes nada y encima lo tienes que ofertar en un mercado en el que tú no pones el precio, lo pone el sistema."

Diario.es

En el seminario organizado por Gaindegia, Observatorio para el desarrollo socio-económico de Euskal Herria y celebrado en Vitoria ha participado la economista, psicóloga clínica y miembro del movimiento Elkartzen Nekane Jurado.

En su conferencia sobre los resultados de su trabajo "El reparto de la riqueza y la exclusión social en Hego Euskal Herria" exponía que las causas de la exclusión no aparecen por azar ni son coyunturales: son claramente estructurales. "Es el resultado de una determinada estructura social, política, cultural y económica. La propia organización social, directa o indirectamente, es la que genera 'poblaciones sobrantes". Por todo ello esta experta plantea que el análisis de la desigualdad debería ir más allá de análisis estadísticos de distribución de rentas y riquezas y añadir el análisis de la distribución del poder.

Usted habla de que el capitalismo es sobre todo polarización, concentración de riqueza. ¿Es imparable esta tendencia?
Respuesta. Es muy difícil. Los datos están ahí. El 50% de la población mundial solo posee el 2% de la riqueza del planeta y el 43% de la riqueza está en manos del 1% de la población. Esto levanta ampollas pero añadir que ésta se ha incrementado a pesar de las crisis lleva a replantearse los dogmas del modelo económico imperante. Aquí en Euskadi, por ejemplo, estamos acercándonos a un tercio de la población en riesgo de exclusión social y eso está provocado por la concentración de rentas que se genera a través del juego del mercado laboral. Cada vez hay menos gente trabajando o más gente en desempleo y cada vez hay más gente que agota las prestaciones, más familias que no tienen ningún tipo de ingreso y, a su vez, los que están trabajando tienen más reducido por decreto su salario. A eso le tendremos que sumar que cuando se rompan los convenios de aquí para aplicarse el convenio estatal se impondrán nuevas bajadas muy fuertes para los trabajadores de Euskadi. Es resultado de todo esto es la concentración de la renta en menos manos y la polarización.

P. Se ha referido, al hablar de las personas desempleadas, a las "poblaciones sobrantes" que genera el sistema. ¿Son inevitables?
R. Estas poblaciones sobrantes se han dado siempre, en todos los modelos económicos. Son los llamados nichos ecológicos que se iban reequilibrando con guerras, hambrunas o epidemias. Ahora también se dan. El sistema de producción necesita cada vez menos mano de obra porque funciona con la robótica. Al final se genera todo un exceso de mano de obra sobrante. Los Estados la tienen de reserva. No había problemas graves cuando disfrutábamos de unas leyes que protegían mucho el mercado laboral, que fueron todas las del Estado de bienestar y también cuidaban del mercado de trabajo. Era difícil echar a los trabajadores, y entonces se esforzaban más en redistribuir el trabajo. Ahora se da carta blanca a que puedas prescindir de los empleados, esto provoca una caída en masa de todo lo que sobra.

P. ¿Qué nos depara el futuro de seguir así?
R. Es muy negro, pero no porque yo tenga una bola de cristal y lo diga. Pongo un ejemplo: si alguien sabe leer un mapa y pone rumbo a Madrid, llegará pese a las desviaciones y demás. Llegará a ese destino antes o después. En economía pasa parecido. Las líneas están marcadas y sabes dónde te lleva activar una línea económica. Tal como estamos funcionando, con más precariedad constante, con más desprotección social, nos lleva a poblaciones cada vez más pauperizadas, más tensión social.

"Las líneas están marcadas y sabes dónde te lleva activar una línea económica. Tal como estamos funcionando, con más precariedad constante, con más desprotección social, nos lleva a poblaciones cada vez más pauperizadas, más tensión social."

P. También hacia hincapié en los instrumentos de medición utilizados y como éstos distorsionan, en su opinión, la realidad.
R. Sí, nos la dan suavizada, pasada por el photoshop. Utilizan medias y con ellas lo que se hace es sumar los extremos mientras las desigualdades no se contemplan, quedan fuera. Hay artilugios estadísticos para acabar montanto el informe que quiere y necesita el gobernante para suavizar las duras políticas que ponen en práctica.

P. En términos económicos, usted habla de desarrollo humano y no de desarrollo a secas. ¿Cómo se debe entender esto?
R. Cuando se habla de desarrollo sostenible, que queda tan bonito, hasta Iberdrola con su energía verde, no se tienen en cuenta a las personas. No puede haber desarrollo sin sustentabilidad social, no solo se trata de que sean sustentables las materias primas, el medioambiente, nos olvidamos de las personas que estamos en la tierra. Es un todo transversal. No puede haber desarrollo si no hay un equilibrio socioeconómico, es pura lógica.

P. ¿Qué hace para intentar evitar esas tan negativas consecuencia a las que el sistema, según usted, nos aboca?
R. Lo primero que debemos hacer es preguntarnos por qué se está produciendo la concentración. Hoy la gente para vivir solamente tiene su capital humano, lo que antes se llamaba fuerza de trabajo. Si no te lo compra nadie, no tienes nada y encima lo tienes que ofertar en un mercado en el que tú no pones el precio, lo pone el sistema. Mientras ese capital humano no se sitúe en un punto central, y a partir de ahí haya unas leyes que lo protejan porque está en minoría, y se den reformas laborales en la línea totalmente contraria a las actuales, no hay nada que hacer. Si no le das la vuelta a eso podrás crear cierto empleo pera será empleo para trabajadores pobres que generará trabajadores más pobres todavía. Por otro lado, la otra forma de concentración viene originada desde el sector público porque sus fórmulas de recaudación van en contra de los trabajadores, porque son impuestos al consumo. Deberían cotizar la rentas altas y los impuestos de sociedades. Que graben los beneficios que están teniendo y ese dinero que recaudan las instituciones han de destinarlo a los más excluidos, rentas de garantías de ingresos, niveles de pensiones, niveles de desempleo, que queden cubiertos a un nivel más alto. No hay otra alternativa para hacer justicia social y redistribución.

P. Pero los gobernantes aseguran que eso ya se está aplicando.
R. Sí, que esas políticas existen sí, ya lo sé. ¿Pero a cuánta población cubre?, ¿Qué cantidad de dinero se da, por debajo de qué umbral de pobreza les siguen dejando a esas personas? y ¿se cubren la necesidades?. La respuesta es no. Y se demuestra fácil. Acabo de analizar los presupuestos del 2014 del Gobierno de Ínigo Urkullu para pasarles el informe a los grupos sociales. Y dispongo del cálculo que cuánto va a la renta de garantía de ingresos, que desde el Ejecutivo venden que ha subido. Va a bajar el 7% y además, sino tienes en cuenta a todos los demandantes, va a haber un porcentaje al que no se la vas a poder dar. El porcentaje respecto al Producto Interior Bruto, no llega al 0,5 %. Y recordemos, que en los años de bonanza, solo para las ONGS de ayuda al desarrollo se pedía el 0,7%, para los países más desfavorecidos, a todos nos viene a la memoria aquellas campañas, lo digo para que los lectores tengan referencia para comparar. Ahora lo que estamos dando a nuestra población en riesgo de pobreza y exclusión social no llega al 0,7% del PIB.

P. Ha lamentado en su intervención el mal reparto de trabajo. ¿Cómo perjudica a la sociedad?
R. El reparto actual de trabajo no nos permite implicarnos en la vida. Nos está haciendo perder el conocimiento y control y esto nos limita y nos roba recursos para defendernos. Pero así somos más fáciles de gestionar para los gobiernos.

El capitalismo ha llegado muy lejos y es una economía que va contra la vida, contra la vida de la Tierra, contra la vida de las especies (…). Desde que está gestionando nuestros tiempos, nos marca hasta cuándo nos tenemos que reproducir, nos condiciona todo nuestro proyecto de vida con sus tiempos impuestos. Incluso cuando nos expulsa del mercado, que se supone que tenemos todo el tiempo del mundo para gestionarlo, nos hunde en un sentimiento de culpa. No hay más que revisar las tasas de suicidios, la primera causa de mortandad traumática por encima de accidentes de tráfico y laborales desde hace tres años en Euskadi, cuatro en España, y todo esto está muy ligado a la crisis. Pero parece que nadie hasta el momento tiene el valor de decirle al Capital hasta aquí hemos llegado y este tipo de políticas imposibilitan un desarrollo democrático de país.

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