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2013/10/28

"Eskerrik asko ezker abertzaleari"

"En ningún momento de todo ese calvario dio el nombre de ninguno de sus compañeros y parece ser que mientras le pegaban y él se hacía responsable de todo lo que ellos querían, una sonrisa maliciosa hacía aparición en sus labios, algo que a los torturadores no hacía mucha gracia y volvían a ensañarse con él."

Diego Paredes Manotas Hermano de «Txiki»
Articulo publicado en GARA el 12 de octubre y "recuperado" del blog solidario http://amnistiapresos.blogspot.com.es/
 
El día 30 de julio de 1975 Txiki es detenido en Barcelona. Por esas fechas no se podía detener sin mandato judicial más de 72 horas, pero a Txiki, y contra toda legalidad, se le retiene cinco días en la comisaría central de Barcelona, donde se le torturó sin piedad y con especial ensañamiento por ser un extremeño militando en una organización independentista vasca. Según me pude enterar algún tiempo después, los policías y guardias civiles de lo social le golpearon por todo el cuerpo y le suspendieron de un potro con las manos atadas con cables de cobre, aparte de hacerle la bañera y ponerle electrodos. Esos torturadores profesionales solo se daban una hora de descanso y luego volvían a torturarle durante 23 horas seguidas turnándose entre ellos. En ningún momento de todo ese calvario dio el nombre de ninguno de sus compañeros y parece ser que mientras le pegaban y él se hacía responsable de todo lo que ellos querían, una sonrisa maliciosa hacía aparición en sus labios, algo que a los torturadores no hacía mucha gracia y volvían a ensañarse con él.

El 27 de septiembre de ese mismo año sería ejecutado por un pelotón de guardias civiles voluntarios que le dispararon a la altura del estómago y con tiempo de disparo a disparo para que sufriera más, pero Txiki engrandeció sus ideales, su persona y la de todos sus compañeros caídos. Murió cantando el Eusko Gudariak.

Y dejó escrito: «Gora Euskadi Askatuta! Aberria Ala Hil!».
Esto pasó y se acabó.
Doy las gracias a la izquierda abertzale y a la gente que de verdad sintió lo que pasó, cogieron su testigo y siguieron luchando de distintas formas por lo mismo que murieron Txiki y todos sus compañeros caídos a lo largo de estos años. Con todo lo que ello conlleva como detenciones, torturas, vejaciones de todo tipo, privación de libertad etc. simplemente por luchar por la paz.
Igual que hace 38 años, estamos igual, pero claro según ellos estamos en democracia. Y ahora hacen de presencia gente que está bien que vengan pero que durante décadas no han venido (y a la que tienen todo el derecho a asistir y más si tienen el beneplácito de algunos miembros de la familia), gente pertenecientes a diversos partidos que permitieron las razzias policiales de los últimos años en el homenaje ante la tumba de Txiki. Gente que gobernando no ha hecho nada por aclarar, detener y juzgar a los implicados en las torturas, juicio fantasma y asesinato de mi hermano. El relato que hago al principio de la carta es para que algunos de los presentes y no presentes ante la tumba de mi hermano se acuerden de lo que se les hace a los «terroristas» como Txiki y también decirles que muchas de aquellas personas que participaron siguen vivas, con buenos cargos y jugando al juego de la pseudodemocracia (al igual que vosotros) que ni son ni juzgadas ni condenadas. 

Personas que estuvieron ante la tumba de mi hermano (que en mi humilde opinión) con el tema de las víctimas del franquismo tienen que dar una imagen bonita delante de las cámaras y fotógrafos.
Doy las gracias a la izquierda abertzale porque durante 38 años ha estado en el homenaje que siempre, de una forma u otra, se ha hecho ese y otros días, y estos dos últimos años ha sabido estar a la altura de los acontecimientos que yo considero una provocación por parte de ciertos personajes (no todos) que allí se encontraban, lo mismo que me alegra gente que estaba entre ellos y acudieron porque lo sentían de verdad, a ellos también les doy las gracias. Dar las gracias a la izquierda abertzale porque mientras ellos estén, estoy convencido de que nuestros muertos, presos, exiliados y sus familiares (por lo menos en mi caso y otros muchos que conozco y sin necesidad de vender nuestra alma al diablo) nunca serán olvidados. Hay algunas personas que dicen que no se podía hablar (ellos sabrán por qué) pero los que de verdad no podemos hablar y decir todo lo que pensamos somos los de siempre. Y para muestra las últimas actuaciones policiales contra Herrira y la gente que salió a la calle para defender la causa por la que ese colectivo trabaja.
Por eso callaré muchas cosas de las que pienso porque no me fío de los «demócratas» que gobiernan Euskal Herria. «Eskerrik asko ezker abertzaleari».

2013/10/24

La historia oculta en España (Parte I)

"La actitud simuladora de los voceros del franquismo esta presente en esta historia que no puede cambiarse, pero si ocultarse o enmascararse que es el resultado actual. "

Ex-presos sociales victimas del franquismo-COPEL
La Haine 

Nota de las autoras: Hacemos un llamamiento a los presos y expresos que sufrieron condenas por estas dos leyes (Ley de Vagos y Peligrosidad Social), así como por torturas bien en cárceles, comisarias, psquiátricos, reformatorios, etc. a que se unan en la querella de las victimas del franquismo.Podeis contactar enviando un mail a: boletintokata@yahoo.es

 A la muerte del apodado Caudillo todo el mundo sabia que bajo su mandato personal en España las instituciones franquistas habían violado masivamente los derechos humanos. Es perverso suponer que en las cárceles de la dictadura de la ultima década había grandes sectores de prisioneros culpables y un pequeño sector inocente o justificable.

Este presupuesto seria antinatural porque no es histórico que las columnas franquistas (la Político­ Militar, Judicial, Policial y Carcelera) aplicaran garantías democráticas o de imparcialidad a los acusados por delitos comunes o subsidiados por necesidad, y fueran inclementes y depravados con los acusados por delitos ideológicos o de conciencia.

Para que se diera esta doble circunstancia contradictoria las instituciones franquistas necesitaban un doblamiento en el estado, un ministro de justicia dictador y otro todo. lo contrario, por ejemplo comparativo. Mas concretamente el apodado Caudillo no asesinaba ni torturaba a los pobres mientras que el Caudillo malo hacia todo lo contrario con quien profesara ideas propias en la practica. Visto así de simple por realista, sin entrar en casos específicos desconocidos de encarcelamientos franquistas, a los dos años de la muerte del apodado Caudillo se pronuncio la ley de Amnistía, que aparentemente dejaba España sin culpables, iniciándose un nuevo régimen, al menos bajo la mentalidad pacificadora vindicada por los promotores.

Esta mentalidad infalible la difunden por España y el mundo entero, que por su promoción publicitaria se hartan del éxito de tan falso merito por egocentrismo oportunista. Tanto es así que venden su propio crimen pretendiendo su exportación al mundo entero, el invento español que no es mas que una burda y grosera discriminación con las victimas del terrorismo de estado franquista. La trampa de la información explosiva enmudece a la oposición democrática, sobre todo en el interior de las cárceles efervescentes, invisibilizándola por introducción de la policía antidisturbios en los penales, donde la concentración de la disidencia democrática recibía palizas diarias por pasillos de vergajos, con la finalidad de que cambiaran de mentalidad los disidentes, que se sintieran culpables por el dolor físico en lugar de inocentes por el dolor moral, la servicia del amparo, para que esa disidencia enmascarada no pudiera alterar el proyecto universal victorioso e imperioso de la existencia de culpables, otros culpables, falsos culpables, obligatoriamente los mas débiles que son los pobres y excluidos.

El franquismo les había partido la vida, que troceo el borbonismo, ambos anulando su porvenir. En el mejor de los casos, para el falso humanista, esa caterva eran los sospechosos, la inseguridad, irrevisables sus causas, irredentos en la confianza, los presuntos culpables, tesis muy cercana a la coartada de la seguridad de los poderes ejecutivos y resolutivos franquistas mantenidos en ministerios y tribunales. El enorme poder no revisado del franquismo considero provecto el tumulto por los derechos humanos, asomado por el grito en las prisiones, extirpado con ese viscoso regocijo en el que retoza el desalmado por su ofensa a las victimas. La enorme calumnia huracanó en la maledicencia del aire pútrido desde las entrañas del olor de la España borbónica, algo tan hueco como la oligofrenia institucional, sufriendo la justicia y la historia una gran derrota.

La obra infame consolidada del apodado Caudillo de persecución a los pobres fue asumida y administrada por el borbonismo político y sus aparatos de publicidad diaria. Pero aquí no se discute la ex-carcelación de los presos ideológicos o de conciencia, se acusa al borbonismo de condonar todos los delitos de las columnas franquistas y no aplicar la igualdad con las victimas de ese terrorismo. Es un deshonor administrar el crimen masivo para que este no cese, para que escale por los tiempos, para que hoy encontremos esas convulsiones. El abuso de las gentes desinformadas es también la tiranía, pero una tiranía mas impune por la ausencia de mecanismos de formación psicológica da las victimas que no pudieron oponerse a las dictadores borbónicos.

La actitud simuladora de los voceros del franquismo esta presente en esta historia que no puede cambiarse, pero si ocultarse o enmascararse que es el resultado actual. No es nada fácil oponerse racionalmente, incluso documentalmente, a tan enorme crimen, pero mientras pueda articularse con coherencia una oposición, a ese régimen vejatorio le cuestionamos el falso éxito por el que se ha proclamado el borbonismo. La lucha antifranquista sigue siendo necesaria.

2013/10/16

Rumbos de la protesta

"Los estados nacionales no pueden ser ya gobernadas por medio del capitalismo, ni siquiera en la forma de capitalismo de Estado que se adopta cada vez más"
 
Gustavo Esteva    
La Jornada

La criminalización de la protesta social se extiende rápidamente en el mundo entero.

Los modos y maneras son tan similares que es difícil resistir la tentación de imaginar una conspiración o por lo menos una concertación precisa entre los gobiernos. Se usan realmente las mismas tácticas, los mismos dispositivos. En todas partes aparecen los infiltrados que provocan la violencia. En todas partes se dan los ejercicios de violencia brutal y sin sentido de policías uniformados o vestidos de civil que son ampliamente exhibidos en los medios. En todas partes se realizan detenciones arbitrarias de dirigentes o periodistas o simples paseantes…

Sin embargo, no hace falta esa hipótesis para explicar la convergencia de los gobiernos en esas acciones represivas… si adoptamos, en cambio, otra que parece tener mejor sustento. Es cierto que los gobiernos intercambian información y aprenden unos de otros. Es cierto que se confabulan en grupos para adoptar políticas semejantes. Lo que uniforma sus reacciones, empero, es sobre todo la reacción instintiva de todos ellos ante la ola de pánico que los invade.

El pánico tiene dos fuentes muy específicas. Ante todo, los gobiernos tienen creciente conciencia de que han perdido legitimidad y poder político. Su capacidad de gestión política y su competencia administrativa están abiertamente en entredicho. La gente sabe ya que no expresan la voluntad general. El lema de Wall Street empieza a ser convicción universal: sólo representan al uno por ciento. Los gobiernos, por tanto, perdieron capacidad de conducción. Sólo les queda la policía, la intimidación, la arbitrariedad, para ser obedecidos… y el pánico aumenta cuando ni siquiera así lo consiguen.

El pánico tiene también otra fuente. Más allá de sus inclinaciones ses­gadas, sus compromisos y sus incompetencias, los gobiernos, todos los gobiernos, enfrentan la imposibilidad real de atender las exigencias populares, que son cada vez más básicas. No tienen con qué. Saben de alguna manera, así sea con una vaga incomodidad, que el régimen en que estamos no da ya más de sí…

Hace años nos lo anticipó Teodor Shanin. "Vemos ya el fin del capitalismo real, en un sentido muy concreto. Algunos todavía creen encontrar en el capitalismo una alternativa. Pronto se desilusionarán."

El capital ya no puede gobernar un país. El Estado nacional era el espacio ideal para el capitalismo, para que en él pudiera ejercer su imperio por medio de sus administradores estatales, a quienes se otorgaba cierta capacidad de gestión y de autonomía relativa, para procesar los conflictos, mantener la estabilidad social y proteger al capital de sus propios excesos. Pero la propia fuerza del capital, su trasnacionalización, lo han privado de su espacio natural de existencia, de la arena en que podía regir. Las sociedades reales, que todavía tienen la forma de estados nacionales, no pueden ser ya gobernadas por medio del capitalismo, ni siquiera en la forma de capitalismo de Estado que se adopta cada vez más.

Esto no constituye en sí una buena noticia, porque en vez del régimen dominante se ha estado preparando otro mucho peor. No se abandona la explotación, pero aumenta el despojo abierto y directo, el que caracterizó más bien al precapitalismo, la acumulación originaria. Y se desvanece la fachada democrática para montar el ejercicio autoritario en el miedo al desorden y el caos que cunde cada vez más entre la gente, cuando la protesta social se generaliza.

Lo que hemos visto en este periodo en México no es la restauración del viejo PRI y ni siquiera el estilo Atenco de gobernar. Como todos los demás gobiernos, el de Peña ha aprendido a ignorar a la gente, no importa la magnitud de la protesta callejera o la persistencia de los inconformes. Lo saben bien los electricistas o los empleados de Mexicana. Lo acaban de aprender los maestros.

Si el punto de partida del pánico y de estas reacciones feroces de los gobiernos es la iniciativa de la gente, de quienes ya están hartos de ellos y luchan más que por sus derechos por la supervivencia, parece llegado el tiempo de que cambien el sentido de su lucha.

No se trata de que abandonen la defensa de sus territorios o de sus derechos: la resistencia debe continuar, por todos los medios al alcance. Pero la forma de llevar adelante la resistencia, en las condiciones reales que hoy enfrentamos, es traer la lucha a nuestro propio terreno, concentrarla en la reorganización de la sociedad desde abajo y buscar una articulación eficaz de las amplias coaliciones de descontentos que se han estado formando.

2013/10/15

Las adicciones

"En los últimos años se ha llegado en los ciudadanos descabalgados de toda justicia social a protagonizar un constante menosprecio de los llamados «rojos», que tratan de redimirlos."

Antonio Alvarez-Solís, periodista
NAIZ.info


Hablo con persona muy impuesta en todo lo que significa algún tipo de perturbación psicológica acerca de las adicciones o dependencias que impiden al individuo un razonable comportamiento o un discurso equilibrado. Vulgarmente se acepta como adicción lo que se refiere al consumo de drogas, ya sean naturales o de diseño, con las que se persigue una liberación respecto a la normalidad, que tantas veces es adusta y desagradable.

Crear una realidad virtual que nos aleje de la realidad habitual que nos atosiga es ambición muy extendida en el mundo actual, que está profundamente deteriorado por carencia de puntos de fijación –los manoseados valores– ya sean morales o sociales. Es decir, casi siempre que alguien se refiere a la drogadicción y sus adicciones limita su reflexión a aquellos consumos que alteran gravemente la fisiología y producen patologías muy graves. Pero hay otro tipo de adicciones asimismo muy enajenantes que rebasan el impacto individual hasta generar alteraciones masivas en la convivencia. Por ejemplo determinadas adicciones políticas que producen en el afectado una adhesión ideológica perfecta-mente irracional dado el status del drogado.

Tomemos como referencia de lo que digo la inclinación a la derecha por parte de muchos trabajadores. Los expertos en ciencia política conocen esta adicción bajo el nombre de alienación. Marx creía, para resumir de urgencia, que el capitalismo generaba una alienación que ofuscaba la razón individual hasta el punto de que el trabajador que contraía la «dolencia» llegaba a cavar su propia sepultura social. Era un trabajador que dependía de un consumo de ideas que le liberaba de verse así mismo tal como miserablemente existía.

Pienso que desde Marx a nuestros días este tipo de afección no sólo no ha desaparecido sino que se ha agravado con un ritmo exponencial. El trabajador actual, que ha perdido la práctica de la dialéctica, tiende a permanece drogado por sus explotadores las veinticuatro horas del día. La droga que ingiere cotidianamente es lo que denominamos Sistema, una droga a la que se puede calificar de diseño.

El capitalismo opera como un dogma, esto es, se ha instalado en una credibilidad acrítica merced al brillo que muestra su elevado escenario social y a la oferta fácil de sus dos principales productos, uno individual; el otro, colectivo. El individual sostiene que el triunfo es únicamente fruto del propio esfuerzo. El colectivo asegura que sólo en el seno del Sistema se genera la energía que abastece de riqueza a las sociedades. Es más, como todos esos dogmas que atraen con su fulgor, el capitalismo siempre se muestra como un fruto maduro en si mismo y rehuye la explicación de su proceso histórico. Según sus creyentes no hay un proceso inhumano del capitalismo sino  un puro acontecimiento de parto con las lógicas e inevitables molestias del hecho. Más aún: se ha expandido la sospecha de que los individuos condenados a tirar del vehículo capitalista no son víctimas sino gente con una dimensión intelectual naturalmente escasa o gente que no ha querido arriesgar mayor esfuerzo en la contienda social. Este discurso suele redimir al capitalismo de su sustancia moral explotadora, que es negada siempre a cal y canto.

El capitalismo es, por todo lo que acabamos de indicar, profundamente adictivo. La adhesión al mismo dimana de su consumo masivo durante una larga serie de años, en torno a los dos siglos y medio, durante los cuales se ha perfeccionado hasta el fascismo. Una parte sustancial de los trabajadores ha decidido consumir capitalismo acuciados por una sensación de irremediabilidad y de liberación de todo esfuerzo crítico. En el marco del consumismo desaforado que nos destroza, el consumo ideológico de capitalismo es quizá el más importante.

Para muchos trabajadores el capitalismo encierra una evidente comodidad intelectual y por ello, todo lo más, se limitan a reclamar de sus dirigentes una serie de mejoras epidérmicas del Sistema. Algo así como un tratamiento temporal de sus excesos. En consecuencia, sus protestas suelen ser limitadas en el tiempo y el espacio. De acuerdo con este panorama, los narcotraficantes del capitalismo convierten esos excesos suyos en un trastorno puramente limitado del Sistema y en consonancia con esta postura disponen sus medidas correctoras, a las que con tono doliente califican de audaces y transparentes. Todavía más, ante este clamor de los trabajadores incluso proceden, si el murmullo de la queja es ya muy audible, a la sanción de los infractores del orden capitalista. Con ello la calle suele retornarles su confianza y la máquina sigue funcionando.

Las adicciones de este carácter colectivo se parecen a las adicciones individuales en que producen una gratificación anestesiante. Incluso refuerzan en el fondo de la sociedad maltratada un orgullo bastante intenso de pertenecer a un colectivo brillante y eficaz. Como sucede a los drogadictos, los trabajadores sumidos en el capitalismo y muy afectados ya por la impotencia correspondiente, no se detienen ante el espejo para juzgarse a si mismos.

En los últimos años se ha llegado en los ciudadanos descabalgados de toda justicia social a protagonizar un constante menosprecio de los llamados «rojos», que tratan de redimirlos. Es obvio que en el adormecimiento de la sociedad ha jugado un papel decisivo una espesa capa formada por políticos mecánicos, por educadores y enseñantes sin capacidad alguna de pensamiento, por conglomerados de la información, por prebostes de las distintas iglesias, por divinizados conductores de las nuevas tecnologías, por colectivos de la ciencia contaminada por el dinero, por deportistas reducidos a mercancía de lujo y por todos aquellos que, con renuncia de la libertad y de la democracia, se han acomodado en el seno caliente que ha fabricado el Sistema. El resultado es una sociedad beocia y con una triste entrega a quienes proceden al abuso perverso de las mejores dimensiones humanas.

Pero de ahí va a surgir el remedio a tan lamentable periodo histórico. Como en la historia de todos los drogadictos hay una hora en que el alienado entrevé su propia vida destruída. Y hay que aprovechar esa hora antes de que el intoxicado regrese a su antro interno.

Situados ya ante esa oportunidad conviene cavilar sobre el papel que han de jugar las vanguardias que reclaman un renovación total de la sociedad. El Sistema trata de deteriorar constantemente y con toda energía la imagen de las vanguardias presentándolas como un sector político de alumbrados que está elaborando su propio mercadillo. Los alienados también arrojan leña a esa hoguera. Pero existe una evidencia histórica a la que hay que entregarse con todos los riesgos imaginados: sin vanguardias no hay revolución y se convierte en imposible la edificación de lo «otro».

Los vascos saben con certezas repletas de dolor –y escribo desde la proximidad para huir de las abstracciones– cómo el Sistema ha movilizado todos los medios de coacción, engaño y destrucción de esas vanguardias. De ellas se ha predicado la marginalidad, la absurda egolatría, los excesos radicales, la ausencia de visión respecto a la realidad. La habilitación masiva del concepto de terrorismo tiene evidentemente este propósito de aniquilación de las vanguardias. Pero las vanguardias empiezan a tejer otra vez su tela para continuar la vida en sus mejores dimensiones de nobleza moral y libertad.

Porque eso sólo está al alcance de los revolucionarios.

2013/10/11

12 de octubre: La fiesta del crimen, la sangre y el expolio-

"...cientos de pueblos masacrados por las multinacionales del petróleo, la madera y el gas, algunas de capital y procedencia española, siguen llevando a cabo el expolio que comenzó en 1.942, con la llegada de Colón y el inicio del encubrimiento de América, que ha significado el mayor genocidio de la historia."

Francisco González Tejera
Boltxe.info 


El “día de la raza” de los fascistas españoles se sigue celebrando para vergüenza de los pueblos del mundo. El 12 de octubre la desprestigiada y en gran parte imputada por corrupción casta política española, junto a militares, policías, tricornios, curas, monjas, damas de peineta, toreros, empresarios “agradecidos” que pagan en sobres y torturadores buscados por la justicia internacional, celebran su particular fiesta del genocidio, de la muerte de millones de indígenas en sus particulares “conquistas” de la cruz, la sangre inocente y la espada.

Se afanan orgullosos, engalanados de medallas y banderas patrias en destacar el imperialismo español, la dominación, la esclavitud, el asesinato, el racismo, las torturas, los crímenes, las violaciones a mujeres, a niños/as, el robo de tierras, de recursos naturales, de oro, plata y diamantes, para que los inmundos reyes los emplearan en sus vicios y asquerosas corruptelas.

Empresas multinacionales españolas siguen destrozando la vida de miles de pueblos originarios, arrasando el medioambiente, expoliando, asesinando, homogeneizando culturas, explotando a mujeres y hombres a través de la esclavitud capitalista.

En los tiempos actuales la mafia criminal del Fondo Monetario Internacional junto a otras organizaciones altamente delictivas como la Unión Europea, los bancos y otras rapiñas, siguen saqueando respaldados por gobiernos títeres al viejo continente americano.

En su momento promovieron dictaduras asesinas a través de golpes de estado con cientos de miles de personas desaparecidas, financiadas por los Estados Unidos con el beneplácito y complicidad manifiesta de la Iglesia Católica.

Han institucionalizado el robo precarizando el empleo, los derechos sociales y la miseria mientras celebran cada año el 12 de octubre, la conmemoración del holocausto es y será la mayor humillación sobre los pueblos de la antigua Abya Yala (América antes de Colón), la tierra mágica que acogió a miles de etnias que cruzaron el estrecho de Bering desde Asia o vinieron, según recientes teorías, navegando desde la Polinesia.

Afortunadamente han surgido revoluciones armadas y democráticas que han logrado parar los pies de esta mafia organizada, aunque todavía queda mucho por hacer para expulsarlos definitivamente.

Las empresas transnacionales siguen controlando el comercio mundial, superando en su capacidad económica a muchos países, siendo las responsables del proceso de globalización neoliberal, del actual modelo económico basado en el sometimiento, en el control de los escasos derechos sociales de los pueblos, matando de hambre a millones de seres humanos en todo el planeta, generando guerras imperialistas, asesinando, bombardeando a quien no entra por el aro de sus postulados criminales.

Los pueblos indígenas americanos siguen sufriendo las malas prácticas de estas empresas, que recurren a todo tipo de medidas represivas para expulsarlos de sus tierras ancestrales, invadiendo, destruyendo sus territorios, asesinando a comunidades enteras, hombres, mujeres y niños/as víctimas de la codicia ilimitada del gran capital.

Etnias como los huitoto, los siona, los inga, los kofán, los sáliba, los nukad en Colombia; los yuki y los yurakaré en Bolivia; los yanomami en la amazonia venezolana y brasileña; los wichi, los toba en el Gran Chaco argentino o paraguayo; los qeqchis, los qanjoba, los kiches, los kakchikeles en Guatemala, junto a cientos de pueblos masacrados por las multinacionales del petróleo, la madera y el gas, algunas de capital y procedencia española, siguen llevando a cabo el expolio que comenzó en 1.942, con la llegada de Colón y el inicio del encubrimiento de América, que ha significado el mayor genocidio de la historia.

El 12 de octubre y su celebración huele a muerte de indígenas, a desolación, a crímenes, a torturas salvajes, a violaciones de los más elementales derechos humanos, a la destrucción de selvas enteras, a esclavitud, a reyes corruptos, a políticos palanganeros de un régimen que somete a su pueblo en la actualidad a la peor de las miserias, al desempleo masivo, al hambre, que oculta y protege a los mayores torturadores vivos del franquismo, negándose a entregarlos a la justicia argentina para que sean juzgados por sus aberraciones criminales.

La conmemoración de cualquier genocidio degrada a todo gobierno, estado o pueblo que lo celebre, aunque lo disfracen de encuentro de dos mundos, de hermanamiento, de fraterno aniversario. La sangre que sale de las baldosas de la historia los delata, los condena a llevar para siempre, por los siglos de los siglos, el estigma de criminales de lesa humanidad.

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