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2014/06/23

Non duzue 'Naparra'? Itzuli!

"¿Acaso tendremos que esperar otros 34 años para que el cuerpo de Joxe Miel aparezca ahí donde lo enterraron? ¿Serán mis nietos los que sean testigos de ello, tal y como está sucediendo ahora con los masacrados por el franquismo? ¿Tendrán que ser instancias judiciales de otros estados los que tengan que tomar la responsabilidad para que ello suceda para sonrojo de los estados español y francés?"

Eneko Etxeberria Alvarez 

EL pasado 11 de junio se cumplían 34 años desde la última vez que fue visto en Ziburu (Lapurdi) mi hermano José Miguel Etxeberria Alvarez, Naparra o Bakunin. El Batallón Vasco Español reivindicó su secuestro y muerte. Hasta ahora no ha aparecido su cuerpo.

En primer lugar, se denunció su desaparición ante la justicia francesa. El exiguo recorrido de la investigación llevada a cabo por las autoridades del Estado francés finalizó con el archivo de la causa en febrero de 1982.

En octubre de 1999, mi familia decidió denunciar el caso ante la Audiencia Nacional española y la querella fue admitida a trámite aceptando su competencia para investigar sobre la desaparición de mi hermano. Pero, cuando empezó la instrucción, nos encontramos con una nula voluntad de llegar a conocer qué sucedió en junio de 1980. En marzo de 2004, el juez de instrucción Ismael Moreno dictó auto de sobreseimiento provisional y archivo de la causa, negando incluso en sus conclusiones que hubiese habido hecho delictivo en su desaparición y menos aún de origen terrorista. En octubre de 2004, fue rechazado también el recurso de apelación que interpusimos (la presidenta del tribunal de apelación fue la jueza Ángela Murillo).

Nuestro aita Patxiku nos dejó en 2006 sin haber podido llegar a recuperar a su hijo. Esto mismo nos dio -en especial a Celes, nuestra ama- si puede incluso más fuerzas para seguir adelante, con el calor, apoyo y empuje de tanta gente de nuestro alrededor.

Y así nos plantamos en 2013. Del 23 al 30 de septiembre, Jazminka Dzumhur y Ariel Dulitzky, dos de los miembros del Grupo de Trabajo para las Desapariciones Forzosas o Involuntarias de la ONU, visitaron el Estado español. El objetivo de la visita era comprobar las iniciativas llevadas adelante por el Estado en esta materia, pero especialmente en lo referente a la justicia, la verdad, la reparación y la memoria de las víctimas de desapariciones forzadas. Todo ello porque la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas es vinculante también para el Estado español, y este debe cumplir con las obligaciones que de la misma se desprenden.

¿Tendremos que esperar otros 34 años para que el cuerpo de Joxe Miel aparezca ahí donde lo enterraron? ¿Serán mis nietos los testigos de ello, tal y como está sucediendo ahora con los masacrados por el franquismo?

Fue Dulitzky quien, junto a su asistente, viajó hasta Gasteiz para reunirse con varias asociaciones y víctimas de desapariciones forzosas. En ese encuentro estuvimos presentes y pudimos exponerle y darle a conocer el caso de Joxe Miel. Basándose en un informe preliminar que le fue entregado y viendo que se ajustaba a la definición, el Grupo de Trabajo nos animó a presentar una demanda individual y así lo hicimos, con el apoyo de la Fundación Egiari Zor, haciéndolo oficialmente ante el Grupo de Trabajo durante la 25 Sesión del Consejo de Derechos Humanos, celebrada en marzo de 2014 en Ginebra.

En estos momentos, pues, nos encontramos con el último recurso ante una desaparición forzosa. No únicamente el reconocimiento, sino la reprimenda al Estado por no hacer nada ni por evitarlo, ni por reconocerlo después. No es pues un mecanismo de reparación, sino un mecanismo que reconoce que, en esta cuestión, nada se ha hecho bien.

Si bien la demanda individual de Joxe Miel tendrá su propio recorrido, el informe definitivo de conclusiones del Grupo de Trabajo será presentado ante el Consejo de Derechos Humanos este próximo mes septiembre.

Cuando mi hermano Joxe Miel desapareció, contaba con 22 años. Yo era un adolescente a punto de cumplir los 17. Haciendo simples cálculos, dos terceras partes de mi vida las he pasado pensando en qué es lo que tuvo que pasar en manos de sus secuestradores -recordemos el caso de Joxi y Josean- en una continua pelea para que su figura no cayera en el olvido e intentando que se hiciese la luz sobre estos hechos. Se dice pronto, doce mil cuatrocientos dieciocho días, bisiestos inclusive.

¿Acaso tendremos que esperar otros 34 años para que el cuerpo de Joxe Miel aparezca ahí donde lo enterraron? ¿Serán mis nietos los que sean testigos de ello, tal y como está sucediendo ahora con los masacrados por el franquismo? ¿Tendrán que ser instancias judiciales de otros estados los que tengan que tomar la responsabilidad para que ello suceda para sonrojo de los estados español y francés?

Tras un periplo judicial en el que han sido cerradas una y otra vez las puertas a una investigación seria, veraz, efectiva, de cara no solo a conocer lo que ocurrió sino, y más importante tras tantos años, dónde está el cuerpo, y en fechas donde se criminaliza hasta el derecho a recordar a los seres queridos, reclamamos eso mismo por lo que el Grupo de Trabajo opinó que el Estado español era un lugar que debían visitar: el derecho a la justicia, a la verdad, a la reparación, y a la memoria. Eso es lo que demanda nuestra sociedad para construir un escenario de paz justa y digna.

Non duzue Naparra? Itzuli!* En nombre de la familia de 'Naparra'

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