"...en
la parte vascófona de Vasconia ha existido tradicionalmente una clara
división entre una mayoría campesina de habla vasca (navarrus llegó a
significar tanto «campesino» como «vascohablante») y una minoría
privilegiada que se expresaba en romance, al menos en sus actividades
públicas. La opción por el castellano y a menudo el olvido del vascuence
fueron durante siglos inexcusables vehículos de ascenso social en el
país."
http://euskalherriasozialista.blogspot.com.es/
Die Arbeiter haben kein Vaterland.
KA1U. MARX y FRIEDRICH ENGELS, 1848.
Und die patriotischen Schreier werden ihnen zum Trost sagen, dafl das Kapital kein Vaterland hat und dafi der Arbeitslohn geregelt ist durch das unpatriotische internationale Gesetz der Nacbfrage und Zufuhr.
KARL MARX, 1870
KA1U. MARX y FRIEDRICH ENGELS, 1848.
Und die patriotischen Schreier werden ihnen zum Trost sagen, dafl das Kapital kein Vaterland hat und dafi der Arbeitslohn geregelt ist durch das unpatriotische internationale Gesetz der Nacbfrage und Zufuhr.
KARL MARX, 1870
Todo conflicto lingüístico lleva implícito también un conflicto social. No se puede ser tan ingenuo como para no caer en la cuenta de que las luchas puramente culturales suelen ser muy minoritarias y no se convierten en movimientos masas hasta que se entremezclan con proyectos de transformación (o de conservación) social. Las lenguas son elementos ideológicos, efecto de las relaciones de poder. Las clases más bajas son en general más resistentes a las innovaciones lingüísticas. A menudo son las únicas que conservan la lengua primitiva de un territorio. También en general en todas las «civilizaciones» (en el sentido etimológico, de civitas, «ciudad»), existe una conciencia de que las poblaciones rurales se han mantenidó más fieles al legado de los antepasados. Todavía en el siglo XIV, a más de setecientos años de la Hégira, el genial Wali al-Din 'Abd Arrahman ibn Khaldun (1332-1406) denominaba árabes sólo a los beduinos. Y hasta el fin del Imperio Otomano sólo los nómadas se denominaban türk. Aplicar tal epíteto a los nobles de Estambul habría sido un insulto.
En Lituania ha
existido siempre una minoría de lengua polaca, que funcionaba como
elite dirigente. Por lo tanto, la diferencia entre lituanos y polacos no
era en un principio «étnica» sino de clase. «Gente Lithuanus, natione
Polonus», era la expresión al uso. En estonio, en el siglo xix se
empleaba la misma palabra (saks) para «noble» y para «alemán». Los
ministros locales y los clérigos tendían a interpretar esa palabra con
el segundo sentido, cuando entre los campesinos el principal era el
primero. Los estoniohablantes hasta 1860 se autodenominaban sin más maarahvas,
«gentes del campo». Prácticamente hasta 1859, esto es, hasta que se
realizó la unión de dos de los tres principados de habla rumana,
Valaquia y Moldavia, ruman tuvo tres sentidos: político (habitante de
Valaquia), nacional (incluyendo también a moldavos y transilvanos) y
social (siervo de la gleba). Y hasta 1861 no consiguen los rumanos del
tercer principado, Transilvania, la igualdad con las tres «naciones» de
la Dieta (húngaros, sajones y szeklers o sículos). Cuando el obispo
uniata Ion Inochentie Micu, en la Dieta de Transilvania, osa en 1737
hablar de nación valaca se le responde que los valacos no son una natio
sino sólo una plebs. Esta palmaria identidad entre nacionalidad y
condición social puede aplicarse también a la relación que mantenían los
terratenientes polacos, alemanes y húngaros de una parte y los
campesinos ucranianos, bielorrusos, letones y eslovacos de otra. El
lector avezado ya habrá advertido que esta división jerárquica se
corresponde exactamente con la división que Engels, estableció entre
«naciones históricas» y «pueblos sin historia».