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2008/08/04

CARTA DE UN JOVEN MARROQUI DE DONOSTIA




"... LOS GUARDIAS CIVILES ME DEJARON TIRADO; LOS GITANOS ME PREGUNTARON SI QUERIA TOMAR UN CAFE Y ME DIERON 20 EUROS. PUDE COGER EL AUTOBUS Y LLAGAR A JAEN.."

Gara.
Testimonio de Mohamed
Con 8 años me despacharon de casa. Me busqué la vida y no encontré nada. Limpiaba zapatos en la calle; me pegaban, me tiraban cosas encima... No me gustaba, pero si no trabajas no comes. Pensé trabajar en una obra. No pudo ser. Te encuentras sucio, te duchas muy de vez en cuando... Viví en la calle hasta los 12 años, y decidí que no iba a quedarme así. Cogí el tren hasta Titouan. Allí, dormí en la estación y limpié zapatos para conseguir dinero. Luego me fui a Tánger en autobús y trabajé limpiando playas.

Salí de mi país a los 15 años. Siempre veía a gente encima de camiones, también detrás, abajo... En el puerto de Tánger vi a una persona con la cabeza aplastada. Cuando intenté marcharme por primera vez de mi país, lo hice debajo de un camión de chatarra, encima de bombonas y cables. Paramos en un control, y me llevaron a comisaría junto a otro chico que pagó mucha pasta para subirse al camión.

Recuerdo que cuando intenté dejar Marruecos por segunda vez llovía y yo estaba mojado y congelado. Pasé dos horas debajo de un camión en marcha, y días en el puerto. Cuando paramos en una gasolinera, salté; no podía ni andar, me dolía todo el cuerpo. Una persona me miró, pero no dijo nada; y yo escapé, me escondí en un parque, entre árboles; luego entré en una casa abandonada a buscar comida. Llevaba una ropa encima de otra; una de ellas estaba empapada y me la quité. Estaba en medio de un campo cuando me topé primero con unos guardias civiles y luego con unos gitanos que iban en coche. Los guardias me dejaron tirado; los gitanos me preguntaron si quería tomar un café y me dieron 20 euros. Pude coger el autobús y llegar a Jaén. Allí, pasé años en un centro de menores, hasta que me dieron dinero y me echaron. Estuve en Madrid, también en Francia, y una noche fría de invierno llegué a Donostia.

No me esperaba que esto fuera así; en Marruecos veía que los extranjeros tenían casas, garajes... Sin embargo, gente que viene aquí con algo se encuentra sin nada. Vive en la calle, porque no encuentra nada, no hay nada. Hay una Ley de Extranjería que no nos deja trabajar. Además, hay gente que, aunque haya conseguido documentación, se encuentra en la calle. Me parece que es porque se les cambia la vida: chicas, alcohol... y también porque están solos, no tienen a nadie para hablar.

En mi caso, aunque sufra racismo, hay gente que se porta bien: por ejemplo, el trabajador social Carlos, que incluso se metió en problemas para ayudarme, o aquella mujer que me dio dinero en la estación de Iruñea al verme tiritar. Cuando estaba mal, muchas personas hablaron conmigo y me dijeron que me iban a ayudar a salir, que si continuaba así acabaría en la cárcel o muerto en cualquier rincón.
Salí de Marruecos porque pensé que allí nunca mejoraría y que conseguiría papeles aquí. Ahora vivo en un centro de acogida para jóvenes extranjeros, sin documentación y, además, con una orden de expulsión en mi contra. Pero siempre con la esperanza de lograr los papeles y mejorar.

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