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Hoy se inaugura la plaza Zabalburu. Ante la barbaridad urbanística acontecida conviene recapitular lo sucedido. Esta plaza de apariencia circular estaba monumentalizada en su centro por una grande y bellísima fuente surtidor también circular de 20 metros de diámetro y con iluminación cambiante construida en 1967. Su inauguración fue un gran acontecimiento social por su novedad y contemporaneidad como elemento de ornato publico. Focalizaba de modo atractivo las visuales de las seis calles que concurren en la misma, a la vez que formalmente como rotonda facilitaba y permitía todos los movimientos circulatorios giratorios en la plaza; incluso volver a la autopista a los que entraban erróneamente en Bilbao. En su subsuelo se ha construido un necesario aparcamiento para 711 vehículos.
En este proyecto, una vez más se ha cometido un inaceptable y gigantesco fraude social. Se engaña premeditadamente al vecindario, inicialmente con la promesa, luego expectativa y finalmente dictatorial decisión del concejal de Obras y Servicios José Luís Sabas (PNV) de eliminar la fuente luminosa. Su habitual actitud chulesca, que una vez más se reiteró en el Centro de Distrito cuando el vecindario acudía a conocer detalles de su reposición, es propia de un hipócrita tirano. La fuente era un hito además de simbólico, estética y públicamente muy apreciado. Fue desmantelada en 2004 con la expectativa de su reposición después de las obras. En el PGOU de Bilbao, estaba catalogada como Elemento Protegido de nivel A, el máximo, pero como otros tantos elementos monumentales han sido manipulados por intereses comerciales con el beneplácito de la Comisión del Patrimonio municipal, un sanedrín, en su mayoría, de obedientes funcionarios y en demasiadas ocasiones presidida por quien propone la barbaridad.
La plaza, su concepción de circularidad, enfatizada por la fuente ha sido rotundamente deformada y sustituida por una intersección de carriles e isletas que ocasiona más atascos que antes. En las aceras de mayor longitud, junto a los frentes más edificados, sus dos bordes se han camuflado de paraje boscoso plantando 77 árboles para aislarse del conflicto circulatorio, poder situar unos bancos y unos chorritos de agua coloreada como nostalgia de la fuente destruida. En su lado sur, el más amplio, se ha instalado una zona de juegos infantiles. Asimismo, se han colocado ocho columnas de metal fibra de vidrio de 15 metros de altura y aspecto tonco-arbóreo polifuncionales ya que además de iluminar la zona su estructura cambia de color. Proyectadas por el diseñador Mario Nanni y presentadas como un hito “escultórico-arquitectónico”, el capricho tiene un altísimo coste, 521.091 € y nada se ha dicho de su garantía de funcionamiento o si es un adorno a la moda para una temporada.
Considerando que el diámetro de la fuente con su parterre perimetral era de 30 metros, la acera de 7,5 m. y el espacio libre de calzada de 25, manteniéndola en su lógica posición central y aún dotando a la calzada de cuatro concéntricos circulares anchos carriles de 4,5 m., es decir un total de 18 m. hubiese quedado una acera en los lados cóncavos, los más transitados, de 14,5 metros diáfanos, frente a los actuales 7,75 más los senderos entre parterres. Había espacio suficiente conservando una superficie peatonal semejante a la actual 28.000 m2. para haber repuesto la fuente. Las razones de esta absurda desfiguración urbanística no son difíciles de encontrar.
Plaza Jado
Plaza Jado
Otro disparate que conviene recordar. Este espacio triangular surge, lo mismo que la de Eguillor como un hábil recurso compositivo en el Proyecto de Ensanche de la Villa de Bilbao de 1876. La plaza tuvo un recinto central a modo de isla triangular de unos 25 metros de lado separada de las aceras perimetrales de 5 m. por unas calzadas. En dicho centro poseía un pequeño y recogido núcleo asimismo triangular, accesible mediante tres peldaños, limitado por unos bancos de piedra y herrería que reforzaba la geometría del espacio total y a pesar de su sencillez embellecía y monumentalizaba la plaza sin necesidad de esculturas. Complementaban dicho recinto unas hileras de árboles. Es preciso resaltar la excelente arquitectura que bordea la plaza, edificios en diversos estilos todos ellos catalogados en los niveles más altos, excepto el Banco de Santander una díscola construcción.
Bajo la plaza se ha construido un aparcamiento subterráneo y en la reconstrucción de su superficie en lugar de intentar como en la plaza Eguillor una reposición formal de sus elementos identificadores se optó, en el proyecto conocido, por colocar un árbol singular en su centro. Se ha repetido el desorden formal del mobiliario urbano como en la Plaza Campuzano, la contemporaneidad del ascensor del aparcamiento y las papeleras frente al anacronismo de farolas y bancos. Este nuevo fraude municipal de Obras y Servicios ha consistido en imponer una exagerada y descontextualizada fuente de mármol blanco de traza triangular curvilínea con un extraño y recargado fuste y tres leones en su vaso. La aparición de los leones probablemente sea un intento de hermanamiento animal, o familiarización de la bestialidad, con los dos dragones dorados de la entrada del inmediato restaurante chino.
El Ensanche de Bilbao, la belleza de su trazado, el sentido de sus plazas, la singularidad y calidad de su arquitectura se han visto ridiculizadas por esta mofa escultórica propia de ciudades frívolas e incultas y banales. Esta vulgaridad ornamental es una trasgresión, una obscenidad espacial que ofende a la urbanidad e irrespetuosa con la historia de la villa. Tan esperpéntico espectáculo, exige una contundente denuncia y debe conocerse quien es el responsable de esta horterización que demuestra una preocupante carencia de conciencia estética del espacio público. Ya no es cuestión de pareceres, es una nueva prueba de incultura urbana, de no entender el magnifico entorno existente que queda ridiculizado con este monigote.
A la vista de del desastre se optó por inaugurarla el sábado 22 de diciembre cuando la población estaba distraída en compras navideñas y sin previo aviso para evitar protestas. La escultura en bronce oscuro Maternidad, creada en 1966 por el artista Lorenzo Frechilla del Rey (1927-1990) y cedida por Bilboko Arte Eder Museoa, representa, casualmente, una criatura acogida por su madre, y también acongojada, atormentada distrayendo la mirada no queriendo compartir, y menos contemplar su belleza intrínseca y contemporaneidad con la cutrez circundante disfrazada de romanticismo de nuevo rico. Para no devaluarla debería ser retirada inmediatamente por el propio museo.
También en el espacio público la elegancia y el buen gusto, aún no siendo sinónimos de belleza, sintonizan con la sencillez y constituyen valores fundamentales de elemental exigencia. No puede admitirse, lo mismo que con el desgraciado revestimiento en el puente de La Salve, esta grandilocuencia de presunta originalidad que además de la ostentación y el despilfarro y la cretinidad, evidencia un chabacanismo con matices de marroquinería en estilo fallero y un cierto fascismo rococó.
En la actualidad en la reconstrucción y reforma de plazas asistimos, incomprensiblemente, a respuestas sin preguntas. El vecindario es ignorado hasta el día de la inauguración cuando se le convoca para obtener, con festejos diversos, un refrendo popular.
No se comprende como una sociedad admite ser engañada en algo tan singular como una plaza. Resulta sorprendente la pasividad y grado de docilidad vecinal, de quienes se les podía suponer un básico nivel de aprecio urbano y de autoestima ciudadana. Es muy preocupante esta dejadez colectiva de la que se aprovecha el Ayuntamiento.
En cualquier ciudad con una cultura urbana activa los responsables de esta horterada hubiesen sido criticados públicamente y castigados políticamente por la prepotencia y modos tiranos de quienes la impusieron. La participación ciudadana una vez más es despreciada. La reivindicación debería ser: no impedir, no imponer.
Arquitecto
Bilbao 10 de agosto de 2008
Iñaki Uriarte
10 / 08 / 2008
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