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2009/02/11

FermÍn Ijurko (padre de Hodei Ijurko)

"...estamos convencidos de que esto es un intento de acallar a la juventud vasca."



Iñaki Vigor (Gara)
Hodei Ijurko tiene en la actualidad 22 años. Si el juez accede a imponerle la pena de 38 años que pide el fiscal por una acción de kale borroka, saldría de prisión con 60 años, en el año 2047. «Me parece algo totalmente desorbitado, una salvajada», afirma Fermín Ijurko, el aita de este joven de Iruñea.


Hace unos días se celebró en la Audiencia Nacional española el juicio contra Hodei Ijurko, joven de Iruñea que fue detenido por la Policía Foral durante la noche electoral del 9 de marzo del pasado año. El fiscal Luis Barroso ha mantenido su petición de 38 años de cárcel, pena que triplica a la que pide la propia acusación particular.


Su hijo Hodei fue detenido hace casi un año. ¿Qué recuerda de aquellos hechos?
Recuerdo que fueron momentos de total incertidumbre, de no saber qué hacer. A primera hora de la mañana nos llamó la abogada para decirnos que habían detenido a Hodei y que teníamos que estar con ella. Cuando nos comentó que le habían detenido los forales, nos extrañó muchísimo. Fuimos enseguida a la comisaría de la Policía Foral y nos aseguraron que estaba bien, que estuviéramos tranquilos. Al preguntar por qué le habían detenido, nos dijeron que había habido un enfrentamiento entre policías forales y un grupo de jóvenes. Nos volvimos a casa y para cuando llegamos ya estaban ellos adentro. Habían llevado a Hodei y habían entrado a la vivienda con su llave. El hijo pequeño estaba en la cama y lo despertaron a punta de pistola. Estuvieron tres o cuatro horas, dieron vuelta a la casa y se fueron.

¿Qué opina de la versión oficial que se dio sobre su detención?
La versión oficial dice que los policías forales fueron atacados con cócteles molotov, que una furgoneta policial quedó quemada y que dos agentes resultaron heridos. Sin embargo, no han mostrado ni una prueba de que esa furgoneta resultase quemada, e incluso hay fotografías en las que aparece intacta. En cuanto a los dos agentes, sólo al cabo de varios meses dijeron que estaban heridos. Además, unos días después un comunicante anónimo desmintió la versión oficial. Dijo que la Policía Foral no era el objetivo del ataque, constató que ningún cóctel molotov había impactado en el vehículo oficial y exculpó a Hodei de cualquier intento de atentado a los agentes.


¿Cómo reaccionó cuando le dijeron que la petición fiscal era de 38 años de cárcel?
Reaccionamos asustados, y todavía seguimos asustados. La mujer, el hijo pequeño, yo y todo el entorno de amistades. No es normal una petición de 38 años por intervenir en un acto de kale borroka. Nunca ha habido una petición fiscal tan elevada para este tipo de acciones. A mí me parece totalmente desproporcionada, una salvajada.


¿Por qué una petición tan desorbitada? ¿Le encuentra alguna explicación?
Nosotros estamos convencidos de que esto es un intento de acallar a la juventud vasca. Hodei tampoco entiende a qué se debe semejante petición. Le parece una barbaridad, una exageración total. Piensa que se están cebando con él.


La semana pasada se celebró la vista oral por aquellos hechos. ¿Qué impresión sacó del juicio?
La abogada le defendió bien y Hodei se quedó bastante contento sobre cómo se había desarrollado el juicio. Lo que quedó claro es que lo del 9 de marzo del pasado año no había sido un atentado, y que el enfrentamiento con la Policía Foral no fue algo preparado, sino totalmente imprevisto.

Desde que fue encarcelado, Hodei ha permanecido prácticamente todo el tiempo en celdas de castigo. ¿Por qué motivo?
Cuando llegó a Soto del Real, uno de los funcionarios le pidió todos los papeles. Hodei le dijo que ya había pasado la revisión y que eran cosas familiares. Entonces, el funcionario se los quitó y le dio un tortazo. Luego llegaron otros ocho funcionarios y le dieron una paliza que le obligó a permanecer una semana en la enfermería. De allí le llevaron a la cárcel de alta seguridad de Curtis, en A Coruña, y desde el 8 de mayo está en esa situación de castigo. Es como estar en una cárcel dentro de otra, totalmente aislado. Estos días estamos pendientes de saber si le prolongan o no el aislamiento.


¿Qué supone tener un hijo preso a 650 kilómetros de casa?
Desde que está preso, no le hemos dejado de visitar ni un solo sábado. Mientras estuvo en Madrid, recorrimos unos 8.000 kilómetros en coche, y desde que está en Curtis hemos hecho otros 54.600. En total, suman unos 62.000 kilómetros, es decir, el equivalente a más de vuelta y media alrededor de la Tierra. Esto da una idea de lo que supone la dispersión de los presos vascos. Hay muchas familias que llevan así más de veinte años y que en cada viaje tienen que recorrer 2.000 kilómetros. No cabe duda de que está diseñado para castigar tanto a los presos como a sus familiares y amigos.


¿Cómo se vive una situación así en el entorno familiar?
La experiencia de tener un hijo en la cárcel es muy dura, muy tensa. Lo primero que piensas es que no hay derecho a que esté preso por una cosa así y que otros que han matado, han mandado matar o han robado grandes cantidades queden libres a los cuatro días. La conclusión a la que llegas es que la Justicia actúa contra unos y no contra otros en función de determinados intereses. Por otro lado, el apoyo del entorno familiar, de los amigos y de la calle es total. Esto es lo que te da fuerzas para poder sobrellevar toda esta injusticia.

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