El fascismo es antidemocrático y agrede a la libertad y la paz porque es la avanzadilla del imperialismo, es decir, la raíz del fascismo es económica, y el fascismo
surge por esa causa. Es un aspecto de la lucha de clases. Los últimos años están marcados por el auge y extensión de la actividad de las organizaciones fascistas, incluso con la complicidad de los diferentes resortes del Estado. Además, también se está extendiendo entre la población un fascismo psicológico u ordinario debido a la influencia de la propaganda reaccionaria, lo que es un clado de cultivo. El movimiento antifascista se encuentra actualmente falto de unidad y de unos objetivos claros, y debido a una marginalidad propia e inducida se da una escasa participación de las masas en el mismo. El futuro de un movimiento antifascista fuerte pasa por superar estas taras y extenderse entre las masas, continuar manteniendo un ‘sistema de alerta’ y también de concienciación, pero dando pasos más allá y empezar a forzar más a otros sectores a formar parte de este movimiento. “Normalizar” el antifascismo supone ampliar su base, sus apoyos, la eficacia de su actividad.


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