
2010/09/30
Instituciones originarias. Jakue Paskual

2010/09/27
27 de Septiembre

2010/09/25
La clase obrera paga con su salud y con su vida la crisis capitalista. Angeles Maestro (CR)

Hay tres datos que permiten explicar como la división en clases y los cambios sociales y económicos, que se manifiestan en la realidad concreta mediante una enorme diversidad de formas (pérdida del empleo y del salario, de la autoestima laboral y familiar, de la vivienda, el fracaso escolar, etc), determinan cuántos y quiénes mueren antes de tiempo. Es decir, exactamente, cuántos y quiénes no hubieran muerto si esos hechos no se hubieran producido o bien, en qué medida la acción consciente de la lucha obrera, aumenta la cantidad de vida.
Sin entrar en otro tipo de consideraciones, es un hecho que con la desaparición de la URSS se produjeron privatizaciones masivas de todo tipo de empresas y servicios públicos entre 1991 y 1994. Se produjeron de forma abrupta, sin precedentes entonces, pero muy semejante a lo sucedido en Iraq tras la invasión de EE.UU.: la desaparición de millones de puestos de trabajo, de las redes de protección social y el colapso de los servicios públicos. Un técnico estadounidense destinado a Rusia en la época se expresaba así: “Me di cuenta rápidamente de que el plan de privatizaciones de la industria rusa se iba a llevar a cabo de la noche a la mañana, con costes muy altos para centenares de miles de personas (…) Se iban a fulminar decenas de miles de empleos. Pero además las fábricas que iban a cerrar proveían de escuelas, hospitales, atención sanitaria y pensiones de la cuna a la tumba. Informé de todo esto e

Los resultados, a partir de datos de la OMS y del Banco Mundial, son los siguientes:
Incremento de la Tasa de Incidencia del 13,9%, de la de Prevalencia del 13,2% y de la de Mortalidad del 16,6%. En la exURSS las Tasas de Mortalidad se doblaron entre 1991 y 2002 (pasaron de 6,2 a 13,3 muertos por 100.000 habitantes). Aún ahora sus tasas están entre las peores del mundo.
El reflejo de las desigualdades sociales en la mortalidad no ha hecho más que intensificarse desde la implantación de las políticas neoliberales en la década del 70. Según el informe de 2009 de la Comisión de Determinantes sociales de la OMS (que analiza datos anteriores a la crisis iniciada en 2007) citado por Vicente Navarro5 : “En Glasgow, un obrero no cualificado tiene una esperanza de vida 28 años menor que la de un hombre de negocios en el peldaño superior en la escala de ingresos” y añade el autor citado: “En Baltimore, un joven negro desempleado tiene una esperanza de vida de 32 años menos que un abogado blanco de un gran bufete”.
A pesar del escaso tiempo transcurrido para que las consecuencias acumuladas del conjunto de factores que acompañan a la crisis estructural en curso se desarrollen en el tiempo y muestren las dimensiones más duras de su impacto sobre la salud, los datos que van apareciendo son suficientemente ilustrativos:
La siniestralidad laboral en el Estado español ha sido históricamente y continúa siendo en la actualidad la más alta de la UE. Los datos son abrumadores: Las tasas de mortalidad por lesiones traumáticas son dos veces y media más elevadas entre trabajadores temporales que entre trabajadores indefinidos. El riesgo de morir por accidente de trabajo en función de la edad es mayor entre los trabajadores mayores de 54 años.

2010/09/22
ERREKONOZIMENDUA, EGIA, JUSTIZIA ETA KALTEORDAINA. Genozidioaren Biktimen Elkartearen iritzi artikulua

2010/09/19
La Historia les quema en las manos

2010/09/18
Faxismoari ateak irekitzen…

2010/09/16
Espiral estival

GARA
2010/09/15
Motines del té y miedo al futuro. Mumia Abu-Jamal.

Mumia Abu-Jamal
La Haine
Cada evento en una sociedad tiene por lo menos dos lados: el lado visible y el lado oculto.
Todos vimos eso hace unos años durante el periodo previo a la Guerra contra Irak, cuando el gobierno, usando todas las herramientas a su disposición, instó a los medios de comunicación a presentar la Guerra de Irak como algo inevitable y, de hecho, presentar lo ilógico como lógico.
Según algunos reportajes publicados, el líder iraquí Saddam Hussein, no creyó que Estados Unidos invadiera a Irak hasta que las bombas empezaron a llover, porque siendo un hombre lógico después de todo, jamás pudo aceptar que los norteamericanos fueran tan tontos.
No nos olvidemos que Estados Unidos armó el ejército de Saddam en la desastrosa guerra entre Irak e Irán, en la cual murieron cerca de un millón de personas. Saddam sabía bien que una invasión de Estados Unidos debilitaría a Irak, y haría considerablemente más fuerte a Irán. Razonaba que eso no tenía sentido desde el punto de vista de los intereses de los Estados Unidos.
Como el tiempo nos ha enseñado, los gobiernos hacen cosas absurdas, llevados por las fuerzas electorales y de clase hacia la locura bélica.
Los grupos de Motín del Té constituyen una de estas fuerzas electorales. Son grupos que corren a buscar refugio en un pasado que hoy parece más brillante de lo que parecía en su propia época.
Ellos quieren recibir los ingresos que hacían posible un estilo de vida en que millones de personas iban ascendiendo en la escala social hasta que los hacedores de política los traicionaron al promover el Tratado de Libre Comercio (TCLAN) y otros pactos semejantes que enviaron los trabajos industriales fuera de Estados Unidos para siempre.
Ellos quieren la seguridad económica por la que sus abuelos lucharon hasta conseguirla, pero sin los sindicatos que los llevaron a tal seguridad. En esencia, ellos quieren el ayer, sin las luchas que dieron forma a aquella época.
Quieren la supremacía de los blancos (con unas cuantas figuras de color para fingir igualdad), una sociedad donde sólo se habla inglés (olvidando las muchas lenguas que hablaron sus abuelos) y la eterna guerra contra el Otro, amenazante y oscuro, (es decir, los musulmanes, chinos, negros, mexicanos, venezolanos, etc.).
¿No es irónico que hayan escogido una imagen histórica, El Motín del Té de Boston de 1773, en el cual los bostonianos se disfrazaron de indios para sabotear, destruir y tirar al mar cargamentos británicos de té como una protesta contra los impuestos? Siempre me he preguntado: ¿por qué se disfrazaron de indios? ¿No hubiera sido más sencillo usar máscaras?
¿Por qué no usaron su propia vestimenta? ¿Por qué cubrieron la cara, a no ser que temieran la reacción del Ejército Británico? ¿Por qué se disfrazaron de indios, a menos que su intención era provocar una represión británica y americana contra las tribus indígenas de la región?
El Motín de Té de Boston siempre me ha parecido una acción teñida de miedo. Quizás sea apropiado que esa imagen histórica aparezca en nuestros tiempos. Porque, a final de cuentas, ellos temen el único constante del universo: el cambio
Del corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.
--(c) 10 Audio grabado por Noelle Hanrahan: http://www.prisonradio.org/
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
2010/09/14
Nostálgicos. Iñaki Egaña

En el mundo de los vivos también suspiran los muertos, los nostálgicos, aquellos que nacieron con el epitafio de su tumba marcado en la frente, antes siquiera que pudieran destetarse.
En estas últimas semanas, el escenario político vasco ha sufrido un revolcón, objetivamente. La declaración de ETA ha sido parte sustancial del mismo. Los inmovilistas, sin embargo, no han visto más allá de los guiones diseñados por nostálgicos del UHF y la eterna canción ganadora de Eurovisión: La, la, la. Sin palabras, sílabas sin más significado que la ausencia.
2010/09/12
El taller de la Memoria
Una rutina que se repite
El presidente de Aranzadi formula sus palabras desde el lugar en el que, precisamente, trata de completar esa labor de recuperación: el laboratorio de la Facultad de Medicina de la UPV en Donostia. En él, durante todo el tiempo que le es posible, el equipo de Aranzadi ejecuta esa parte del proceso que sucede a la exhumación y que precede, cuando es posible, a la entrega de los restos a las familias. Esa tarea que se ha repetido allí más que en ningún otro caso -la mayor parte de los desaparecidos de la Guerra Civil que han sido desenterrados han sido analizados por esta organización- y que mantiene siempre una misma rutina: limpieza, medición, documentación gráfica, extracción de ADN y elaboración del correspondiente informe técnico.
"El primer trabajo de laboratorio es de limpieza y ordenación. Se sacan todos los restos -que llegan separados en cajas individualizadas-, se limpian, se secan completamente y se guardan en bolsas nuevas, ordenados por regiones anatómicas", indica Etxeberria, que explica que los huesos están, a veces, deteriorados, fragmentados por la presión de la tierra, sucios o con un exceso de humedad.
Primera aproximación
Una vez limpios, prosigue, se recurre a la antropometría para, mediante la toma de medidas, establecer la estatura, el sexo y la edad y fijar una primera orientación sobre la identidad. Y, después, se fotografía el conjunto. Se recogen en documentos gráficos tanto los huesos como aquello que sea más destacable, con mención también para las posibles patologías. En este sentido, se estudian, por un lado, las lesiones perimortem (las que llevaron a la muerte, normalmente impactos de arma de fuego), y, por otro, las lesiones antemortem -anteriores a ella-, que sirven igualmente para orientar la identificación (una cojera, una artrosis en la columna o una lesión en el ojo pueden resultar determinantes).
Tres meses, más de un año
En general, el análisis de cada individuo en el laboratorio exige diez días, pero el resultado de uno u otro conjunto -restos procedentes de la misma fosa- suele variar dependiendo de múltiples factores. "No se hace todo seguido. Se hace una tarea, luego otra, luego se va a una exhumación, más tarde a la recogida de un testimonio...", comenta Etxeberria. Además, cada conjunto presenta sus propias peculiaridades, como el número de cuerpos localizados o su estado de conservación. "Hace poco hemos podido completar todo el proceso de un conjunto de tres individuos en apenas tres meses, pero es posible que otro nos lleve más de un año", precisa, a modo de ejemplo. Eso sí, asegura, nunca falta trabajo. Siempre hay restos en este laboratorio de la UPV.
Cuando se desconoce quiénes son las víctimas de una fosa, los restos suelen depositarse en un panteón habilitado para ellas. Cuando, por el contrario, se conoce la identidad y se sabe quiénes son los familiares, se les entregan a ellos los restos, si así lo desean y siempre y cuando haya garantía absoluta -mediante el cotejo del ADN- de la identidad de la persona fallecida. Todo ello, dentro de un contexto ahora ya más "normalizado", en el que la receptividad y el interés son cada vez mayores tanto por parte de las instituciones como de las familias.
Fumbol” y clubes en bragas (I y II). Jon Odriozola
GARA
Jon Odriozola

2010/09/11
EL OTRO 11-S: Ultimo discurso de Salvador Allende desde la casa de la Moneda

Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. Es este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra: a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de su preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas de sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha; me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos frente al silencio de los tenían la obligación proceder... La historia juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que el sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
2010/09/08
¿Xenofobia en todas partes?

Traducción:
Ramón Vera Herrera para La Jornada
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