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2012/06/21

REBELIÓN CONTRA EL GOLPE DE ESTADO FINANCIERO

"El miedo a perder lo que supuestamente se posee es la principal arma del poder, el fundamento del terrorismo financiero instaurado en las mentes y actitudes sociales."

César Manzanos Bilbao
Doctor en Sociología, Profesor de Política Social en la Universidad del País Vasco

Los propietarios del capital no tienen prisa. Ellos están de acuerdo y funcionan al unísono. Saben que la gran mayoría social no rechistará porque, quien más y quien menos, lo que quiere es que no se disparen los intereses de su hipoteca, que no les mermen o bloquen sus pocos o muchos ahorros depositados en los bancos, que no se desvalorice su modesto o voluminoso patrimonio acumulado, en definitiva, porque las empresas mediáticas, controladas por los empresas financieras, les han convencido de  que el “rescate” a corto plazo y, a título individual, “garantiza” sus ahorros y posesiones.

Pero nada más lejos de la realidad. La devaluación de los servicios públicos y su privatización, la flexibilización y precarización del mercado laboral, el desmantelamiento de los sistemas de protección social, reducirán de hecho el poder adquisitivo de esos dos tercios de la sociedad que se encuentran por encima del umbral de la pobreza, que disponen de bienes y servicios y, por supuesto, dejará en la más absoluta indigencia a ese tercio de los hogares que ya no disponen de ingresos o, que pronto se encontrarán sin ellos, debido al exponencial desmantelamiento de la economía productiva, al incremento del desempleo, de los desahucios, a la suspensión y recorte de ayudas sociales.

El miedo a perder lo que supuestamente se posee es la principal arma del poder, el fundamento del terrorismo financiero instaurado en las mentes y actitudes sociales. Es la institucionalización de la cobardía, de la insolidaridad. Es el triunfo del capital. Ellos nos hacen funcionar con esquemas cegadores, nos hacen pensar en términos de causa-efecto, de mejor o peor, comparando, generalizando, culpabilizando, haciéndonos actuar al ritmo vital y virtual que imponen.

Sin embargo saben, tal y como Einstein definió en los principios de la física cuántica que un problema no puede resolverse en el mismo nivel en el que se ha producido. Ellos, que sí funcionan con la física cuántica, lo saben. Sin embargo, el éxito de su estrategia consiste en hacernos creer que quienes están reinstaurando el neo-esclavismo, quienes asesinan impune y cruelmente mediante la deprivación de los bienes materiales básicos a la mayor parte de la humanidad, son quienes nos van a salvar, quienes nos van a “rescatar”.

Los políticos, tecnócratas e intelectuales de turno no son más que sus esbirros visibles y, esas mayorías sociales que les votan, respaldan y reproducen como loros sus mentiras, esas mayorías acobardadas, asustadas y  zombis seguirán “viviendo” una vida que no es la suya, sino la que ellos dictan. Lo importante es conseguir que esa mayoría social de televidentes esté cada vez más angustiada, cada vez más desazonada y paranoica, porque mientras estén así seguirán siendo los esclavos voluntarios y consumidores compulsivos que ellos necesitan en el campo de batalla de su mercantilismo de la guerra permanente.

A quienes han ido acumulando el poder a lo largo de la historia, el llamado estado moderno y la democracia ya no les son útiles. Sirvieron para catalizar la resistencia y administrar concesiones que tarde o temprano, cuando pudieran hacerlo, suspenderían. Al igual que ha ido ocurriendo en muchos otros países con estado, aquí y ahora se va consumando el fin de estado social y del estado de derecho, el fin de la soberanía mediante la estrategia del golpe de estado financiero.

Ahora, tan solo quedan dos opciones: la primera es sublevarse mediante una revuelta social permanente que, por supuesto hemos de iniciar y protagonizar tanto quienes no tenemos nada que perder como quienes no tenemos miedo a perder lo poco que tenemos. La segunda opción es esperar a morir cada cual dentro de su cómodo féretro, porque si seguimos esperando a que ellos nos rescaten, estamos condenados a morir en vida y eso, quienes defendemos la soberanía de las personas y los pueblos (valga la redundancia) no lo vamos a permitir, simplemente porque preferimos morir en el intento que condenar a ésta y a futuras generaciones a vivir sufriendo para seguir perpetuando su bienestar, para seguir alimentando a la bestia.

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