"...en el Estado español es el PP el encargado de implantar políticas que para sí quisiera el Frente Nacional francés. Sin ir más lejos, la reciente decisión de dejar sin asistencia sanitaria a las personas sin los papeles en regla o la flagrante ilegalidad cometida expulsando de la isla Tierra a 83 inmigrantes."
Pese a que la ultraderecha integrada en el PP funciona como dique de contención al crecimiento de un movimiento independiente, ensayos como Plataforma per Catalunya exploran las nuevas vías de los ultras para acceder a las instituciones, consiguiendo, de paso, girar a la derecha el discurso político de la mayoría de fuerzas.
Beñat Zaldua NAIZ
Sobre la ultraderecha en el Estado español, siempre se ha dicho que el Partido Popular es un partido más a la derecha que la centroderecha tradicional europea, lo cual ha evitado, durante las últimas décadas el nacimiento de un movimiento político de extrema derecha más allá de los pequeños grupúsculos existentes desde hace años.
Esto no quiere decir, sin embargo, que no haya extrema en el Estado español, sino más bien que está asimilada en integrada en el PP, haciendo de la derecha española una de la más compactas de Europa. De esta manera, en el Estado español es el PP el encargado de implantar políticas que para sí quisiera el Frente Nacional francés. Sin ir más lejos, la reciente decisión de dejar sin asistencia sanitaria a las personas sin los papeles en regla o la flagrante ilegalidad cometida expulsando de la isla Tierra a 83 inmigrantes.

Las últimas elecciones municipales celebradas en 2011 llevaron la presencia de PxC hasta 40 municipios catalanes, con un discurso populista y racista resumido a la perfección en su anuncio electoral, en el que tres chicas de rasgos europeos jugando a la comba en un supuesto 2012 preceden a tres mujeres musulmanas con niqab repitiendo la escena en un todavía más supuesto 2025. Todo para acabar con el lema de su campaña: ‘Primero los de casa’.
El líder de PxC es, además, el ejemplo de esta nueva ultraderecha que, en realidad, es muy vieja. Forjado en la militancia en Fuerza Nueva, Anglada fue candidato del Frente Nacional de Blas Piñar, del que fue expulsado en medio de acusaciones de haberse quedado dinero del partido. Tras una breve intentona en el PP, Anglada entendió la necesidad de abandonar el discurso caduco de la ultraderecha española y abrazar la senda del populismo y la xenofobia, mucho más rentables electoralmente. Sin saberlo, en 2002 lo explicó a la perfección a una cámara oculta de Canal 9: «Llevo el aguila en el corazón, pero políticamente ahora no me interesa explicarlo».
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