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2013/12/11

Proyecto, táctica y estrategia

"La coyuntura actual no es de proceso de paz. Es inexistente tal proceso a día de hoy. Un acuerdo con los estados no está al alcance y esos dos factores que se creen casi como reales, aunque cada vez menos, junto a los intereses de clase de la burguesía regionalista del PNV hace que no se implique."

Borroka Garaia da

La estrategia política es un conjunto de tácticas planificadas regidas por unos principios ideológicos de cara a conseguir unas metas. Estas metas u objetivos son llamados objetivos estratégicos cuando responden a la finalidad de un proyecto político determinado. En nuestro caso, la independencia y el socialismo serían los objetivos estratégicos históricos que se enunciarían en el Estado socialista vasco independiente como forma de superación de la opresión nacional y social.

¿Qué ocurre si los principios ideológicos varían?. Que todo ese proceso se ve modificado. Las tácticas se regirán por los nuevos principios ideológicos de una estrategia diferente y a largo o medio plazo los objetivos estratégicos por fuerza también variarán.

Y es que es muy diferente cambiar de estrategia reorganizando tácticas sin variar los principios ideológicos que hacerlo modificándolos.

Tipos de estrategia

Todos los procesos políticos suele tener cambios de estrategia, aunque lo más común son los cambios tácticos. En teoría política en el ámbito de la izquierda hay dos tipos de estrategias globales básicas. La estrategia revolucionaria y la estrategia reformista.

Una de las diferencias entre ellas reside en que la estrategia reformista tiene como techo estratégico y táctico el proceso del presente para modificarlo gradual o pragmáticamente entrando en una visión de embudo que le impide mirar más allá. Los cambios en el proceso del presente para el reformista no estarían dentro de un recorrido que haga generar las condiciones de esa ruptura radical de la estrategia revolucionaria sino que sería como subir pequeños escalones indefinidamente creyendo que de esta manera en algún momento dado se llegará a algún tipo de meta y contradiciendo por tanto a toda la historia de la clase obrera y de los pueblos. La estrategia revolucionaria no descarta reformas pero estas se ubican en un proceso de desnormalización de la coyuntura política de cara a que exploten todas las contradicciones de la realidad y haya opción de ruptura política radical.

La dura realidad


En Euskal Herria en muchas ocasiones se intenta contraponer el discurso del pragmatismo, concepto que se relaciona con seriedad, avance, eficacia y sensatez frente a lo utópico o la locura, relacionado con lo radical, dogmático, ineficaz, inmaduro y enquistador.

En Euskal Herria la clase dominante y minoritaria es la capitalista, a su vez dos estados capitalistas son los que ejercen la opresión nacional, el español y el francés. Solo mediante una ruptura radical se puede dejar atrás la opresión nacional debido al carácter y esencia de los estados que nos someten, en ningún caso democráticos, invalidando cualquier vía democrática posible hacia la liberación nacional. Esto es el ABC del conflicto que los estados mantienen con Euskal Herria y negarlo puede tener unas consecuencias desastrosas ya que puede hacer creer que los estados por convencimiento propio negociarán o un día se cuadrarán los astros en el cielo y aceptarán la voluntad de la sociedad vasca con alegría. Otro tanto se puede decir de la clase capitalista en relación a dejar sus privilegios de lado y ceder a la clase trabajadora lo que con sangre y dominación histórica han robado.

Teniendo en cuenta que el objetivo estratégico que nos interesa es el estado socialista vasco independiente, que no existen vías democráticas de superación de la opresión nacional en los estados, que la independencia y el socialismo son el antagonismo de la opresión nacional y social, que solo mediante la ruptura se quebrará la opresión nacional y que solo mediante la subordinación de la clase capitalista se alcanzará el socialismo.. echemos cuentas de que tipo de estrategia es necesaria. Obviamente una estrategia de ruptura.

Cambio de ciclo de lucha

En cuanto a los objetivos estratégicos, en estos momentos la estrategia de liberación nacional no está enfilada hacia una ruptura y la estrategia hacia el socialismo no existe. Eso no significa que no exista construcción nacional y social, que no exista lucha popular e institucional. Simplemente significa que hemos tenido un plof ideológico. Eso se traduce en que existe un hueco fruto de una debilidad importante y un vació a la hora de organizar lo estratégico. Lo táctico se ha hecho estratégico en muchos apartados.

La coyuntura actual no es de proceso de paz. Es inexistente tal proceso a día de hoy. Un acuerdo con los estados no está al alcance y esos dos factores que se creen casi como reales, aunque cada vez menos, junto a los intereses de clase de la burguesía regionalista del PNV hace que no se implique.

Es decir, no estamos en un ciclo de paz ni de resolución, y posiblemente no haya una oportunidad abierta ni la haya habido en los últimos tiempos. Y es que creer que existe una posibilidad abierta por el mero hecho de que ETA abandonara la lucha armada significa pensar que ETA era la responsable de que no existiera tal oportunidad. Los hechos hablan por si solos.

No hay nuevo tiempo abierto. Esta palabras quizás suenen duras a muchos pero creo que si no sabemos donde estamos no sabremos a donde ir.

Y es que un tiempo de soluciones sería lo adecuado, siempre lo es, pero estas no llegan por la voluntad y el convencimiento. Toda la buena voluntad choca contra los intereses irreconciliables de estados y clases
poderosas.

Por todo ello, es posible que se haga necesaria la apertura de un nuevo ciclo revolucionario con el horizonte puesto en la ruptura. Diseñando dos procesos paralelos de liberación nacional y social. Uno de forma unilateral para romper amarras con el estado mediante los hechos y acciones de una hoja de ruta detallada y otro hacia el socialismo donde hay que empezar por el diseño de la base que no está ni hecho. Todo ello también requerirá una actualización y remodelación del MLNV antes de que como forma de movimiento de liberación pase a la historia junto con el socialismo revolucionario y esta vez no por ilegalizaciones.
Seguimos pensando en claves quinta asamblearistas hechas para responder a un momento que pasó tanto nacional como internacionalmente y el enemigo nos tiene pillados en ese terreno. Los MLN y FLN nacieron en un período determinado. Ya va siendo momento de dar pasos a otras cosas que no rompan el modelo de forma, con organización revolucionaria incluida, y que además superen el modelo de partido clásico en el que avanzamos cada día más mientras que la auto-organización popular está en crisis.

Lo utópico hoy en día es creer que hay una salida sin confrontación y ruptura. Sin proceso revolucionario. Un proceso revolucionario que incluso en Catalunya tendrán que aplicar cuando choquen finalmente contra el estado si la clase trabajadora catalana logra suprimir los intentos de la burguesía regionalista por empantanarlos en la legalidad española.

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