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2014/11/14

¡Abajo el régimen! … eh ¿pero qué régimen?

"No son anécdotas, por un pelo no hubo un posicionamiento jeltzale favorable a Franco gracias a la presión de las bases. El resto es historia, y el camino bifurcado de PNV y UPN hasta hoy es fruto de lo explicado."

Borroka garaia da!

UPN y PNV son dos partidos que en principio es probable que mucha gente no los relacionaría. Sin embargo las cosas que tienen en común son bastantes. Son de derechas, foralistas, ciertamente conservadores, democrata-cristianos, legalistas y profundamente liberales. Coincide, y no por casualidad, que estos partidos “diferentes”, han sido los que han gestionado (en nombre de españa, y lo que les han dejado) la dividida parte sur de Euskal Herria durante décadas.
 
Muchos afirmarán que la diferencia fundamental reside en el supuesto sentimiento identitario y de pertenencia. Que el de uno es vasco y el del otro es español.

Si escarbamos un poco más, nos daremos cuenta que el supuesto nacionalismo vasco del PNV no tiene un proyecto independentista, el estado vasco no está en la agenda jeltzale, y a lo largo de los años se ha dedicado a un proyecto autonomista dejando hace mucho atrás rasgo alguno de sabinismo y abrazando el sotismo. Siendo uno de sus ganchos de engaño hacia la clase trabajadora un supuesto soberanismo. El supuesto nacionalismo español de UPN también es sui generis. No es un nacionalismo español clásico como pueda ser el del PP o el PSOE o incluso desde otra perspectiva IU o Podemos, sino que está teñido de un falso navarrismo foral y de una postura que se puede tildar como anti-vasca, que en realidad también sería anti-navarra.

Esto extendido en el tiempo ha creado la imagen de que PNV y UPN son dos cosas diferentes y que no tienen nada que ver la una con la otra pese a los lugares comunes que pueda tener la derecha. Aunque si miramos detenidamente, tanto UPN como PNV en hechos concretos lo único que han llevado a cabo es gestionar el régimen español autonomista en base a cupos y transferencias, enarbolando diferentes banderas y ganchos pero haciendo prácticamente lo mismo con más o menos agilidad o ingeniería.

¿A qué se debe tanta coincidencia?

Lo cierto es que UPN y PNV tienen un mismo origen, responden a un mismo interés de clase y a una misma base social histórica. El post-carlismo. Es decir, UPN y PNV son un único “partido”, aunque no lo sepan, no lo quieran o mejor dicho, no les interese reconocer.

Para entender los caminos diversificados actuales entre UPN y PNV, efectivamente, hay que irse hasta las guerras carlistas. El nacionalismo sabiniano original, pese que no quede apenas rastro tras la hegemonía sotista actual, fue especial , porque transitará entre el ‘fuerismo’ y el nacionalismo, siendo heredero y respuesta a la vez del desastre que deja en el carlismo el abrazo de Bergara.

El origen espacial del nacionalismo vasco post-carlista es Bilbo (PNV), y el otro, llegaría a ser Iruñea (UPN). Es decir, en la Euskal Herria occidental tras la invasión española de las carlistadas que elimina los últimos rastros de soberanía es donde hace que se abra la puerta al “desarrollo” capitalista donde adquiere mayor dinamismo, y la sociedad comienza a diversificarse como sociedad burguesa (con la aparición de todo un conjunto de clases sociales propias, especialmente con el surgimiento del proletariado); frente al otro punto, Iruñea, que sigue dormitando en las estructuras de la sociedad tradicional. En uno emerge una burguesía (junto con sus capas sub-alternas burguesas) en el otro siguen dominando las capas terratenientes; en ambos, las clases dominantes son “españolas” (por interés), su proyecto político fraccional no discute el régimen de dominio, que el Estado (español) representa, se acomodan a él. Y el acomodamiento post-carlista a esa situación es lo que a la postre puede hacer entender al PNV y UPN como un mismo fenómeno ideológico pero a la misma vez con barniz diferenciado y mayores o menores estridencias.

Cuando estalló la guerra del 36 no fue extraño que el PNV en Nafarroa Garaia se posicionara con el fascismo.“El PNV, desde su ideologia fervientemente católica y fuerista, no se ha unido ni se une al Gobierno en la lucha actual” (Napar Buru Batzar, 19 de julio 1936). El fenómeno requeté hay que entenderlo desde similar perspectiva. En la Euskal Herria occidental las dudas y tensiones también fueron fuertes entre dirección y bases, y no fue hasta el último momento que no se optó por dar cuerpo al Eusko Gudarostea.

Manuel Ibarrondo y Jabier de Landaburu, este último a posteriori sería delegado del Gobierno Vasco en el exilio de París y hombre cercano a José Antonio Aguirre junto a diversas élites jeltzales llegarían a escribir este documento:

“Los suscritos, afiliados al PNV, manifiestan: las circunstancias que venía atravesando la gorbernación de España y que llevaban irremediablemente a la ruina moral y material de los ciudadanos han hecho que unos hombres de buena voluntad, a impulso exclusivo de su sano patriotismo, inicaron y están desarrollando activamente en estos dramáticos momentos una cruzada de regeneración espiritual y fortalecimiento material. En el panorama que se nos ofrece no caben ya disyuntivas ante la anarquia reinante todavia en muchos pueblos españoles ante la amenaza seria de un comunismo bárbaro que nada ha de respetar… ya no le cabe duda y menos al que sea nacionalista vasco, el que desea para este país un mínimo de libertad y de bienestar que el comunismo nunca conseguiría…exhortamos a nuestos amigos nacionalistas a no impedir y coadyudar al éxito inminente de quienes van a redimir tan precioso tesoro y a gritar con ellos: ¡Viva España!, ¡Viva el País Vasco!” (Gasteiz, 30 de julio 1936)

No son anécdotas, por un pelo no hubo un posicionamiento jeltzale favorable a Franco gracias a la presión de las bases. El resto es historia, y el camino bifurcado de PNV y UPN hasta hoy es fruto de lo explicado.
PNV descartando el sabinismo hace décadas y UPN abrazando el españolismo, han llevado a cabo la misma misión histórica y un mismo interés de clase que se ha traducido en la gestión del régimen español.

La superación del post-carlismo acomodado es en realidad la fase histórica en la que nos encontramos. De ahí, entre muchas otras razones, desde una perspectiva política, institucional, económica, nacional y de lucha de clases, el único sujeto que puede superarlo es el pueblo trabajador vasco o navarro, que es lo mismo, mediante su emancipación nacional y social. Ya que el régimen no es Barcina, ni Urkullu, ni UPN ni PNV… ellos son los herederos de los que se acomodaron en él. Y sin una perspectiva de cambio de régimen, que es el conjunto de instituciones políticas por medio de las cuales un Estado organiza la manera de ejercer el poder sobre la sociedad, no habrá un cambio sino una sustitución acotada a lo posible del régimen. Que puede ser valiosa si se conforma como una pieza más (además de ser consciente de ello) para tumbar al régimen real pero quizás no lo sea tanto si se auto-limita a una sustitución, pierde la perspectiva estratégica, incluso desde sus propios lemas y mensajes más básicos.

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