"...se podría decir que Gladio fue algo así como la contraparte europea de la Operacion Condor ejecutada en América Latina. En definitiva, un operativo de injerencia
al cual se le permitía emplear cualquier método necesario para mantener a
los elementos considerados ”peligrosos” alejados del poder político.
Esos elementos ”peligrosos” eran, por supuesto, todos aquellos que no
estaban sometidos o que no se plegaban a los intereses de los Estados
Unidos."
* El atentado de ayer en Ankara (Turquia) recuerda a los atentados indiscriminados contra la poblacion civil y contra organizaciones de izquierda realizados por la ultraderecha en Europa en las decadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado. Estas acciones se atribuyeron posteriormente a la Operacion Gladio, una red clandestina de caracter anticomunista que bajo la direccion de la OTAN y la CIA actuo basicamente durante la llamada Guerra Fria para impedir cambios en las estructuras de poder. Denunciada publicamente a comienzos de los años 90, en Gladio estuvieron implicados tambien ultraderechistas turcos a traves de la organizacion Lobos Grises que a su vez estarian fuertemente relacionados con redes mafiosas y con las cloacas del Estado turco. A dia de hoy nada se sabe de Gladio.
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Daniele Ganser, nacido en
1972 en Lugano, en el sur de Suiza, recibió en 2001 su diploma de doctorado con
calificación insigni cum laude por la Universidad de Basilea
con una tesis que sirvió de base para el libro que nos ocupa. Actualmente
dirige el Swiss Institute for Peace and Energy
Research e imparte clases en las universidades de St. Gallen y
Basilea, habiendo sido profesor en las de Zurich y Lucerna, además de
investigador del think tank Avenir Suisse
y del Swiss Federal Institute of Technology
in Zurich. También ha colaborado con el Ministerio de
Exteriores Suizo y es autor de varios libros y artículos, dedicados
fundamentalmente a los temas en los que está especializado: política
internacional, geoestrategia, guerras encubiertas y recursos energéticos.
Con semejante
curriculum, resulta evidente que estamos ante un historiador serio y
profesional que no se deja llevar por rumores ni por teorías de la
conspiración. Creo necesario subrayarlo debido a las suspicacias que puede
levantar la temática del libro y porque, a decir verdad, muchos de los hechos
que expone pueden resultar difíciles de creer. Y es que la perversa red
terrorista que la OTAN
tejió en Europa de la mano de servicios de inteligencia, responsables
políticos, grupos ultraderechistas, organizaciones mafiosas y demás, es un
claro exponente de que la realidad siempre supera la ficción.
Según se extrae del
trabajo de Ganser, la idea de la Operación Gladio
partió de unos supuestos relativamente razonables desde un punto de vista
estratégico: en la inmediata posguerra, ante el temor a una hipotética invasión
de Europa occidental por parte del Ejército Rojo, los servicios de inteligencia
de Estados Unidos y el Reino Unido decidieron entrenar a una serie de
individuos -muchos de ellos antiguos nazis y fascistas- que formarían un
ejército secreto de respuesta rápida al que se denominó stay-behind.
Pronto los bloques occidental/capitalista y oriental/comunista se consolidaron,
dejando claro que tal invasión no iba a producirse. Comenzaba entonces la
denominada Guerra Fría.
Pero los ejércitos secretos, lejos de disolverse, continuaron desarrollándose y
reorientaron su función inicial: de ahora en adelante debían estar listos para
influir en la política interna de sus respectivos países cuando fuese
requerido. Por su parte, la creación de la OTAN en 1949 fue clave para coordinar y
consolidar las distintas ramas del stay-behind o lo que después sería
conocido como Red Gladio.
En realidad, la red
recibió una denominación distinta en cada país, siendo Gladio el nombre que se
le dio en Italia; pero como fue en Italia donde tuvo una mayor actividad,
finalmente y para simplificar, se ha conocido como Red Gladio al conjunto de la
estructura. En cierto modo, se podría decir que Gladio fue algo así como la
contraparte europea de la Operación Cóndor
ejecutada en América Latina. En definitiva, un operativo de injerencia al cual
se le permitía emplear cualquier método necesario para mantener a los elementos
considerados ”peligrosos” alejados del poder político. Esos elementos
”peligrosos” eran, por supuesto, todos aquellos que no estaban sometidos o que
no se plegaban a los intereses de los Estados Unidos. Los métodos de la Operación Cóndor
son de sobra conocidos, de los de Gladio veremos algunos ejemplos a
continuación.
La obra de Ganser, más
allá de unos capítulos introductorios que sirven para ubicar al lector, está
estructurada por países. Primero los dos que ejercieron como matriz de la red:
Estados Unidos y Reino Unido; y después algunos -no todos- en los que ésta
desarrolló su actividad: Italia, Francia, España, Portugal, Bélgica, Holanda,
Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Alemania, Grecia y Turquía. Detenerse a reseñar
cada uno de los capítulos, aunque fuera brevemente, resultaría demasiado
engorroso, así que veremos tan solo algunos de los episodios más significativos
que Ganser relaciona con la
Red Gladio.
Sin duda, el capítulo
más sobrecogedor es el dedicado a Italia. También es donde las pruebas de las
conexiones de la OTAN
y la CIA con
masacres de civiles son más concluyentes. En Italia existieron, desde 1946 hasta
1987, posibilidades reales de que, o bien una alianza de izquierdas
o bien el Partido Comunista, se hicieran con el poder a través de las urnas.
Desde el principio la inteligencia norteamericana se involucró para
distorsionar el rumbo político del país. Y, con el paso del tiempo, se fue
configurando un pintoresco entramado desestabilizador del que formaban parte
distintos servicios de inteligencia, funcionarios, bandas ultraderechistas,
mafiosos, militares, logias masónicas y políticos conservadores. Pero las
”injerencias” alcanzaron su cima entre los años 1969 y 1980, los llamados Anni di piombo,
cuando Gladio participó en una serie de acciones terroristas (Piazza Fontana
1969, Peteano 1972, Bolonia 1980…) de
las que se culpaba a la izquierda para erosionar su prestigio y credibilidad. A
esto hay que sumar ataques indiscriminados contra la izquierda que dejaron
multitud de muertos y heridos. Una investigación parlamentaria concluía en el
año 2000: ”aquellas masacres, bombas y acciones militares han sido
organizadas, o promovidas o apoyadas por hombres dentro de las instituciones
del Estado italiano y, como ha sido descubierto más recientemente, por hombres
vinculados a las estructuras de la inteligencia de los Estados Unidos”.
El escándalo, sin
embargo, había estallado mucho antes. En 1990, ante los descubrimientos del
juez Felice Casson, el primer ministro italiano Giulio Andreotti se vio
obligado a reconocer públicamente la existencia de Gladio. Es cierto que desde
años antes ya existían evidencias, sospechas y hasta sentencias judiciales que
apuntaban en aquella dirección, pero lo cierto es que pocos imaginaban la
magnitud del escándalo. El impacto de la confesión de Andreotti sacudió a media
Europa y desde muchos países se empezó a dar un nuevo enfoque a extraños
sucesos que habían tenido lugar en las décadas pasadas. Incluso el Parlamento
Europeo emitió una
declaración en 1990 exigiendo explicaciones a los Estados Unidos y a
la OTAN, aunque
después nunca ha vuelto a pronunciarse sobre el tema.
Algunos de los hechos
sobre los que planea, con mayor o menor certeza, la sombra de Gladio son: creación de la OAS
e intento de golpe de Estado en Argel contra el gobierno de De Gaulle (1961), golpe de Estado en
Grecia con resultado de instauración de una dictadura derechista
(1967), matanza de Atocha
en Madrid (1977), asesinato de Aldo
Moro en Italia (1978), masacre del
Oktoberfest en Múnich (1980), masacres de
Brabant en Bélgica (1985), diversas masacres y
golpes de Estado en Turquía… Aunque estos son solo ejemplos de una larga lista,
también conviene subrayar que varias personas que habían decidido testificar
sobre Gladio aparecieron muertas en extrañas circunstancias, así como que los
ejércitos stay-behind sirvieron de salvoconducto para numerosos
criminales de guerra nazis, incluidos oficiales de las SS.
El trabajo de Ganser
presenta el inconveniente de que, por razones obvias, resulta muy difícil
acceder a documentación concluyente acerca de los hechos que expone. Además, la
lectura se resiente de algunos altibajos: pasajes realmente asombrosos se
entretejen con otros mucho más áridos, algo, supongo, difícil de evitar. No
obstante, una gran tenacidad y una notable valentía, consiguen construir un
relato sólido y riguroso que cuando no aporta pruebas concluyentes sí aporta
los suficientes indicios como para dar consistencia a su hipótesis. Sea como
sea, Ganser ha vuelto a poner
sobre la mesa un tema sumamente espinoso y controvertido que algunos
creían convenientemente olvidado; y es seguro que en el futuro tendremos nuevas
investigaciones que seguirán la senda que él ha trazado.
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