"En la Antigüedad, incluso durante los primeros siglos del cristianismo,
los amantes de un mismo sexo estaban integrados a la sociedad, y
por ende a la iglesia."
Ante la matanza de Orlando, Thierry Meyssan recuerda que el conflicto
entre el Emirato Islámico (Daesh) y la República Árabe Siria es
en primer lugar una lucha entre dos formas de sociedades: la primera,
bajo el dominio de los hombres, mientras que la segunda reconoce
los mismos derechos a todos. El autor también recuerda que
la civilización siria tiene una larga –e ignorada– historia de
integración de los homosexuales, historia que Daesh pretende destruir.
La
matanza de Orlando ha sacado a la luz el tratamiento que el Emirato
Islámico (Daesh) reserva a los homosexuales. Sin embargo, el asesino que
se identificaba como miembro de ese grupo terrorista era al mismo
tiempo cliente de la discoteca gay y había tenido relaciones sexuales
con al menos otro cliente. Parece, por consiguiente, que su intención
era atacar una discoteca, no una discoteca gay.
En todo caso, el Emirato Islámico no tiene el monopolio de las
masacres de homosexuales. Estas son, en realidad, una práctica común
entre numerosos grupos sectarios que se identifican con diferentes
religiones, principalmente grupos islamistas. En ese caso se hallan,
por ejemplo, el Ejército de Resistencia del Señor, en Uganda, que
se identificaba como defensor de Jesús, en los años 1990, y los diversos
grupos yihadistas que se identifican hoy con Mahoma. Más generalmente,
gran parte de los judíos, de los cristianos y de los musulmanes
consideran que las relaciones sexuales entre personas de un mismo sexo
son un «pecado», aunque admiten que no se escoge la persona de quien uno «se enamora».
Desde un punto de vista etnológico, la condena de la homosexualidad
en nombre de esas religiones viene acompañada de una visión de la
sociedad donde los hombres dominan a las mujeres y no existe en las
sociedades donde todos los individuos gozan de los mismos derechos.
El Emirato Islámico y el partido Baas: dos concepciones de la sociedad
Como ya escribí, hace un año,
«el apoyo que ha encontrado [el Emirato Islámico] entre ciertos sirios no tiene nada que ver con el Corán ni con la lucha de clases. Es la rebelión de un modo de vida que está desapareciendo, de una sociedad violenta y dominada por los hombres contra un modo de vida donde se respeta a las mujeres y se abre la puerta al control de la natalidad [1].
A partir de ahí, la matanza de homosexuales se ha convertido para los yihadistas en un argumento destinado a «conquistar los corazones y las mentes».
El jefe de los negociadores de los «moderados» en las
negociaciones de Ginebra, Mohamed Aluche, se dio a conocer arrojando de
los techos de Duma, localidad de las afueras de Damasco, personas
acusadas de homosexualidad, pero su historial no ha causado la menor
protesta de parte de sus padrinos occidentales. Su grupo –el Ejército
del Islam (Yesh al-Islam)– está financiado por Arabia Saudita y dirigido
en el plano militar por consejeros militares británicos, y el propio
Mohammed Aluche estuvo asesorado permanentemente en Ginebra por el
encargado de negocios de Francia en Siria. Ese diplomático francés
–no olvidemos que Francia es una República laica– incluso intervino para
que el hotel suizo donde se alojó la oposición «moderada» retirara cuadros y cubriera estatuas cuya desnudez podía perturbar a este «demócrata»
modelo. Claro, este diplomático francés –quien, por cierto, vive como
pareja con otro diplomático del mismo sexo– probablemente estima que los
crímenes de Mohammed Aluche son menos graves que lo que hace el «régimen de Bachar».
Sin embargo, hoy en día, en el mundo árabe –minoritario en relación
con toda la población musulmana a través del mundo– sólo Siria, el
sultanato de Omán y algunos miembros de los Emiratos Árabes Unidos
aceptan la homosexualidad.
Es muy importante recordar aquí que, contrariamente a la imagen que
ha sido impuesta sin que haya sido objeto de discusión, la República
Árabe Siria nunca persiguió a nadie por razones de índole privada. Todos
los crímenes, reales y más frecuentemente imaginarios, que se le
atribuyen están vinculados única y exclusivamente con la represión
contra islamistas, ya sean los miembros de la Hermandad Musulmana o –más
recientemente– sus franquicias al-Qaeda y el Emirato Islámico.
En febrero de 2016, el diario libanés financiado por la Unión Europea, L’Orient-Le Jour,
cuya parcialización antisiria es notoria, dedicaba una serie de
artículos a comparar la vida gay en Líbano y en Siria. Mientras
en Líbano la policía arresta a los jóvenes –a menudo respondiendo a
denuncias de sus familiares–, verifica el contenido de sus teléfonos
celulares en busca de fotos comprometedoras, envía citaciones oficiales a
sus amigos para interrogarlos, aplica a los “sospechosos” un examen
médico que supuestamente determina el grado de dilatación del ano y
los somete a golpizas hasta que uno acabe acusando al otro, ese diario
observa que en Siria, «bajo el régimen de Bachar al-Assad, la comunidad gay vive feliz» [2].
Los sirios no abordan la homosexualidad como una cuestión de
tolerancia o de intolerancia sino como parte de la vida privada. Y miles
de años de civilización les han enseñado que sólo pueden sobrevivir en
esta parte del mundo viviendo juntos, y que eso sólo es posible
respetando la vida privada de cada cual. Es por lo tanto posible
declarar desprecio por los homosexuales en general y, al mismo tiempo,
no permitirse acusar a nadie en particular de ser gay.
Aunque las disposiciones del Código penal de 1949 no han sido
derogadas, el partido del presidente Bachar al-Assad, el Baas, ha
instaurado una cultura basada en el respeto de las diferencias, casi
única en un país árabe. De tal manera que el diario libanés L’Orient-Le Jour se asombraba de oír a un refugiado sirio gay recordar su servicio militar como unos de los «años más bellos de su vida» y contar «las fiestas en salas de bodas alquiladas por parejas gays para celebrar su unión». Fue sólo con la aparición del Emirato Islámico que se vio obligado a «esconder sus pantalones rosados y amarillos y entrenarse en caminar de manera masculina».
Aunque los fundadores del Baas se inspiraron inicialmente en la
Revolución Francesa, su ideología es principalmente fruto de la cultura
siria. Y, al contrario de los demás países árabes, Siria tiene una larga
tradición de respeto por los modos de vida diferentes.
Las religiones bíblicas y la sexualidad
El judaísmo fue fundado en el reino de Jerusalén. El cristianismo fue
fundado por Pablo de Tarso en Damasco. El islam fue revelado a Mahoma
en Arabia, pero el Corán sólo se escribió una veintena de años después de su muerte, bajo la autoridad de un tercer califa, Otman [3], en Damasco. De hecho, las tres grandes religiones bíblicas surgieron en la Siria geográfica.
Tres pasajes de la Torá mencionan la homosexualidad en forma explícita. Según el Levítico: «No te acostarás con varón como con mujer. Es una abominación.» (18:22) y «El varón
que se acuesta con varón como con mujer, abominación cometida
por los dos, tendrán que morir, su sangre caerá sobre ellos mismos.» (20:13). Finalmente, el Deuteronomio estipula «No habrá ramera entre las hijas de Israel, ni habrá sodomita de los hijos de Israel.» (23:17).
Vistos en su contexto, los dos primeros pasajes provienen de la
concepción patriarcal de las tribus de la época, el tercero es una
condena de la prostitución sagrada practicada en los templos de otras
tribus y, por consiguiente, interpretada como idolatría. Actualmente,
los judíos reinterpretan su religión para abandonar los aspectos
tribales y no tienen dificultades en integrar a los homosexuales.
A menudo interpretan la relación entre Ruth y Naomi, y la relación entre
el rey David y Jonatán, como relaciones homosexuales. Pero los que
se dicen partidarios de la Alianza de Dios únicamente con las Tribus
de Israel persisten en ver esas relaciones como una «abominación».
O sea, aunque el Estado de Israel integra a los homosexuales, el grupo
Levaha protesta todos los años contra la Gay Pride y, en 2015, un judío
ultraortodoxo apuñaló a 6 gays durante la Gay Pride de Jerusalén.
Según los Evangelios, Jesús de Nazareno criticó
incansablemente las prohibiciones y el formalismo del judaísmo antiguo,
pero nunca criticó el paganismo romano. Promovió una forma de
espiritualidad basada en el amor y el sacrificio y nunca abordó la
cuestión del sexo. No existe, por consiguiente, en las Escrituras ninguna base que justifique las condenas de las iglesias cristianas contra la homosexualidad.
Los primeros cristianos se dividían en dos grupos: los judíos que consideraban a Jesús como su Mesías y los “gentiles” [4]
(los paganos) que lo veían como ejemplo de un hombre perfecto.
Los primeros estaban organizados en Jerusalén alrededor de Jacobo, el «Hermano de Jesús» [5],
mientras que los segundos se estructuraron en Damasco y Antioquía.
Los primeros se negaban a celebrar la misa con los segundos
por considerarlos «impuros», ya que eran goy. El primer grupo fue exterminado en Jerusalén, durante la represión romana, y sólo sobrevivió el segundo.
- En la Antigüedad, incluso durante los primeros siglos del cristianismo, los amantes de un mismo sexo estaban integrados a la sociedad, y por ende a la iglesia. En el siglo III, Sarkis, el comandante de la Schola gentilium (tropa de élite que sustituyó a la guardia pretoriana), y su ayudante, Baco, fueron martirizados por orden del emperador Maximiano, cerca de Raqqa (ciudad siria hoy considerada la capital del Emirato Islámico), por haberse convertido al cristianismo y por haberse negado a ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Sarkis y Baco eran amantes y habían sido reconocidos como tal por la iglesia, que celebró para ellos la adelphopoiia, un rito equivalente al que se ofrecía en la sociedad romana a las parejas del mismo sexo. Baco, que había sido degradado y flagelado hasta la muerte, se le apareció a Sarkis cuando este último también fue sometido a la tortura. Enfundado en su uniforme de oficial romano, Baco animó a su amante a no renunciar a su fe y a morir como un soldado de Cristo. Posteriormente, el culto a Sarkis (san Sergio) y san Baco se extendió por todo el Levante.
No fue hasta el siglo XI, y especialmente con la Contrarreforma, que
los cristianos condenaron la homosexualidad. Roma retomó entonces la
filosofía vitalista de los últimos tiempos del Imperio Romano, que
considera que la razón de ser de la sexualidad es la reproducción de la
especie. Los cristianos de Occidente justificaron ese retroceso
recurriendo a las epístolas de Pablo a los Corintios (VI:9-10) y a los Romanos (I:26-28), o sea volviendo al Levítico y al Deuteronomio.
Pero, además de que esos textos probablemente tienen un significado
muy diferente, tampoco tienen la autoridad de Cristo. En todo caso,
la integración de los homosexuales prosiguió entre los cristianos
del Levante hasta el siglo XVIII.
El islam se presenta como una intervención de Dios que aclara la confusión teológica reinante en Arabia. El Corán, retomando el mito de la Génesis
(19), menciona en seis ocasiones el mito de Sodoma y Gomorra (7:80-81,
21:74, 26:165-166, 27:54-55, 29:28-30 y 54:33-34). Es reciente
la interpretacion de esos versículos para condenar el «crimen de Lot»,
lapidar a los homosexuales y arrojarlos de lo alto de precipicios.
En realidad, el mito de Lot no tiene nada que ver con las relaciones
entre personas del mismo sexo sino que estigmatiza a la vez el
no respeto de la hospitalidad y la violación que los beduinos
consideraban una forma de sometimiento. Además, el Corán
no condena a Lot –a quien presenta como uno de los profetas del islam–,
ni tampoco a los visitantes, que resultan ser ángeles, sino a los
habitantes de Sodoma. Numerosos artistas de la edad de oro del islam
celebraron amores homosexuales y varios califas, como Al-Amin,
Al-Mutasim y Al-Wathiq, expusieron públicamente sus amores con otros
hombres.
¿Quién no tiene problemas con la homosexualidad?
Actualmente, el Emirato Islámico hace campaña contra quienes practican «el crimen de Lot».
Por iniciativa de Washington y de Santiago de Chile, el Consejo de
Seguridad de la ONU realizó, el 24 de agosto de 2015, una reunión sobre
las ejecuciones que la organización terrorista ha realizado contra la
homosexualidad en Irak y en Siria.
Pero algunos miembros del Consejo de Seguridad vacilaron cuando
se habló de condenar esos crímenes de los yihadistas. Angola (80% de su
población es cristiana) y Chad (país mayoritariamente musulmán) pidieron
a sus embajadores que no participaran en la reunión, mientras que otros
miembros del Consejo de Seguridad exigieron que se hiciera a puertas
cerradas, lo cual significa que no disponemos del acta de esa reunión y
que el Consejo se abstuvo de toda conclusión pública.
No se sabe, por tanto, si el Consejo de Seguridad de la ONU examinó
únicamente los crímenes del Emirato Islámico o si extendió sus
investigaciones a los actos de otros grupos yihadistas. En todo caso,
en septiembre de 2013, el Frente al-Nusra (al-Qaeda), bajo las órdenes
de oficiales turcos y franceses, trató de apoderarse de la pequeña
ciudad de Maalula –a 40 kilómetros de Damasco. Maalula no tenía ninguna
importancia estratégica, incluso carece de valor táctico, pero es
el símbolo de los cristianos del Oriente. Es la ciudad cristiana
más antigua del mundo, convertida en el año 35 por Pablo de Tarso y
Santa Tecla. Maalula pretende conservar la tradición del cristianismo
original, independientemente del cisma entre católicos y ortodoxos.
Los yihadistas se ensañaron allí con todas las representaciones de la
fe cristiana, principalmente contra la gran estatua de la Virgen
(a pesar de que el Corán la celebra), las reliquias de
Santa Tecla (reconocida por los católicos como una santa ya que impartía
los sacramentos como un hombre pero que los ortodoxos consideran como
el apóstol trece) y los monasterios de san Sarkis y san Baco.
Las iglesias católica y ortodoxa, que expresaron su apoyo a los
habitantes de Maalula, pusieron sin embargo especial atención en
no mencionar este aspecto de lo sucedido.
En definitiva, los occidentales parecen muy poco sinceros, sin toda
su algarabia sobre la integración de los homosexuales. La han convertido
en un símbolo de las sociedades libres y han manipulado ese tema para
hacer creer que la República Árabe Siria es un «régimen represivo». A pesar de ello, tanto el engaño de la «Gay Girl in Damascus»
como el intento de manipular a Subhi Nahas terminaron en fracasos. Pero
no han tenido ningún reparo en apoyar a al-Qaeda cuando sus terroristas
atacaron los monasterios de san Sergio y san Baco o cuando Mohammed
Aluche arrojaba homosexuales desde los techos.
[1] «La CIA se ve desbordada ante el inesperado apoyo de civiles al Emirato Islámico», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 16 de marzo de 2015.
[2] «J’ai caché mes pantalons roses et jaunes, et je me suis entraîné à marcher d’une façon masculine», [en español, “Escondí mis pantalones rosados y amarillos y me entrené en caminar de forma masculina”, Chérine Yazbeck, L’Orient-Le Jour, 8 de febrero de 2016.
[3] También llamado Utman.
[4] Los términos “gentil” o “goy” aún son utilizados por los judíos para referirse a los no judíos. Nota de la Red Voltaire.
[5] También designado como Jacobo El Justo o Santiago El Justo. Nota de la Red Voltaire.
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