"Las distintas luchas feministas en las que ha tomado parte han
marcado la vida de Doris a través de un compromiso social, tanto
militante como profesional, por los derechos de las mujeres."
Doris
Benegas Haddad nace en Caracas en el año 1951, en el seno de una
familia marcada por el exilio político. Su madre, nacida en la
capital venezolana, provenía de una familia libanesa-palestina que
emigró a Venezuela a comienzos del siglo XX; su padre formaba parte
del exilio vasco tras la guerra civil. Desde sus primeros años de
vida resultaba claramente perceptible para Doris el significado
político de los años de la República, la Guerra Civil y el exilio.
La dictadura franquista se vivía en primera persona en el entorno
familiar. En 1956 la familia Benegas Haddad regresa al País Vasco, a
la ciudad de Donostia, donde Doris acude al colegio y vive su
infancia. Doris deja Donostia en el año 1964 para estudiar
Bachillerato en un colegio de Baiona (País Vasco norte), viviendo
de primera mano los acontecimientos sociopolíticos del Mayo del 68.
Doris
empieza sus estudios de Derecho en San Sebastián en 1969. Si bien la
carrera de Derecho no era la que en principio la ilusionaba
vitalmente, se adaptará con rapidez, consiguiendo muy buenas
calificaciones. El estudio del Derecho llevará a Doris a interesarse
por temas relacionados con la discriminación jurídica de la mujer y
la economía política. La posibilidad de ejercer durante tantos años
la profesión de abogada, le ha permitido llegar a conocer a muchas y
buenas personas, aportando a su trabajo toda la utilidad política y
social posible, desde una perspectiva profundamente humana. Es
difícil separar la actividad política de la puramente profesional
en la biografía de Doris Benegas. Según Doris, el Derecho no es una
profesión dirigida hacia objetivos previos, que te lleve
necesariamente a un determinado resultado, sino que es principalmente
la actitud que se imprime en lo personal la que te permite llegar a
descubrir nuevos objetivos en esta profesión. Aunque el Derecho
Penal ha sido el principal ámbito profesional en el que ha
trabajado, especialmente la lucha contra la violencia de género y el
mundo laboral, también ha trabajado en significativos casos
relacionados con el derecho al aborto, las luchas vecinales contra el
narcotráfico, la insumisión, el antifascismo, la defensa de
militantes políticos de izquierda e independentistas, la anulación
de los juicios que culminaron con las últimas ejecuciones
franquistas del 27 de septiembre de 1975, o el más conocido caso del
aceite de colza. Un trabajo profesional y militante que refleja uno
de los rasgos más destacados de la personalidad de Doris: tenacidad
y constancia sin desaliento cuando los acontecimientos y
protagonistas así lo merecen.
Las
primeras ideas políticas definidas y estructuradas se van
configurando en el pensamiento de Doris en la adolescencia, sobre
todo en lo referente a la discriminación de la mujer en la sociedad
y la persecución que existía por parte de los poderes públicos
franquistas hacia el euskera. Pero lo que marcaría profundamente la
posterior evolución de su pensamiento político serían dos viajes
realizados a Venezuela en los años sesenta del pasado siglo, donde
pudo observar de forma directa los contrates entre la extrema
opulencia y la extrema miseria, que le permitieron entender el
significado y las consecuencias de una opresión multifacética
inherente a la sociedad capitalista. Una percepción y un
convencimiento que desde entonces permanecieron inalterados, tanto en
la vida profesional como en la militancia política, y que llega
hasta su participación activa como abogada dentro de la plataforma
de Stop Desahucios en los últimos años, haciendo frente, décadas
después, a la miseria moral del capitalismo.
Doris
Benegas comienza la época de activista política en la primera mitad
de la década de los 70, durante su etapa de estudiante
universitaria. Ingresa en los Comités de Estudiantes Revolucionarios
de Gipuzkoa y en Komunistak-Movimiento Comunista. La llegada a
Valladolid tiene lugar en septiembre de 1973, tras ser detenida en
San Sebastián en la víspera del primero de mayo de ese mismo año,
debido a su militancia política y después de ser sometida a
constantes vigilancias por parte de la policía. Termina la carrera
de Derecho y se incorpora al Colegio de Abogados de Valladolid en
1975. En 1974 comienza a trabajar en la factoría de FASA-Renault, de
donde fue despedida por su participación en las huelgas y luchas
obreras, en un momento de elevada conflictividad social y política
en Valladolid, asociada a las movilizaciones obreras y estudiantiles
en las que Doris tuvo un papel protagonista. Tras serle aplicada la
Ley de Amnistía, en 1977 regresa a FASA de donde volvería a ser
despedida en el año 1981. En ambos casos ganó el juicio posterior
contra la empresa. En la época en que era trabajadora de FASA, Doris
se incorporará a las Plataformas Anticapitalistas y posteriormente
al sindicato Comisiones Obreras, organización de la que sería
expulsada junto a otros compañeros en el año 1979, por oponerse a
la firma por parte del sindicato de un convenio colectivo acordado
con la empresa a espaldas de los trabajadores, que en ese momento se
encontraban en huelga. De la militancia propiamente sindical, Doris
pasa a trabajar en el terreno profesional y político en casos del
ámbito laboral, ejerciendo desde el Derecho la defensa de buen
número de trabajadores despedidos, jugando desde hace décadas un
papel activo y destacado en el movimiento obrero y sindical de la
ciudad de Valladolid. A mediados de la década de los 70 abre en
Valladolid un despacho jurídico situado en la calle Matías
Sangrador, que a la vez operaba como sede política del MC en
Valladolid y que pronto se convierte en punto de encuentro del
activismo político de parte de la izquierda vallisoletana. En
diciembre del 79 el despacho de Doris fue incendiado por un grupo
fascista.
En
el año 1976, Doris Benegas se incorpora al Instituto Regional de
Castilla y León, desde donde participa en la organización del
primer día de Castilla en las campas de Villalar, que sería
prohibido por el Gobernador Civil. Pese a todas las dificultades y
riesgos, unos pocos centenares de personas, entre las que se
encontraba Doris, accedieron por caminos y a pie a un pueblo de
Villalar cercado por la Guardia Civil patrullando a caballo. Una
escena que pasará a la historia de este país.
Doris
señalaba que la transformación de la realidad parte del
conocimiento de la configuración de los Pueblos, que no son
entelequias sino realidades diferentes y diferenciadas. Para
transformarlas las tienes que conocer y partir de ellas, porque de lo
contrario no hay transformación posible. Pese a no haber nacido en
tierras castellanas, Doris Benegas ocupa un lugar propio en la
historia política de las últimas décadas de la izquierda en
Castilla. En Valladolid Doris comprende que Castilla es una parte más
de un Estado plurinacional que no se puede ignorar desde un punto de
vista marxista, porque no se puede cambiar la realidad si no la
identificas correctamente. Va adquiriendo conciencia de que el pueblo
castellano ha sido sojuzgado y utilizado por los poderes e intereses
del Estado, a los que Castilla se ha visto subordinada de manera
evidente, para acabar siendo directamente fracturada. Por coherencia,
consideraba que una vez elaborado el proyecto político propio éste
no podía asentarse exclusivamente en el marco Estatal, sino que
debería tener a Castilla como referencia esencial de acción
política, porque hubiera sido incongruente con el análisis de lo
que estaba ocurriendo en otros Pueblos del Estado.
En
Valladolid Doris seguirá militando en el MC hasta comienzos de los
años 80, cuando el diferente posicionamiento de la organización en
el debate de Reforma o Ruptura respecto al Régimen Franquista, llevó
a un sector del MC, en el que se encontraba Doris Benegas, a
abandonarlo, apostando con claridad por defender una ruptura total
con lo que había sido y significado el Franquismo, planteando la
necesidad del reconocimiento de la realidad plurinacional del Estado
Español y el derecho de autodeterminación de los Pueblos que lo
componen, y entre ellos, el reconocimiento nacional explícito de
Castilla como sujeto político. Corrientes que acabarán desembocando
en la creación formal de Unidad Popular Castellana en el año 1985.
La UPC será la primera organización de izquierda revolucionaria y
castellanista bajo la óptica de las clases trabajadoras, de la
igualdad de género y la solidaridad internacionalista. Desde la
creación de la UPC Doris Benegas se destacó como un miembro muy
relevante, sobre todo derivado de su proyección mediática. También
participará en la formación de Izquierda Castellana en el año
2000, de la que es uno de los rostros más reconocidos. Doris Benegas
siempre se ha destacado por su participación en diversas campañas
para mostrar la solidaridad con otros pueblos tanto de América
Latina, especialmente con Cuba, Venezuela y la Nicaragua en guerra de
los años 80, como del Estado Español, especialmente con Euskal
Herria, tierra con la que mantiene un vínculo familiar y un cariño
no disimulado nunca, pese a los ataques y presiones políticas y
mediáticas recibidas desde hace años.
Nadie
cuestiona que un rasgo de su personalidad es la valentía, puesta de
relieve en su activa participación en las luchas vecinales contra el
narcotráfico del barrio vallisoletano de Pajarillos. Movilización
en la que Doris Benegas se implicó a nivel político, personal y
profesional, hasta el punto de recibir serias amenazas de muerte por
su participación como abogada de la Coordinadora Contra el
Narcotráfico de Pajarillos en el largo y complejo juicio contra el
clan de los Monchines, elemento nuclear del narcotráfico en
Valladolid, logrando una sentencia de 108 años de prisión por
tráfico de drogas.
Desde
el año 2001 Doris Benegas ha formado parte de manera habitual de la
delegación de IzCa en el Foro de Sao Paulo, donde tuvo oportunidad
de conocer a los/as líderes más importantes de la lucha progresista
en Latino América (Fidel Castro; Daniel Ortega; Tomas Borge; Lula da
Silva...).
Doris
Benegas ha tenido un papel protagonista en la configuración
organizativa e ideológica del movimiento feminista de Valladolid.
Las distintas luchas feministas en las que ha tomado parte han
marcado la vida de Doris a través de un compromiso social, tanto
militante como profesional, por los derechos de las mujeres. En la
década de los 70 contribuye a la formación de las primeras
organizaciones feministas de Valladolid, como el Movimiento de
Liberación de la Mujer, y participa en la organización del primer
Día Internacional de la Mujer Trabajadora que se celebró en
Valladolid, el 8 de marzo de 1977. Constituye Mujeres Castellanas en
los años 80 y contribuye a la creación de la Agrupación de Mujeres
Abogadas de Valladolid en el año 1993, incorporándose también a la
Asociación de Mujeres Juristas. En todo este recorrido, un doloroso
punto de inflexión lo marcarán los crueles asesinatos de la niña
Olga Sangrador y de la joven Leticia Lebrato en el año 1992, que
causaron un profundo impacto social y mediático. A raíz de estos
brutales crímenes se redoblan en Valladolid los esfuerzos para la
constitución de las bases sólidas para acometer una lucha eficaz
contra la violencia de género, formándose en 1994 la Asociación de
Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos
(ADAVASYMT), que desde entonces ha ayudado a miles de mujeres
víctimas de la violencia machista. Ese mismo año Doris toma parte
en la organización de la Coordinadora de Mujeres de Valladolid,
trabajando desde su creación en el equipo jurídico desde donde ha
participado en numerosos juicios relacionados con violencia de
género
Doris Benegas es una mujer rebelde, una persona
combativa que ha sido capaz de vencer al miedo y las presiones
constantes y, como ella dice, estar donde tenía que estar y con
quien tenía que estar, sin perder el tiempo en su camino por avanzar
hacia el socialismo, contribuyendo con sus esfuerzos a construir una
sociedad más justa y democrática.
Fuente: http://izca.net
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