InterUnit es una división de la Brigada Prizrak de la República Popular de Lugansk. Los voluntarios comunistas extranjeros que vinieron a Donbass sirven en ella. No se encuentran aislados, sino integrados en una organización político-militar formada por personas con iniciativa a las que les importa. Es algo que inspira y da esperanza de que el mundo no es tan malo. Da fe en la humanidad.
Svobodnaya Pressa entrevistó a Nemo, un voluntario italiano que lucha en Prizrak desde 2015, tiene un aspecto especialmente robusto y ama la buena literatura. Tras charlar con él, incluso el pesimista más convencido puede dejar de obsesionarse con el apocalipsis, porque verdaderamente me gustaría ver el mundo que imagina para el futuro. Por algún motivo, no es difícil creer que una persona así sea capaz de construir ese mundo.
Esta no es tu primera guerra. Luchaste en Yugoslavia. Cuéntanos algo más, por favor.
No fue una guerra de verdad. Simplemente nos retiramos paso a paso hacia Belgrado y después acabó todo. Es una historia triste, pero también una buena lección: no llegues a un acuerdo cuando ya has bajado las armas. Milosevic estaba convencido de que los países occidentales cumplirían los acuerdos a los que habían llegado con él.
¿Estabas con el Partido Comunista?
Absolutamente no. He sido miembro de varias organizaciones comunistas, pero siempre que he tomado las armas los he tenido que dejar. Oficialmente, los partidos comunistas europeos se niegan a participar en las guerras. No quieren tener que lidiar con la “basura de la guerra”. No es pacifismo, simplemente es miedo.
¿Cómo llegaste allí?
En un día en coche. Está bastante cerca de Italia. Tenía 20 o 21 años.
Eras prácticamente un niño.
A los 20 años, ya no se es un niño. Por supuesto que era muy joven, pero había decidido ser un militante comunista y vi que la política interna de las organizaciones comunistas estaba en unas condiciones muy tristes: había poca voluntad de cambiar nada y eso solo podía acarrear autodestrucción. Y así las organizaciones comunistas pierden gran potencial, oportunidades para la revolución. Aunque no lleguemos a la revolución, estamos trabajando para crear las condiciones para ella. Uno de los primeros pasos es la lucha contra el imperialismo.
¿Crees que una revolución mundial es realmente posible en, digamos por ejemplo, los próximos 30 años?
Si la gente se une en un buen proyecto político, nada es imposible.
¿De verdad lo crees?
Creo que nada es imposible. Por el momento, no veo cómo podría pasar, pero sé que podemos hacerlo.
Sobre Donbass, ¿por qué viniste hasta aquí?
Por razones políticas: soy antifascista y después de Odessa ya no podía quedarme en casa. Además, aquí la gente intenta crear un nuevo tipo de sociedad. Puede que les guíe solo la nostalgia por la Unión Soviética (no necesariamente el comunismo) pero, por supuesto, la situación es positiva para los comunistas.
Y por motivos personales: en Yugoslavia no luchamos realmente en la guerra. Así que quiero usar todo lo que aprendí durante ese tiempo. Hay un buen libro italiano, “La Estepa Tártara”, de Dino Buzzati. Es la historia de un soldado que se durante toda su vida esperó la guerra y cuando finalmente la guerra llegó, no pudo luchar y finalmente murió.
Hay algunos que se dicen comunistas por nostalgia por las salchichas baratas.
Pues yo no. Tengo nostalgia por algo que no llegué a ver. Me gusta el ideal comunista, pero creo que tenemos que construir nuestro propio modelo de comunismo.
Hábleme de su vida diaria. ¿Qué hace?
Lo mismo que los demás. Seguridad, cocinar, limpiar, cavar trincheras. Lo más interesante es que InterUnit no es solo una unidad militar, sino un grupo político. Así que también tenemos actividades políticas normales de una organización. En este momento no hay muchas organizaciones que combinen trabajo tanto político como militar.
¿Qué es lo más difícil?
En primer lugar, la complejidad lingüística. En segundo lugar, intentar explicar mi punto de vista. Muchos camaradas no entienden por qué estoy aquí, por qué abandoné mi país y mi estupenda vida para venir aquí a luchar. Creen que estoy loco y se comportan de forma extraña hacia mí.
¿Cómo te entiendes con la gente aquí si no hablas ruso?
No hablo bien el ruso, pero si quieres hablar de la guerra, es posible hacerlo solo con cincuenta palabras. Fácil. Es broma. La comunicación es muy difícil, pero nos las arreglamos.
¿Tiene algo de vida normal?
Absolutamente no. Solo la guerra y la política. Prefiero reducir las cosas normales. Además, me he negado a los permisos. En dieciséis meses, solo he tenido quince días libres. Es que es imposible construir aquí una vida como la que tenía antes. Si hago algo normal, me produce más nostalgia.
¿Quiere decir que intenta no hacer cosas normales? Es un poco triste.
Es una decisión radical, claro, pero realmente no lo quiero. No quiero salir a los cafés y restaurantes, no quiero ir de vacaciones ni nada por el estilo. Esas cosas son distracciones, porque lo pasas bien un rato, pero luego se hace más triste.
¿Cuánto tiempo cree que durará la guerra?
Si no hacemos algo para cambiar la situación pronto, puede ser como en Irlanda del Norte: más de cien años. ¡Pero podemos hacer lo que hizo Rusia en 1917!
¿Cómo lo podemos hacer?
Primero, aprendiendo de los errores del siglo pasado. Hay que intentar construir una organización comunista seria. Para eso, primero hay que crear las condiciones para la revolución y después estar preparados para ella.
Eres idealista. Eso está bien, pero creo este mundo tiene que ser difícil para ti.
Muy difícil. Pero siempre intento elegir el camino correcto, no el camino más fácil.
¿Cómo fue dejar tu casa y tu familia?
Es difícil responder a esa pregunta. Supuso mucho dolor para mí, para mi familia y para mis amigos. Pero tengo algo importante que hacer aquí. Los que me quieren tienen que entender eso.
Por favor, háblanos de tu trabajo político.
En Europa he estado en varias organizaciones comunistas, incluyendo algunos partidos. En todos los casos he trabajado en temas internacionales: los Balcanes, Palestina, América Latina y Donbass.
Antes de dejar Italia, era un activista bastante conocido. Mi estilo era bastante inusual: trabajaba en una unión de movimientos de izquierdas. La mayoría de mis camaradas no comparten este método, pero creo que la unidad es necesaria. En Donbass también trabajo en política internacional. En primer lugar hablamos de la guerra, pero también hay otras. Creemos que las diferentes guerras que hay en el mundo son frentes diferentes de una misma agresión imperialista.
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