"Lo más significativo de su discurso fue hacer suya la idea de Marx de que para construir un mundo mejor, además de cambiar la economía, tenía que surgir "el hombre nuevo". Así, defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, y sobre todo la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Ella creía que debía surgir "la mujer nueva", independiente económicamente, pero también sicológica y sentimentalmente."
Alejandra Mijáilovna Kollontai (Алекса́ндра Миха́йловна Коллонта́й), cuyo apellido de soltera es Demontovich, nació en Rusia en 1872. Estudió historia y literatura, y en 1899 se afilió al Partido Social Demócrata. Participó activamente de la lucha socialista en su país y en Europa, donde se relacionó con personalidades como Rosa Luxemburgo, Carlos Kausky, Jorge Plejanov, Lenin y muchos otros. En 1903 publicó La vida de los obreros finlandeses; en 1907 inició el primer Círculo de Obreras y al año siguiente presentó La base social de la cuestión femenina, lo que le valió la persecución y condena del régimen zarista, razón por la que tuvo que huir a Alemania, pasando después a diferentes países de Europa y finalizando su recorrido en Estados Unidos, donde fue propagandista de las organizaciones socialistas durante sus nueve años de exilio.
No es hasta 1917 que regresa a Rusia para formar parte del primer gobierno de Lenin como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Entre otros espacios, integra el sector femenino del Partido Bolchevique, donde cobró notoriedad por su defensa del amor libre en los primeros años de la revolución. Alejandra ocupó altos cargos diplomáticos desde principios de los años 20 y fue la primera embajadora de la Unión Soviética en México, en 1926.
La obra literaria de Alejandra Kollontai es amplísima e incluye, además de las publicaciones antes mencionadas, su difundido artículo "El día de la Mujer" publicado en 1913, La emancipación de la mujer, Sociedad y maternidad y La clase obrera y la nueva moral, que reflejan una visión importante del movimiento feminista. Lo más significativo de su discurso fue hacer suya la idea de Marx de que para construir un mundo mejor, además de cambiar la economía, tenía que surgir "el hombre nuevo". Así, defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, y sobre todo la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Ella creía que debía surgir "la mujer nueva", independiente económicamente, pero también sicológica y sentimentalmente.
La profesora Ana de Miguel Alvarez, en su estudio El conflicto clase-sexo-género en la tradición socialista, considera que "es la teórica rusa Alejandra Kollontai quien articuló de forma más racional y sistemática feminismo y marxismo. Kollontai no se limita a incluir a la mujer en la revolución socialista, sino que define el tipo de revolución que la mujer necesita. No basta con la abolición de la propiedad privada y con que la mujer se incorpore a la producción; es necesaria una revolución de la vida cotidiana y de las costumbres [...] En su teoría no tiene sentido hablar de un aplazamiento de liberación de la mujer, en todo caso, habría que hablar de un aplazamiento de la revolución". Fue por estas posturas que Alejandra protagonizó numerosos enfrentamientos con sus camaradas varones y con todos los que, desde la indiferencia, negaban la necesidad de una lucha específica por los derechos de las mujeres.
A pesar de sufrir una apoplejía en 1942, durante tres años dirigió la delegación diplomática de Oslo en silla de ruedas. Alejandra Kollontai murió en 1952 en Moscú, pero unos años antes llegó a ser candidata al Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a la guerra ruso-finlandesa.
No es hasta 1917 que regresa a Rusia para formar parte del primer gobierno de Lenin como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Entre otros espacios, integra el sector femenino del Partido Bolchevique, donde cobró notoriedad por su defensa del amor libre en los primeros años de la revolución. Alejandra ocupó altos cargos diplomáticos desde principios de los años 20 y fue la primera embajadora de la Unión Soviética en México, en 1926.
La obra literaria de Alejandra Kollontai es amplísima e incluye, además de las publicaciones antes mencionadas, su difundido artículo "El día de la Mujer" publicado en 1913, La emancipación de la mujer, Sociedad y maternidad y La clase obrera y la nueva moral, que reflejan una visión importante del movimiento feminista. Lo más significativo de su discurso fue hacer suya la idea de Marx de que para construir un mundo mejor, además de cambiar la economía, tenía que surgir "el hombre nuevo". Así, defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, y sobre todo la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Ella creía que debía surgir "la mujer nueva", independiente económicamente, pero también sicológica y sentimentalmente.
La profesora Ana de Miguel Alvarez, en su estudio El conflicto clase-sexo-género en la tradición socialista, considera que "es la teórica rusa Alejandra Kollontai quien articuló de forma más racional y sistemática feminismo y marxismo. Kollontai no se limita a incluir a la mujer en la revolución socialista, sino que define el tipo de revolución que la mujer necesita. No basta con la abolición de la propiedad privada y con que la mujer se incorpore a la producción; es necesaria una revolución de la vida cotidiana y de las costumbres [...] En su teoría no tiene sentido hablar de un aplazamiento de liberación de la mujer, en todo caso, habría que hablar de un aplazamiento de la revolución". Fue por estas posturas que Alejandra protagonizó numerosos enfrentamientos con sus camaradas varones y con todos los que, desde la indiferencia, negaban la necesidad de una lucha específica por los derechos de las mujeres.
A pesar de sufrir una apoplejía en 1942, durante tres años dirigió la delegación diplomática de Oslo en silla de ruedas. Alejandra Kollontai murió en 1952 en Moscú, pero unos años antes llegó a ser candidata al Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a la guerra ruso-finlandesa.
https://www.marxists.org/espanol/kollontai/
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