Sus años de activista de Memorial le han endurecido. Pero no lo suficiente como para poder contener unas lágrimas que se adivinan en sus pupilas cuando narra la ejecución extrajudicial, hace meses en Chechenia, de Natalia Estemirova. De Natasha, en palabras de esta «abuelita rusa» -dicho en el mejor y más ajustado sentido del término-.
GARA
Háganos una radiografía de la situación de los derechos humanos en Rusia.
Para resumir, los defensores de los derechos humanos estamos en peligro de muerte. Los asesinatos políticos son la norma, no la excepción.
Pedimos a la UE que fuerce a Rusia a cumplir las decisiones y sentencias judiciales en casos relativos al Cáucaso Norte. Se ha limitado hasta ahora a pagar las indemnizaciones de las sentencias emitidas por el Tribunal de Estrasburgo, pero no cumple con las obligaciones inherentes a esos fallos judiciales. Europa tiene que exigir a Rusia una investigación independiente de los delitos contra los derechos humanos cometidos en la primera y segunda guerra chechenas. También debería pedirle que cambie la draconiana legislación sobre las ONG, que actualmente están en una situación muy precaria.
Hemos pedido que organice misiones de observación para conocer lo que pasa realmente en el Cáucaso Norte, e incluso en otras regiones, como en Krasnodar y en Sochi, donde tendrán lugar en 2014 los Juegos Olímpicos de Invierno.
Sus principales críticas se refieren al Cáucaso Norte, y concretamente a Chechenia, pero van más allá. Todo apunta a que la «solución final» rusa en Chechenia se ha convertido en un cáncer que alcanza a toda la Federación rusa.
Así es. La primera guerra chechena fue brutal y terrorífica e incluyó la persecución de los chechenos que huyeron a Rusia, contra los que se fabricaban delitos, se les torturaba... Una criminalización total.
¿Qué pasa ahora en Chechenia?
Rusia ha logrado internalizar el conflicto. Ha dejado la política en manos chechenas, concretamente en las de (Ramzan) Kadirov. Él y los suyos hacen lo que les viene en gana. No hay ley. Y el miedo ha pasado a formar parte de la mentalidad de los chechenos. Es lo que ocurría en tiempos de Stalin, de Hitler y de Mussolini. La persona empieza a querer a quien le oprime, a tener miedo unos de otros, como en los viejos tiempos.
Y la corrupción es rampante...
En Chechenia no se puede hablar siquiera de corrupción. El término corrupción responde a una situación de colaboración entre la estructura política y las redes criminales. En Chechenia no hay diferencia entre el poder político y el poder criminal. Son lo mismo. Evidentemente, no interesa que todo esto salga a la luz. Y entonces optan por matar al mensajero, como en el caso de Natalia Estemirova.
Natalia se atrevió a denunciar públicamente la ejecución extrajudicial, el 7 de julio pasado en la zona de Kurchaloi, de un checheno al que previamente habían secuestrado junto a su hijo, sospechosos ambos de ayudar a los boieviki (guerrilleros independentistas islamistas).
Así es. El día 15 Natasha tenía una agenda repleta. Había sido convocada por el director del comité de investigación. Había quedado con su hija para comer y luego tenía previsto viajar a Stavropol. Pero no apareció a la cita con su hija. Cuando volví al aeropuerto la llamé y me di cuenta de que pasaba algo extraño. El teléfono daba conexión pero luego se cortaba.
¿Qué hicieron entonces?
Nuestros colaboradores se movilizaron y acudieron al Gobierno y al ombudsman y les dijeron que era posible que hubiera sido secuestrada «para casarla». Nosotros sabíamos que era mentira, porque en cualquier caso este tipo de secuestros tienen como víctimas a mujeres jóvenes, lo que no era el caso de Natalia.
Fueron luego a preguntar a los vecinos y una mujer les dijo que a las 9 de la mañana habían subido a la fuerza a Natasha a un coche mientras gritaba que la estaban secuestrando. Fíjate lo que es el miedo, que esa mujer, que conocía a Natalia y su labor, no se había atrevido a llamar a nadie, ni siquiera a su hija, a la que también conocía. Ya de noche me llamaron por teléfono y me dijeron que habían encontrado su cadáver en Ingushetia. Fui al tanatorio y vi sus heridas y disparos; el último en la cabeza.
¿Dónde están los culpables?
Probablemente son los mismos que mataron al hombre en Kurchaloi. Cuando regresé de Ingushetia a Chechenia pasé varios controles permanentes, pero los secuestradores no fueron interceptados en ningún momento. Dicen que lo están investigando pero estoy segura de que saben quién fue.
¿Y qué dicen en Moscú?
Recientemente varios representantes de organizaciones de derechos humanos fuimos recibidos por el presidente, Dmitri Medvedev. Le contamos lo de los asesinatos políticos y él los equiparó a los crímenes comunes. No decimos que la vida de una persona sea más valiosa que la de otra, pero los asesinatos políticos nos revelan la situación de la sociedad. La diferencia es enorme, porque estos últimos muestran que el poder está aliado con los criminales. Y no sólo son los asesinatos. Que te metan armas o drogas para inculparte, algo que no sólo ocurre en Chechenia sino en toda Rusia, muestra que algo va muy mal. Destruye todas las instituciones y el sistema legal.
Asistimos a una degradación total del sistema legal. La gente encarcelada en Rusia padece condiciones similares a las vigentes en Chechenia. No es la primera persona que muere en la cárcel por negársele la atención médica básica. Tampoco descartaría que Magnitski hubiera sido asesinado, porque en su cuerpo se hallaron heridas y moratones. No puedo asegurarlo, pero no me sorprendería y me parece lo más probable. Desgraciadamente así lo veo.
Lo de Jodorkovski es ya ridículo. En el segundo proceso que han abierto contra él le acusan de haber robado mas petróleo del que tenía su empresa, Yukos. Ni siquiera sabemos a estas alturas a quién se lo habría robado. Lo alucinante es que estas acusaciones llegan a buen puerto cuando incluso a un niño le parecerían ridículas.
La verdad es que lo conocíamos desde años antes a su llegada al Kremlin. Mi área de trabajo específica son los derechos de los inmigrantes y tengo que reconocer que en esa materia Medvedev ha traído cambios y ha revitalizado la comisión guberna- mental, en la que trabajamos codo con codo para mejorar la situación de ese núcleo de población totalmente desprotegido. Más allá de cuestiones sectoriales, podemos decir que tenemos esperanzas, aunque los grandes cambios no han llegado aún y a mí, personalmente, Medvedev me decepcionó en ese último encuentro.
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