antikapitalismoa-autogestioa-oroimena-komunismoa-herrigintza-duintasuna-formakuntza-asanblada-autodeterminazioa-parekidetasuna-borroka-elkartasuna-okupazioa-eztabaida-sozialismoa-lurralde batasuna-antinperialismoa-autonomia-iraultza-euskara-amnistía-internazionalismoa-langileria-kultura-erresistentziak.... KONTAKTUA: izartubuletina@gmail.com




2012/11/27

ENTREVISTA CON DAVID FERNÁNDEZ, CABEZA DE LISTA DE LAS CANDIDATURAS D’UNITAT POPULAR (CUP)

"Una de las hipotecas del postfranquismo fue precisamente este: la (de)negación militar y militarista de la autodeterminación de los pueblos que, bajo el franquismo, toda la oposición reclamaba."

David Fernández se ha presentado como cabeza de lista de las CUP en las elecciones al Parlament. Activista de los movimientos sociales, periodista (en excedencia) de La Directa, y colaborador de DIAGONAL, explica algunas claves de una candidatura construida desde abajo y a la izquierda, que ha pugnado por dar voz en el Parlament a más de un centenar de asambleas de pueblos y barrios catalanes.

DIAGONAL: Para que una propuesta política institucional lleve a un proceso de transformación social y no sea mera gestión ¿Qué hace falta?

DAVID FERNÁNDEZ: Que el cambio se haya producido ya en la calle. Por tanto lo más necesario son mayorías sociales, activación popular y consciencia colectiva. La traducción político-institucional de cualquier conquista social es seguramente el final de un proceso, nunca el principio. Por eso seguimos insistiendo que la mayor ágora política, el mejor parlamento social, sigue siendo hoy la calle y las redes sociales, la desobediencia civil y la movilización popular. Allí donde se modulan y elaboran las políticas transformadoras. La Iniciativa Legislativa Popular de la PAH puede servir como ejemplo: si se consigue la dación en pago será por la extradordinaria movilización social que vienen desarrollando. Entre la espada del Estado y la pared del mercado, la política institucional –ese maquina centrípeta– es solo una parte de la política y, en la actual coyuntura, no la más importante. Para la CUP el cambio social se activa de abajo arriba: desde los barrios, los municipios y las comarcas.

D.: Vuestro planteamiento es esencialmente municipalista, y apuesta por la democracia radical, ¿cómo se sustancia?

D.F.: Se sustancia en la asamblea abierta y la democracia cooperativa –una persona, un voto– y en un apuesta clara por la repolitización de las clases populares, para que tengamos voz propia. Basta de ventrílocuos. Actualmente este proyecto político y social se sustenta en más de 100 asambleas locales y 1.200 personas activamente implicadas y en unos resultados municipales en mayo de 2011 que se tradujeron en 65.000 votos, 101 concejales y 4 alcaldías presentándose sólo al 10% de los municipios catalanes. Respecto a la relación con los movimientos sociales diría que es una relación dinámica, abierta, recíproca y en permanente interrelación. No somos mediadores de nada ni de nadie, somos parte de los conflictos sociales. No estamos ni delante ni detrás de los movimientos populares: estamos al lado. Y somos una expresión más –en este caso, municipal– de las demandas colectivas. La lucha institucional es un frente más, nunca el único. Respecto a la anquilosada forma-partido, la CUP es otra cosa que anula la perversa Cultura de la Transición que dejaba la política, como coto privado de caza, a los partidos políticos. Apuesta por la radicalidad democrática y por la autoorganización, pero también es red y espacio. Una suerte de zapatismo urbano que se construye desde abajo y a la izquierda en base al proyecto histórico de la izquierda independentista: máxima libertad política para esta nación y máxima justicia social para este pueblo.

D.: ¿Cuáles son las líneas de fuerza de la economía que proponéis desde las CUP?

D.F.: Apostamos por el potencial del cooperativismo, las raíces de la economía social y solidaria que ya operan en nuestro país y una apuesta por el sector público como garante de servicios sociales universales. ¿Es posible? Salvando las distancias y acercándonos a las proximidades Islandia marca una inflexión. Han hecho todo lo prohibido por los mercados: negarse a pagar la deuda, anular la deuda hipotecaria de miles de familias, encarcelar banqueros y procesar ministros por su implicación en la burbuja y abrir un nuevo proceso constituyente con participación popular. Frente a la doctrina del shock –la gran mentira que pretende imponer los planes de austeridad como medidas neutras, técnicas y asépticas– no es que propongamos, es que ya tenemos alternativas. Ellos tienen el Banco Santander, nosotros Coop57 y Fiare. Ellos tienen Endesa, nosotros Som Energia, una cooperativa de generación energética ecológica. Ellos tienen ABC, nosotros DIAGONAL o la Directa. Ellos tienen Mapfre Seguros, nosotros Arç Cooperativa. Ellos tienen Mercadona, nosotros cooperativas de consumo que apuestan por la soberanía alimentaria. Alternativas que ya son, convertidas en las semillas del futuro cooperativo que anhelamos. Ante la degradación de la democracia, sostenemos que no hay mayor territorio liberado para construir otro futuro que nuestras vidas cotidianas.

D.: ¿Catalonia state of Europe? Frente a una neoliberal Unión Europea, defendéis un “marco de relaciones euromediterráneas de los pueblos libres”, ¿En qué consistiría?

D.F.: La Europa política y social no existe, pero nosotros apostamos por una Europa alternativa: consiste, sintéticamente, en que la política vuelva a modular la economía y, si me apuras, en que la declaración universal de los derechos humanos de 1948 no sea un papel mojado cotidiano. La frontera más cruel de nuestro mundo es hoy el estrecho de Gibraltar: esa fosa común de 20.000 personas fallecidas y en dónde, en apenas 30 minutos de trayecto, se pasa del mundo-miseria al mundo-consumo. Por eso hablamos de romper los muros –todos– que existen hoy en el Mediterráneo. Cómplices activos de las primaveras árabes en Túnez y Egipto, impulsores de la libertad de Palestina, co-constructores de un Mediterráneo abierto, plural y solidario.

D.: A mucha gente le puede parecer que el hincapié en la cuestión nacional está dando fuelle a CiU…

D.F.: Que CiU utiliza la ’senyera’ a libre disposición, com apropiación indebida y según convenga no debería extrañarnos ya: lo ha hecho siempre. La hegemonía del nacionalismo conservador español –parido por el nacionalcatolicismo franquista– y del nacionalismo conservador catalán –nuestra burgesía que apoyó la dictadura– se retroalimentan abiertamente. Y el programa de la derecha española de siempre se parece en exceso al programa de la derecha catalana de siempre. Ahora bien, como tan bien y tan recientemente ha señalado Jaime Pastor, la izquierda en el Estado español sigue siendo incapaz de comprender la plurinacionalidad que nos habita y de reconocer, salvo honrosas excepciones, el inalienable derecho a la autodeterminación que nos asiste. Una de las hipotecas del postfranquismo fue precisamente este: la (de)negación militar y militarista de la autodeterminación de los pueblos que, bajo el franquismo, toda la oposición reclamaba. Que CiU aproveche el escenario de un millón y medio de personas reclamando la independencia no puede conducirnos automáticamente a negar la libertad política de los pueblos y un derecho de la autodeterminación históricamente negado. Lo que está en juego son libertades fundamentales que venimos reclamando hace cuatro décadas: CiU sólo acaba de llegar. Y cabe añadir que hemos llegado a la actual encrucijada no por CiU sino por una persistente movilización popular.



No hay comentarios:

Archivo del blog