Red Roja
Ya no se discute que los últimos Primeros de Mayo los celebramos en una de las peores crisis históricas del capitalismo, responsable de una guerra social sin precedentes declarada contra nuestros pueblos. Los mismos que la negaron ahora especulan torpemente sobre su salida. Sin embargo, cuando comprendemos cómo entramos en esta crisis nos convencemos si cabe más de que la salida obrera es la única salida a la hecatombe actual. Esta crisis no es nueva. Aunque actualmente haya estallado en los “países desarrollados”, en realidad esta crisis viene de lejos. Nuestro mundo capitalista más industrializado está podrido desde hace mucho tiempo bajo el dominio de la fracción más inútil y especulativa del capital: la financiera. Durante años ha venido exportando su crisis utilizando el arma del negocio de la deuda externa contra buena parte del llamado Tercer Mundo regándolo de ruina social. Ahora se está cargando aquí mismo todas las conquistas sociales y laborales por las que ha caído tanta sangre obrera, como la de aquellos Mártires de Chicago a finales del siglo XIX que dio lugar a la declaración del 1º de Mayo como día de la lucha y la insurgencia obrera.
Estamos sufriendo una utilización  
descarada del Estado para trasvasar miles de millones de las rentas  
populares hacia banqueros y grandes empresarios y para pagar fabulosos  
intereses a unos prestamistas internacionales que hacen de la deuda su  
negocio imperialista bajo la engañifa de las “obligaciones europeas”. En
  eso consiste la política de “recortes sociales”. Y esa política no la 
 inauguró el PP. El PSOE no sólo comenzó “la lucha contra la crisis” con
  los recortes, y está detrás de mucha de la degradación socio-laboral  
actual, sino que es corresponsable de haber consagrado en la  
Constitución la prioridad del pago de timo de la deuda.  
Ciertamente, la profundidad de la crisis sistémica exacerba las propias 
 peleas internas por no perder sueldazos de vergüenza y prebendas  
millonarias. Ni el PP ni el PSOE cuestionarán nunca la política de  
recortes, pero sí pugnarán por tener el poder de gestionarla. La Cumbre 
 Social en torno a los “sociolistos” no es más que un intento de 
utilizar  la degradación de “lo Social” para volver a la  Cumbre… 
gubernamental.
Al menos, ya no hay debate sobre la  
necesidad de la intervención pública: o los recursos se gastan en salvar
  a esta sarta de magnates y mercenarios del parasitismo y de la  
politiquería y continuamos hacia la barbarie, o el pueblo trabajador  
toma en sus manos la economía. Y para esto hace falta acumular fuerza  
organizada. Ya no basta expresar la indignación. Vemos cómo aumenta la  
represión de todo tipo. Necesitamos unir todas las luchas sectoriales y 
 dispersas y orientarlas hacia un referente político que se plantee  
conseguir el poder para el pueblo trabajador. Nos va la vida en ello.  
Este referente pasa por no aceptar ningún recorte socio-laboral venga de
  donde venga; por no pagar una deuda que es ilegítima; por salir de las
  instituciones imperialistas europeas, incluido el euro, y salir de la 
 OTAN. Hay que pasar a la ofensiva y aprovechar la combatividad que  
genera la lucha contra la crisis para retomar el hilo de las luchas de  
mujeres y hombres que apostaron por la “ruptura democrática” y por acabar con el régimen surgido de aquella traición.
En el terreno estrictamente sindical, la
  gravedad del momento exige la conformación de un polo de sindicalismo 
 alternativo que acabe con las concesiones y el pactismo social que
  han caracterizado al sindicalismo llamado mayoritario desde los Pactos
  de la  Moncloa a cambio de formar parte “interesadamente” del propio  
sistema de control y dominación contra el pueblo trabajador.  Dada la  
grave situación que vivimos, solo cabe poner al día una línea sindical  
con proyección revolucionaria que tenga en cuenta la dispersión,  
atomización y (auto)represión laboral impuestas en vergonzosas  
modalidades de contratación que convierten las empresas en señoríos  
feudales. No dejemos a nadie en la estacada: ni a l@s compañero@s  
parad@s, ni a las mujeres doblemente explotadas y oprimidas, ni al  
colectivo más precarizado y sin defensa sindical. Ni a l@s inmigrantes. Somos una misma clase.
La crisis del sistema es tan profunda  
que ya no pueden actuar como antes. Aprovechemos sus contradicciones y  
peleas. Ningún recorte…y menos en nuestros objetivos. ¡¡Socialismo o barbarie!!

No hay comentarios:
Publicar un comentario