"En ningún momento de todo ese
calvario dio el nombre de ninguno de sus compañeros y parece ser que
mientras le pegaban y él se hacía responsable de todo lo que ellos
querían, una sonrisa maliciosa hacía aparición en sus labios, algo
que a los torturadores no hacía mucha gracia y volvían a ensañarse
con él."
Diego Paredes Manotas Hermano de «Txiki»
Articulo publicado en GARA el 12 de octubre y "recuperado" del blog solidario http://amnistiapresos.blogspot.com.es/
El
día 30 de julio de 1975 Txiki es detenido en Barcelona. Por esas
fechas no se podía detener sin mandato judicial más de 72 horas,
pero a Txiki, y contra toda legalidad, se le retiene cinco días en
la comisaría central de Barcelona, donde se le torturó sin piedad y
con especial ensañamiento por ser un extremeño militando en una
organización independentista vasca. Según me pude enterar algún
tiempo después, los policías y guardias civiles de lo social le
golpearon por todo el cuerpo y le suspendieron de un potro con las
manos atadas con cables de cobre, aparte de hacerle la bañera y
ponerle electrodos. Esos torturadores profesionales solo se daban una
hora de descanso y luego volvían a torturarle durante 23 horas
seguidas turnándose entre ellos. En ningún momento de todo ese
calvario dio el nombre de ninguno de sus compañeros y parece ser que
mientras le pegaban y él se hacía responsable de todo lo que ellos
querían, una sonrisa maliciosa hacía aparición en sus labios, algo
que a los torturadores no hacía mucha gracia y volvían a ensañarse
con él.
El 27 de septiembre de ese mismo año sería ejecutado por un pelotón de guardias civiles voluntarios que le dispararon a la altura del estómago y con tiempo de disparo a disparo para que sufriera más, pero Txiki engrandeció sus ideales, su persona y la de todos sus compañeros caídos. Murió cantando el Eusko Gudariak.
Y dejó escrito: «Gora Euskadi Askatuta! Aberria Ala Hil!».
Esto
pasó y se acabó.
Doy
las gracias a la izquierda abertzale y a la gente que de verdad
sintió lo que pasó, cogieron su testigo y siguieron luchando de
distintas formas por lo mismo que murieron Txiki y todos sus
compañeros caídos a lo largo de estos años. Con todo lo que ello
conlleva como detenciones, torturas, vejaciones de todo tipo,
privación de libertad etc. simplemente por luchar por la paz.
Igual
que hace 38 años, estamos igual, pero claro según ellos estamos en
democracia. Y ahora hacen de presencia gente que está bien que
vengan pero que durante décadas no han venido (y a la que tienen
todo el derecho a asistir y más si tienen el beneplácito de algunos
miembros de la familia), gente pertenecientes a diversos partidos que
permitieron las razzias policiales de los últimos años en el
homenaje ante la tumba de Txiki. Gente que gobernando no ha hecho
nada por aclarar, detener y juzgar a los implicados en las torturas,
juicio fantasma y asesinato de mi hermano. El relato que hago al
principio de la carta es para que algunos de los presentes y no
presentes ante la tumba de mi hermano se acuerden de lo que se les
hace a los «terroristas» como Txiki y también decirles que muchas
de aquellas personas que participaron siguen vivas, con buenos cargos
y jugando al juego de la pseudodemocracia (al igual que vosotros) que
ni son ni juzgadas ni condenadas.
Personas que estuvieron ante la
tumba de mi hermano (que en mi humilde opinión) con el tema de las
víctimas del franquismo tienen que dar una imagen bonita delante de
las cámaras y fotógrafos.
Doy
las gracias a la izquierda abertzale porque durante 38 años ha
estado en el homenaje que siempre, de una forma u otra, se ha hecho
ese y otros días, y estos dos últimos años ha sabido estar a la
altura de los acontecimientos que yo considero una provocación por
parte de ciertos personajes (no todos) que allí se encontraban, lo
mismo que me alegra gente que estaba entre ellos y acudieron porque
lo sentían de verdad, a ellos también les doy las gracias. Dar las
gracias a la izquierda abertzale porque mientras ellos estén, estoy
convencido de que nuestros muertos, presos, exiliados y sus
familiares (por lo menos en mi caso y otros muchos que conozco y sin
necesidad de vender nuestra alma al diablo) nunca serán olvidados.
Hay algunas personas que dicen que no se podía hablar (ellos sabrán
por qué) pero los que de verdad no podemos hablar y decir todo lo
que pensamos somos los de siempre. Y para muestra las últimas
actuaciones policiales contra Herrira y la gente que salió a la
calle para defender la causa por la que ese colectivo trabaja.
Por
eso callaré muchas cosas de las que pienso porque no me fío de los
«demócratas» que gobiernan Euskal Herria. «Eskerrik asko ezker
abertzaleari».
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