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2013/12/03

Origen del euskara


"...teorías y vínculos con diferentes lenguas hay para todos los gustos, aunque algunos lingüistas siguen considerando que no están probadas suficientemente ninguna de esas tesis, de tal manera que continúan clasificando el euskara como una lengua aislada."

Naiz.info


¿Cuál es el origen del euskara? Responder a esta pregunta no resulta sencillo, ya que, dentro del rico mundo de las lenguas, es una auténtica rara avis. Para algunos expertos, proviene de la zona del Sáhara, lo que la emparentaría con el íbero, el etrusco, el bereber e incluso el antiguo egipcio o el dogón. En cambio, para otros se expandió desde Euskal Herria por toda Europa hasta que posteriormente quedó circunscrita a su espacio originario por la irrupción de las lenguas indoeuropeas tras dejar su huella por el continente.
 El euskara es una de las lenguas que más atrae a lingüistas y filólogos. Sus peculiares estructuras y la ausencia de idiomas próximos con los que emparentarlo son algunas de las características que lo hacen único en Europa y, por lo tanto, todo un fenómeno para ser estudiado. Este es el motivo por el que desde hace siglos se vienen sucediendo las investigaciones que intentan explicar el origen de esta particular rara avis lingüística.

Las más antiguas llegaron a entroncar al euskara nada menos que con la historia de la Torre de Babel. En concreto, la lengua de los vascos sería ese idioma original que hablaba todo el mundo hasta que Dios castigó al ser humano por intentar levantar una torre que llegara hasta el cielo y le hizo hablar diferentes idiomas. Algunos defensores de esta teoría llegaron a decir que «una lengua tan perfecta» solo podía ser obra de Dios y que por ese motivo son tan parecidos los topónimos Aralar y Ararat, el lugar donde, según la Biblia, se posó el arca de Noé tras el diluvio universal.

Salvando las interpretaciones más legendarias o estrambóticas, entre los estudiosos han ido surgiendo diferentes tesis para explicar de manera científica el origen del euskara. Una de esas teorías asegura que las raíces del euskara se sitúan en el Sáhara. Hace unos 6.000 años, la zona africana que actualmente ocupa ese desierto era un vergel, pero hace miles de años se produjo un drástico cambio climático que transformó por completo el lugar hasta convertirlo en el dominio de la arena. Ante la ausencia de agua y de alimento, sus habitantes habrían partido en busca de un clima más benigno. Una parte de esa población aprovecharía el bajo nivel del mar para cruzar el estrecho de Gibraltar y asentarse en la península Ibérica, mientras que otros grupos se dirigirían hacia la zona del Nilo y otra parte se habría diseminado por la península Itálica, Sicilia, Cerdeña e incluso Creta. Esa lengua común habría ido evolucionando en esos sitios de diferentes formas dando lugar a diversos idiomas que compartían un sustrato común, como serían el ibero-tartésico, el etrusco, el antiguo egipcio, el guanche, la lengua de los bereberes e incluso el euskara.

Oriundo de África
Uno de los defensores de esta teoría es Jorge Alonso, historiador, sociólogo y creador de la Fundación de Estudios Genéticos Lingüísticos. Alonso ha traducido diversas inscripciones ibéricas utilizando como referencia la lengua vasca. De acuerdo con su tesis, el euskara habría sobrevivido en Euskal Herria gracias a que la romanización no habría llegado hasta los montes donde habitaban algunos de sus hablantes, por lo que no desapareció, a diferencia de lo ocurrido con el idioma de los iberos en el resto de la península, que se extinguió ante la imposición del latín. El investigador ha puesto de relieve cómo, gracias a esos vínculos entre ambas lenguas, «adquieren un sentido nuevo las ciudades que a lo largo de Andalucía y Levante tienen nombres absolutamente vascos, pero que realmente son íberos o tartesos. La similitud entre ambas lenguas es la que ha llevado a confusión».

Esta posibilidad también fue defendida por el lingüista Wilhelm von Humboldt, quien aseguraba que el ibero era el antecesor del euskara, y por Miguel de Unamuno, entre otros estudiosos.

Siguiendo la misma línea de investigación, Jorge Alonso realizó una comparación con el etrusco y estableció una vinculación entre esta antigua lengua de Italia con el ibero a partir de textos cortos que figuran en inscripciones sepulcrales. A continuación, interpretó los textos etruscos comparándolos con el euskara, lo que le permitiría traducir, por ejemplo, la inscripción etrusca «Belth-ur-a-tin-nas», que en euskara sería, según su tesis, «Baltz-ur-a-tean-nas» (Estoy en la puerta del río de la oscuridad).

Esos vínculos se localizarían incluso en el antiguo egipcio, el guanche, el cretense o el bereber, sobre el que Alonso asegura que esta lengua y el euskara «son el mismo idioma desde hace 2.000 años». Siguiendo un método léxico-estadístico, se han buscado semejanzas entre palabras vascas y bereberes que establecían parecidos léxicos, aunque existen diferencias a nivel de sintaxis y gramática.

En la misma dirección africana apunta una de las últimas teorías surgidas en torno al euskara. Es obra del filólogo Jaime Martín Martín, licenciado en Filología Románica por la Universidad Complutense, quien enlaza la lengua vasca con el dogón, idioma que se habla especialmente en Mali. Martín ha comparado 2.274 palabras de ambas lenguas y ha encontrado semejanzas en el 70% de ellas, como sería el caso de bede/bide (camino) y beri/bero (caliente). Al superarse ampliamente el 50%, el filólogo asegura que puede hablarse de parentesco entre lenguas. Además, ambos idiomas construyen frases poniendo el sujeto al principio y el verbo al final, con el objeto directo en el centro, aunque el dogón no se declina y no tiene ergativo, lo que le diferencia del euskara.

Otro defensor de la teoría del origen africano del euskara es Imanol Bixente, autor de ‘Euskal Herria, la cuna del Tantra. La odisea genético-migratoria de los vascos’, primer libro de una trilogía sobre esta cuestión. A través de los genes y de la lingüística, este practicante del tan- tra (una tradición esotérica de corte chamánico que utiliza el deseo como sendero hacia la realización personal) asegura que ha descubierto «que en la cultura vasca existen muchos elementos originarios de África que se han conservado hasta la actualidad. Uno de ellos es el euskara, que deriva de una lengua originaria de ese continente», al igual que el sistema numérico vigesimal del idioma vasco.

De acuerdo con sus investigaciones, cuando el hombre de Cromañón salió de África «ya llevaba una cultura chamánica que se expandió por el mundo y fue traída por los cromañones vascos a Europa con la cultura auriñaciense». Esa cultura se habría mezclado con la que portaban otros cromañones procedentes de la región del mar Adriático y que se centraba en el culto a las Venus. De la fusión de ambas, habría surgido «el Tantra matriarcal en Europa, caracterizado por el culto a la diosa-madre y a divinidades animales». Ese prototantra, que «se creó en Francia, que en aquel tiempo era toda euskaldun, pero de un euskara que no es el de hoy en día», según Imanol Bixente, habría sido extendido por «los vascos, a través de migraciones, alrededor del mar Mediterráneo, Mesopotamia, Cáucaso, Irán, Afganistán, Pakistán e India».
Como prueba de esa relación, Imanol Bixente destaca las similitudes entre «la serpiente Kundalini del tantra indio y la serpiente Leherensuge del proto-tantra vasco». Posteriormente, «los indoeuropeos acabarían con el proto-tantra matriarcal, de manera que este se conservó únicamente en India, donde se desarrolló enormemente».

Originario de Euskal Herria
Frente a la teoría de su origen africano, está la tesis de que el euskara no habría venido de lejanas tierras, sino que es la lengua originaria de Euskal Herria y, en realidad, desde su solar natural se habría expandido por el continente europeo. De acuerdo con recientes estudios de arqueogenética, después de la última glaciación, hace unos 16.000 años se produjo una colonización del continente europeo desde el tercio norte de la península Ibérica y la mitad sur del actual Estado francés. Esa expansión, que llegaría por el norte hasta Rusia y Escandinavia y por el sur hasta el norte de África, habría sido protagonizada por individuos con un ADN mitocondrial próximo al de los actuales vascos y que hablarían lo que se conoce como protovasco.
Uno de los defensores de esta teoría es Theo Venneman, catedrático de Lingüística de la Universidad de Munich quien, en una entrevista concedida al diario GARA, señalaba que «el euskara no ha venido de ninguna parte, ya estaba aquí cuando llegaron las demás lenguas. Bajo este concepto, el euskara es la lengua más antigua de Europa».

La prueba de esta teoría estaría en la toponimia prehistórica de Europa, ya que existen numerosos nombres de ríos, valles, lagos y montañas a lo largo y ancho del continente que no son de origen indoeuropeo, sino que se asemejan a palabras o raíces vascas. De acuerdo con las investigaciones de Vennemann, «los topónimos más antiguos, sobre todo los nombres más antiguos de los ríos europeos, son de origen vascón. Eso significa que surgen de lenguas de una familia idiomática cuya única lengua superviviente es el euskara».
Por ejemplo, a partir del término aran (valle), ha localizado Arundel en Inglaterra, Arendal en Noruega y Suecia, y varios Arntal en Alemania y el Tirol. Partiendo de ur (agua) ha encontrado topónimos como Ura en Rusia, Urach en Alemania, Urula en Noruega o Urwis en Polonia. Y de ibai (río), se derivaría Ibar en Serbia y Montenegro, Ebrach en Alemania o Ybbs en Austria.

Esa implantación del protovasco a lo largo del continente explicaría la relación del euskara con las lenguas caucásicas, especialmente con el georgiano y el daguestano. Por ejemplo, entre estos idiomas existen parecidos en el uso del ergativo, la pluralidad en la persona de los verbos y en ciertas palabras del mundo de la agricultura y la ganadería. Además, se encuentran similitudes con la toponimia, como la ya citada entre Aralar y Ararat, y tanto el euskara como el georgiano utilizan el sistema vigesimal, que cuenta los números de veinte en veinte.

También se ha relacionado a la lengua vasca con el armenio, ya que, por ejemplo, ambos idiomas no utilizan el género en las palabras, emplean el artículo pospuesto al sustantivo y utilizan la «k» para el plural. Asimismo, existen grandes semejanzas en el ámbito de la toponimia.

Esta situación de predominio del euskara en el continente europeo habría llegado a su fin a raíz de la llegada de los pueblos indoeuropeos entre los años 4500 y 2500 antes de Cristo. Esa oleada hizo que la lengua vasca se viera desplazada por el habla de los nuevos habitantes de Europa hasta quedar reducida curiosamente al lugar desde el que se habría expandido tras la última glaciación. A pesar de ello, habría dejado su impronta en los celtas, uno de los principales pueblos indoeuropeos, a través de varias palabras y la adopción del sistema vigesimal, en lugar del decimal propio de los recién llegados al continente.

En relación a los posibles vínculos entre el euskara y el ibero, estos investigadores consideran erróneo considerarlos el mismo idioma y las similitudes las achacan a la convivencia del pueblo vasco y el ibero antes de la época prerromana, lo que habría dado pie a un intercambio de términos que han permitido traducir algunas expresiones iberas, pero solo una mínima parte. Es más, consideran que se engloba a muchos pueblos prerromanos como iberos, cuando serían diferentes entre sí y solo tendrían en común utilizar un mismo idioma, que sería una especie de lingua franca posteriormente sustituida por el latín. Su lengua originaria podría ser el protovasco, por lo que compartirían el mismo sustrato, pero el euskara y el ibero serían diferentes. Esta sería la postura de estudiosos de la lengua vasca como Antonio Tovar o Koldo Mitxelena.

Por su parte, los vínculos con lenguas africanas vendrían derivados de la expansión de hablantes del protovasco que, además de diseminarse por Europa, se habrían asentado en África. Mitxelena rechazó también la vinculación del euskara con lenguas africanas y Tovar hizo un estudio comparativo con el bereber, el copto, el egipcio y varias lenguas caucásicas, y solo encontró un máximo de parentesco de un 7% con el bereber, aunque sí detectó el parecido en la estructura de la frase entre la lengua vasca y otros idiomas.

Esta teoría que convierte al euskara en el idioma de Europa tras la última glaciación también tiene sus detractores. Por ejemplo, el lingüista y estudioso del protovasco Joseba Andoni Lakarra la rechaza al considerar que Vennemann utiliza para sus comparaciones el euskara actual, que sería muy diferente del vasco hablado hace miles de años.

Como se puede comprobar, teorías y vínculos con diferentes lenguas hay para todos los gustos, aunque algunos lingüistas siguen considerando que no están probadas suficientemente ninguna de esas tesis, de tal manera que continúan clasificando el euskara como una lengua aislada. Al menos de momento, ya que las investigaciones prosiguen y tal vez es posible que en un futuro lleguemos a conocer con bastante certeza cuál es el origen de este lengua única.

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