"...una de las herramientas utilizadas para mantener su estatus, impedir levantamientos y controlar la situación fue la división de la clase trabajadora. Para ello se hizo valer del socialchouvinismo del PSOE y los intereses sotistas del PNV o lo que más tarde serían intereses similares de UPN."
Borroka Garaia
“El Gobierno español está seguro de terminar pronto y
gloriosamente la guerra de las Provincias Vascongadas (…) Cuando
penetren en el país enemigo no les ha de faltar ni un solo hombre del
número que se juzgue necesario para concluir la guerra en unos pocos
días”. Así explicaba
el financiero castellano Alvarez Mendizabal, nombrado presidente del
Gobierno de España, a finales de 1835, las disposiciones de su gobierno.
No denomina “guerra carlista” a lo que están haciendo, sino guerra de
las Provincias Vascongadas, país enemigo en el que, en su opinión,
había de penetrar un ejército lo suficientemente demoledor como para
concluir la guerra en unos pocos días.
Y es que las guerras de las provincias vascongadas pese a que la
historiografía española nos ha contado una milonga digna de juego de
tronos, solo respondía a dos razones básicas. Saquear Euskal Herria y
terminar a toda costa con la barrera de los restos de soberanía que aún
perduraban tras el proceso imperialista iniciado siglos atrás: con sus
aduanas, dificultades para la minería, la exportación, la entrada de
mano de obra barata etc. Integrar las contribuciones y acopiar tropas
para las aventuras africanas y sudamericanas. El tributo de sangre.
Siendo por tanto un nuevo episodio imperialista. El carlismo vasco, más
del 90% de la población vasca, ciertamente no era revolucionaria pero
estaba conformado por las clases populares mientras que los invasores,
centralistas hispanófilos y burguéses, tenían una visión mercantil y
luchaban a muerte contra lo que ellos llamaban “particularismos
feudales”, además de contra obreros y campesinos.
No se trataba simplemente de introducir el capitalismo, se trataba de repartirse una pequeña nación.
“La mayoría de las llamadas grandes potencias hace ya largo tiempo que
explotan y esclavizan a muchas nacionalidades pequeñas y débiles. Y la
guerra imperialista es precisamente una guerra por la partición y el
reparto de esta clase de botín.” Lenin. El botín vasco era principalmente el hierro.
Tras esa nueva invasión española, la entrada del capitalismo, junto a
la explotación de recursos y la posterior industrialización surgiría
la clase capitalista vasca y oligarca en plena colaboración con el
estado español y su mercado del que el vasco estaba ya plenamente
anexionado. Haciendo por tanto necesaria la existencia de numerosa mano
de obra esclavizada. Para ello en diferentes etapas produciéndose
oleadas de inmigración.
La clase capitalista vasca, fervientemente españolista,
principalmente por interés, y nunca mejor dicho, ya que debe al proyecto
imperial español su estatus, fue la receptora y gestora de esas
oleadas junto a la clase trabajadora autóctona. Y una de las
herramientas utilizadas para mantener su estatus, impedir
levantamientos y controlar la situación fue la división de la clase
trabajadora. Para ello se hizo valer del socialchouvinismo del PSOE y
los intereses sotistas del PNV o lo que más tarde serían intereses
similares de UPN.
Los burgueses vascos despreciarían por un lado a las oleadas de
trabajadores inmigrantes españoles intentando potenciar la sumisión de
los trabajadores autóctonos al estatus quo, y el socialchouvinismo se
encargaría de despreciar y negar la opresión nacional vasca para
potenciar la sumisión de los trabajadores inmigrantes al estatus quo. Al
final todos ellos cumplían un mismo objetivo y se beneficiaban de la
explotación. Y la clase trabajadora era la que salía perjudicada así
como las libertades nacionales vascas secuestradas.
Ya desde Eli Gallastegi, pasando por ANV y llegando hasta ETA se
advertía de esta situación. El concepto pueblo trabajador vasco también
tiene relación con ello. Un intento de quiebre de esa trampa burguesa.
Clase trabajadora vasca es una sola y el proyecto de liberación
nacional y social debe ir unido, independencia y socialismo. Ya que el
conflicto no es un conflicto civil de vascos contra españoles y
franceses, como algunas interpretaciones aranistas y navarristas de
nuevo cuño nos quieren hacer ver, sino pueblo trabajador vasco contra
oligarquía española y francesa, incluida en ella “la vasca”.
Hoy en día inmigración no española es la que se abre paso en Euskal
Herria. Razones hay muchas pero me gustaría destacar el capitalismo y el
imperialismo como generadores de pobreza y opresión global que tiene
mucho que ver con ello. La clase capitalista vasca no es ajena a ello.
Sino generadora de pobreza, dependencia y opresión también más allá de
nuestra tierra.
Como la sociedad no espabile tendremos cada vez más chinos en
Bilbao y menos comercio familiar. Ponen una persiana y allí comen,
duermen, procrean, no sé dónde se mueren, pero ellos van a competir con
nosotros de una forma tremenda.
Iñaki Azkuna ex alcalde de Bilbo
Los ciudadanos de origen argelino y marroquí que llegan a Euskal
Herria viven principalmente de las ayudas sociales y no tienen ningún
interés en trabajar o integrarse
Javier Maroto alcalde de Gasteiz
Javier Maroto alcalde de Gasteiz
Como se ve, la división de la clase trabajadora sigue siendo un
clásico para los intereses burgueses. Que mejor que se despedace entre
ella. El objetivo en primera y última instancia supone enfrentar a la
clase trabajadora entre sí, enfrentar al pequeño comercio entre sí y es
que además lo hacen precisamente los que potencian los grandes centros
comerciales, los que esquilman a la clase trabajadora y los que en
definitiva han creado la crisis y quieren que la clase trabajadora se
degolle entre ella y no les señale como responsables. ¿Qué mejor arma
que el racismo populista para que gracias a la ignorancia política de
una parte de la clase trabajadora la haga ponerse al servicio de esta
cuadrilla de burgueses impresentables?.
Hay que decir que estas tácticas suelen tener mucho éxito en
sociedades donde el analfabetismo político avanza junto al deterioro de
las condiciones de vida, lo cual impide señalar correctamente donde
están los problemas, quiénes los generan y cuáles son las soluciones.
El racismo populista es la pantalla. La guerra no es por los colores. La guerra es clasista, es por la pasta.
Un tejido social vivo, crítico, abierto, plural y responsable es la
mejor vacuna para hacerles frente y tres remedios los más eficaces: El
lema de ANV; “trabajador no importa de donde vengas sino a donde vamos”,
el concepto; pueblo trabajador vasco, hacia su liberación nacional y
social, y la tonadilla de la polla records; “delincuencia es la vuestra,
asquerosos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario