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2014/11/20

Tontolnabos de ayer y hoy

"...una de las herramientas utilizadas para mantener su estatus, impedir levantamientos y controlar la situación fue la división de la clase trabajadora. Para ello se hizo valer del socialchouvinismo del PSOE y los intereses sotistas del PNV o lo que más tarde serían intereses similares de UPN."

Borroka Garaia

“El Gobierno español está seguro de terminar pronto y gloriosamente la guerra de las Provincias Vascongadas (…) Cuando penetren en el país enemigo no les ha de faltar ni un solo hombre del número que se juzgue necesario para concluir la guerra en unos pocos días”. Así explicaba el financiero castellano Alvarez Mendizabal, nombrado presidente del Gobierno de España, a finales de 1835, las disposiciones de su gobierno. No denomina “guerra carlista” a lo que están haciendo, sino guerra de las Provincias Vascongadas, país enemigo en el que, en su opinión, había de penetrar un ejército lo suficientemente demoledor como para concluir la guerra en unos pocos días.

Y es que las guerras de las provincias vascongadas pese a que la historiografía española nos ha contado una milonga digna de juego de tronos, solo respondía a dos razones básicas. Saquear Euskal Herria y terminar a toda costa con la barrera de los restos de soberanía que aún perduraban tras el proceso imperialista iniciado siglos atrás: con sus aduanas, dificultades para la minería, la exportación, la entrada de mano de obra barata etc. Integrar las contribuciones y acopiar tropas para las aventuras africanas y sudamericanas. El tributo de sangre. Siendo por tanto un nuevo episodio imperialista. El carlismo vasco, más del 90% de la población vasca, ciertamente no era revolucionaria pero estaba conformado por las clases populares mientras que los invasores, centralistas hispanófilos y burguéses, tenían una visión mercantil y luchaban a muerte contra lo que ellos llamaban “particularismos feudales”, además de contra obreros y campesinos.

No se trataba simplemente de introducir el capitalismo, se trataba de repartirse una pequeña nación. “La mayoría de las llamadas grandes potencias hace ya largo tiempo que explotan y esclavizan a muchas nacionalidades pequeñas y débiles. Y la guerra imperialista es precisamente una guerra por la partición y el reparto de esta clase de botín.” Lenin. El botín vasco era principalmente el hierro.

Tras esa nueva invasión española, la entrada del capitalismo, junto a la explotación de recursos y la posterior industrialización surgiría la clase capitalista vasca y oligarca en plena colaboración con el estado español y su mercado del que el vasco estaba ya plenamente anexionado. Haciendo por tanto necesaria la existencia de numerosa mano de obra esclavizada. Para ello en diferentes etapas produciéndose oleadas de inmigración.

La clase capitalista vasca, fervientemente españolista, principalmente por interés, y nunca mejor dicho, ya que debe al proyecto imperial español su estatus, fue la receptora y gestora de esas oleadas junto a la clase trabajadora autóctona. Y una de las herramientas utilizadas para mantener su estatus, impedir levantamientos y controlar la situación fue la división de la clase trabajadora. Para ello se hizo valer del socialchouvinismo del PSOE y los intereses sotistas del PNV o lo que más tarde serían intereses similares de UPN.

Los burgueses vascos despreciarían por un lado a las oleadas de trabajadores inmigrantes españoles intentando potenciar la sumisión de los trabajadores autóctonos al estatus quo, y el socialchouvinismo se encargaría de despreciar y negar la opresión nacional vasca para potenciar la sumisión de los trabajadores inmigrantes al estatus quo. Al final todos ellos cumplían un mismo objetivo y se beneficiaban de la explotación. Y la clase trabajadora era la que salía perjudicada así como las libertades nacionales vascas secuestradas.

Ya desde Eli Gallastegi, pasando por ANV y llegando hasta ETA se advertía de esta situación. El concepto pueblo trabajador vasco también tiene relación con ello. Un intento de quiebre de esa trampa burguesa. Clase trabajadora vasca es una sola y el proyecto de liberación nacional y social debe ir unido, independencia y socialismo. Ya que el conflicto no es un conflicto civil de vascos contra españoles y franceses, como algunas interpretaciones aranistas y navarristas de nuevo cuño nos quieren hacer ver, sino pueblo trabajador vasco contra oligarquía española y francesa, incluida en ella “la vasca”.

Hoy en día inmigración no española es la que se abre paso en Euskal Herria. Razones hay muchas pero me gustaría destacar el capitalismo y el imperialismo como generadores de pobreza y opresión global que tiene mucho que ver con ello. La clase capitalista vasca no es ajena a ello. Sino generadora de pobreza, dependencia y opresión también más allá de nuestra tierra.

Como la sociedad no espabile tendremos cada vez más chinos en Bilbao y menos comercio familiar. Ponen una persiana y allí comen, duermen, procrean, no sé dónde se mueren, pero ellos van a competir con nosotros de una forma tremenda.

Iñaki Azkuna ex alcalde de Bilbo

Los ciudadanos de origen argelino y marroquí que llegan a Euskal Herria viven principalmente de las ayudas sociales y no tienen ningún interés en trabajar o integrarse

Javier Maroto alcalde de Gasteiz

Como se ve, la división de la clase trabajadora sigue siendo un clásico para los intereses burgueses. Que mejor que se despedace entre ella. El objetivo en primera y última instancia supone enfrentar a la clase trabajadora entre sí, enfrentar al pequeño comercio entre sí y es que además lo hacen precisamente los que potencian los grandes centros comerciales, los que esquilman a la clase trabajadora y los que en definitiva han creado la crisis y quieren que la clase trabajadora se degolle entre ella y no les señale como responsables. ¿Qué mejor arma que el racismo populista para que gracias a la ignorancia política de una parte de la clase trabajadora la haga ponerse al servicio de esta cuadrilla de burgueses impresentables?.

Hay que decir que estas tácticas suelen tener mucho éxito en sociedades donde el analfabetismo político avanza junto al deterioro de las condiciones de vida, lo cual impide señalar correctamente donde están los problemas, quiénes los generan y cuáles son las soluciones.

El racismo populista es la pantalla. La guerra no es por los colores. La guerra es clasista, es por la pasta.
Un tejido social vivo, crítico, abierto, plural y responsable es la mejor vacuna para hacerles frente y tres remedios los más eficaces: El lema de ANV; “trabajador no importa de donde vengas sino a donde vamos”, el concepto; pueblo trabajador vasco, hacia su liberación nacional y social, y la tonadilla de la polla records; “delincuencia es la vuestra, asquerosos”.

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