"La izquierda abertzale básicamente es un movimiento de liberación nacional clásico donde todas las corrientes de izquierda han tenido y tienen su influencia a la hora de desarrollar el cuerpo teórico y práctico. Sobre todo las revolucionarias con especial influencia del marxismo en distintas variantes, la autonomía obrera, y en general las escuelas socialistas incluidas algunas libertarias."
Borroka Garaia da
“Somos socialistas y nacionalistas vascos;nuestro
objetivo estratégico es la creacion de un Estado socialista vasco
dirigido por la clase trabajadora de Euskadi y como instrumento de todo
nuestro pueblo para la edificacion de una sociedad vasca y sin
clases.” Txabi Etxebarrieta.
“Askok eta askok nazionalismoa eta
nazionalista izatea atzerakoia dela pentsatzen dute,benetazko
internazionalista ezin dela nazionalista izanik.Ainbeste aldiz
nazionalismoa tzarra dela entzun dugu eta azkenean gu ere akonplexatu
egin gara.Baina askotan ez gara konturatzen bi eratako nazionalismoak
dagozela:bata,aundikeriazko nazionalismoa eta bestea herri menperatuena
eta zapalduena.Eta bixtan da,gurea ez da leenetarikoa, bigarrenetarikoa
baizik.” Txabi Etxebarrieta.
“los trabajadores vascos no somos
españoles ni franceses, sino única y exclusivamente vascos, y que lo
que nos une con ellos no es la pertenencia a una misma nación sino a
una misma clase”
Argala
“Por eso, el internacionalismo por
parte de la nación opresora, o de la llamada nación “grande” (aunque
sólo sea grande por sus violencias, sólo sea grande como lo es un
esbirro) no debe reducirse a observar la igualdad formal de las
naciones, sino también a observar una desigualdad que de parte de la
nación opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que
prácticamente se produce en la vida. Quien no haya comprendido esto, no
ha comprendido la posición verdaderamente proletaria frente al
problema nacional; en el fondo sigue manteniendo el punto de vista
pequeñoburgués, y por ello no puede por menos de deslizarse a cada
instante al punto de vista burgués. ¿Qué es importante para el
proletario? Para el proletario es no sólo importante, sino una
necesidad esencial, gozar, en la lucha proletaria de clase, del máximo
de confianza por parte de los componentes de otras nacionalidades. ¿Qué
hace falta para eso? Para eso hace falta algo más que la igualdad
formal. () El georgiano que desdeña este aspecto del problema, que lanza
desdeñosamente acusaciones de “social-nacionalismo” (cuando él mismo
es no sólo un “social-nacional” auténtico y verdadero, sino un basto
esbirro ruso), ese georgiano lastima, en esencia, los intereses de la
solidaridad proletaria de clase, porque nada retarda tanto el desarrollo
y la consolidación de esta solidaridad como la injusticia en el
terreno nacional.” Lenin
En estos momentos la organización internacionalista vasca Askapena se
encuentra ante la amenaza judicial de ser ilegalizada y varios
militantes entrar a prisión. Este es el carácter de la democracia
española. Un carácter democrático inexistente donde los enemigos del
internacionalismo vasco, que también son los enemigos de toda lucha de
liberación nacional y social en el mundo, nos demuestran una vez más que
la represión, la coacción y el estado de excepción no son cosas de
otro tiempo ni del pasado sino del presente de la actualidad vasca.
Sin embargo hoy no voy a escribir sobre las tácticas facciosas del
estado español a través de ilegalizaciones, algo a lo que nunca
deberíamos acostumbrarnos como si fuera parte normal del clima en Euskal
Herria sino de internacionalismo.
El internacionalismo no es una teoría escrita en el aire sino algo
muy real y material. El internacionalismo parte de unos preceptos sin
los cuales no sería tal y que su misma palabra literalmente indica. La
práctica internacionalista requiere de naciones, de colectividades
humanas que conforman los pueblos del mundo. Es decir, el
internacionalismo parte de una base material, las naciones del mundo.
Internacionalismo por tanto no es lo antagónico al patriotismo o al
nacionalismo, sino que sin patriotismo, puede haber otras cosas, pero no
puede haber internacionalismo.
No puede existir ayuda mutua y solidaridad entre colectividades
nacionales si se minimizan o niegan éstas o si se las oprime
nacionalmente. Es por ello que el internacionalismo en primera instancia
supone adherirse a la liberación nacional y social de tu propio
pueblo, al mismo tiempo que te adhieres a la liberación nacional y
social del resto de pueblos. De esta manera y yendo a lo concreto y lo
material de la nación vasca; un internacionalismo no abertzale, un
internacionalismo que no reconoce a la nación vasca, o un
internacionalismo que en el contexto de una nación ocupada y troceada a
la que se le niega mediante la violencia su libertad nacional, no
parta de unas bases de independencia nacional, es un internacionalismo
inmaterial, idealista y fuera de coyuntura que en su praxis estará
mimetizando la vehiculización imperialista, ya que la soberanía y
autodeterminación de los pueblos puede ser una ley internacional
escrita pero para el internacionalista es más que eso, es una praxis y
una forma de actuar constante. Son los pueblos los que se tienen que
autodeterminar, y si un pueblo tiene negado por el imperialismo su
derecho de autodeterminación, sigue vigente ese accionar. Y ningún otro
pueblo, Estado, movimiento revolucionario o multinacional puede
inmiscuirse y condicionar en ese proceso de decisión soberano.
De hecho, la autodeterminación de los pueblos está vigente mientras
se niega ese derecho, cuando a través de ese derecho se accede a la
independencia, y durante la independencia. Incluso el estado socialista,
digno de tener ese nombre, no sería más que la autodeterminación
permanente de la clase trabajadora de una colectividad para todos los
asuntos que le compete.
Por lo tanto, cuando un “demócrata formal” reconoce el derecho de los
pueblos a su autodeterminación, está muy bien formalmente. Pero si un
revolucionario internacionalista se abstrae de lo concreto y material,
la defensa abstracta de la autodeterminación apenas suele pasar de la
charlatanería. Ya que en el caso concreto de Euskal Herria, oprimida
nacionalmente mediante las armas, la independencia es la opción
ineludiblemente revolucionaria. Y la solidaridad internacionalista
supone que la clase trabajadora vasca se posicione con los procesos de
liberación nacional y social de todas las clases trabajadoras de todos
los pueblos del mundo, mientras que la solidaridad internacionalista
recibida lo sea para la independencia de Euskal Herria y el estado
socialista vasco. Que es el proyecto de liberación nacional y social
vigente en la nación vasca.
De esta manera, para un fructífero internacionalismo revolucionario y
unidad de acción entre las clases trabajadoras española, francesa y
vasca, las dos primeras deberían no solo aceptar un abstracto derecho de
autodeterminación con perspectivas paternalistas y burguesas, sino
colaborar activamente con el proyecto independentista y socialista
vasco, y de la misma forma la clase trabajadora vasca ayudar al
derrocamiento de los régimenes burgueses español y francés.
Pero esto es muy complicado. Ya que la clase trabajadora de estados
imperialistas tienden a sentirse apéndices de su burguesía en cuanto al
“problema nacional”. Y en la teoría y sobre todo la praxis, consciente o
inconscientemente hacen todo lo posible por mantener atadas a las
naciones bajo su “supuesto Estado”. De esta manera, causando un destrozo
en la confianza de la clase trabajadora bajo opresión nacional que
impide desarrollar un internacionalismo fructífero mediante el uso de
sucursalismos, minimizaciones de la cuestión nacional, vehiculizaciones
estatalistas y en el peor de los casos mediante criminales y falsas
acusaciones que parecen sacadas de la campaña “contra el nacionalismo”
al mejor estilo de Mayor Oreja.
Alabado sea el pueblo que, por amor a una lengua sin diplomas y a un país sin diplomáticos, no tiene cabida ni en la Historia ni en la Geografía, ni tan siquiera un banquillo en el concierto de las naciones. Tan invencible como el viento del desierto, pasa por las dunas de los siglos, elegante y discreto, sin dejar más huella que el albatros sobre las olas del mar.
-Marc Légasse
En el estado español derecha e izquierda están en contra del
“nacionalismo”. IU no lo ve con buenos ojos, ni el PCE. En Euskal Herria
sus sucursales tampoco, claro está. En el ámbito extra-parlamentario
español desde sectas como UCE pasando por un sinfín de micro-grupos
comunistas y anarquistas también están en contra del nacionalismo.
Si los marxistas y libertarios teóricos clásicos resucitaran y
viajaran al estado español y escucharan los alegatos contra el
nacionalismo de los susodichos sin más referencia, intentarían buscar en
el mapa de Europa donde se sitúa el Gran Imperio Vasco además de
quedarse impresionados de semejante alianza interclasista contra la
opresión vasca. Obviamente no encontrarían nada en el mapa ni en el
banquillo internacional de las naciones que haga referencia a ningún
Estado vasco.
¿Qué es en realidad el nacionalismo?. Posiblemente junto a terrorismo
dos de las palabras más manoseadas por el imperialismo en las últimas
décadas y un término que por sí solo y sin contexto no es más que mera
propaganda vacía.
El caso es que la burguesía de los estados que no respetan las
libertades nacionales, gracias a su maquinaria han creado su acepción
particular de la palabra con el paso del tiempo y como veneno la han
intentado inocular en la población. Ya lo dice el internacionalista
proletario de Mayor Oreja, hay que impulsar un movimiento social contra el nacionalismo.
Insolidaridad, limpieza étnica, radicalidad, extremismo… terrorismo,
eso es el nacionalismo para el imperialismo. Aunque en realidad
simplemente lo digan así para cubrirse las espaldas y que en sus estados
opresores se siga oprimiendo nacionalmente. Nada más y nada menos.
En historiografía oficial se usa el difuso término de nacionalismo
para referirse al período histórico de la supuesta formación de naciones
y sus correspondientes estados y a la no menos supuesta ideología
nacionalista en torno al siglo XIX coincidiendo con revoluciones
liberales o burguesas. Ya en el siglo XX se le relaciona con el fenómeno
del fascismo. Tras la segunda guerra mundial irían surgiendo los
llamados Movimientos de Liberación Nacional de izquierda vinculados a
procesos de descolonización e independencia.
El caso de Euskal Herria: ¿Qué es el nacionalismo para los pueblos oprimidos nacionalmente?
En Euskal Herria formalmente a nivel teórico existe un movimiento
nacionalista vasco. Fragmentado por una línea divisoria entre izquierda y
derecha. Y digo en teoría ya que la palabra nacionalista salvo en
debates académicos y en lenguaje españolista o autonomista apenas se usa
el término. Abertzale es la palabra hegemónica , ampliamente
establecida que fundamentalmente tiene una acepción de patriota.
Ser abertzale en Euskal Herria básicamente supone sentirse parte de
la nación vasca y tener conciencia de su estatus de nación oprimida. De
esta manera se apuesta por la autodeterminación como derecho
fundamental del pueblo vasco y la independencia como proyecto para la
consecución de un Estado propio.
El nacionalismo popular de izquierda vasco tiene sus precedentes y
principalmente se ha configurado ideológicamente en torno al MLNV o
izquierda abertzale. Que básicamente es un movimiento de liberación
nacional clásico donde todas las corrientes de izquierda han tenido y
tienen su influencia a la hora de desarrollar el cuerpo teórico y
práctico. Sobre todo las revolucionarias con especial influencia del
marxismo en distintas variantes, la autonomía obrera, y en general las
escuelas socialistas incluidas algunas libertarias.
El proyecto por
tanto es el Estado socialista independiente.
El nacionalismo vasco de derecha se ha estructurado en torno al PNV.
Debido a las conexiones que a lo largo del recorrido histórico de este
partido llegó a tener con la burguesía autóctona, colaboracionista de
la opresión nacional por interés de clase, ha impedido que desarrolle e
impulse un proyecto de estado independiente, quedándose solo en una
retórica favorable a la autodeterminación y dando como resultado la
inexistencia de una burguesía nacional vasca que como bloque aspire a
potenciar un nacionalismo burgués de cara a construir un Estado, siendo
por tanto un apéndice de la burguesía nacional estatal española.
Por tanto el nacionalismo vasco, como proyecto de construcción de un
Estado está íntimamente ligado al devenir y fuerza del pueblo
trabajador vasco. La caracterización del futuro Estado será fruto del
resultado de la correlación de fuerzas entre la clase trabajadora vasca
(auténtico bastión del independentismo) como bloque nacional frente a
una burguesía desgajada en ese instante de su ex-estado, en una batalla
que en estos momento se libra y que se ha hecho siempre mediante la
lucha de clases. La burguesía ha hecho y hace todo lo posible para que
Euskal Herria no se independice y en el momento que lo haga hará todo
lo posible para mantener sus privilegios. En manos de la clase
trabajadora vasca está evitarlo (y puede que exista cierto retroceso)
pero eso en ningún caso inutiliza el proyecto estratégico.
Por todo ello, se entiende que el “nacionalismo” es el enemigo de la
oligarquía española porque supone la emancipación del pueblo trabajador
vasco y también lo es ,aunque sea imaginario o por interesés estatales
de opresión nacional, para partes de la izquierda española o francesa
que se alinean contra el “nacionalismo” al verse apéndices de su
burguesía nacional estatal y hasta en algunos casos falsificando a
diversos autores marxistas y libertarios históricos haciendo entrever
que el independentismo vasco tiene las características que el
imperialismo ha inoculado en su acepción escogida, retorciendo hasta el
extremo la realidad y olvidando lo que decía Marc Légasse.
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