"Se decretaron en el Estado español seis
estados de excepción. Más de medio centenar de personas fueron
asesinadas en acciones represivas. En enero de 1975, fueron detenidas
por motivos políticos doscientas personas en un mes. Durante el último
estado de excepción, verano del 75, las detenciones se multiplicaron. El
ministro de información, León Herrera, dictó a la prensa unas “normas
de comportamiento fascistas, que implicaban la prohibición de criticar
al Jefe del Estado, al Príncipe Juan Carlos y Presidente del gobierno”. .
. los diferentes cuerpos de policía recibieron carta blanca para matar.
Sólo en la pequeña ciudad de Bilbo (Bizkaia), ciento cuarenta personas
fueron encerradas en la plaza de toros por no haber sitio en las
comisarías. El 27 de septiembre de 1975 tres miembros del FRAP y dos de
ETA fueron ejecutados. . ."
Maité Campillo (actriz y directora de teatro)
Estas muertes y tantas otras van hilando la historia. . .
El Príncipe y Kissinger callaron ante el clamor mundial por los
últimos asesinatos del dictador. Aunque el nacionalismo español aliado
de Hitler, llevaba muchos años fusilando, asesinando, torturando, y
desapareciendo a una parte importante de la población. Tras 40 años de
represión el dictador dejó constancia que dejaba el poder absoluto
“atado y bien atado”. El 27 de septiembre de 1975 llegó como colofón de
sus últimos días. Intervino los Principios Fundamentales del Movimiento
(los mismos pilares que juró fidelidad la dinastía borbónica impuesta a
dedo por el dictador), aplicados con sádica paranoia contra cinco
jóvenes militantes antifascistas, de las dos organizaciones que por
aquellos años se destacaban en la lucha por la libertad (ETA y FRAP).
¿Quien dijo que la memoria histórica está a la vuelta de la esquina?,
cierto. Aun persiste su sombra, la tiranía, el aparato de Estado
represivo, el motor que estimula carga-apunta-dispara. Como dijo el
entrañable compañero dramaturgo Brecht. . . Con paso firme se pasea hoy
la injusticia. Los opresores se disponen a dominar otros 10 mil años
más. La violencia garantiza: Todo seguirá igual. No se oye otra voz que
la de los dominantes, y en el mercado grita la explotación: Ahora es
cuando empiezo. Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora: Jamás se
logrará lo que queremos (eso dice la Loa a la dialéctica.) Y el motor
sigue, gira y gira, reprimiendo, imponiendo. Motor siniestro como el
propio dictador, fiel reflejo sus armas de destrucción; motor de
“cambio”, motor ejecutor. Siembra para que florezca muerte, noches
largas y lunas ciegas. Atroz motor esbirro al servicio de un guión de
velas de exterminio, en toda su paz, y hasta su último día de vida
mutiló hasta la muerte, y otros después seguirían haciéndolo con la
misma demencia. . . Quien aún esté vivo no diga jamás. Lo
firme no es firme. Todo no seguirá igual. Cuando hayan hablado los que
dominan, hablarán los dominados. ¿Quién puede atreverse a decir jamás?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros. ¿De quién que se
acabe? De nosotros también. . . Noche ciega como la muerte. Una vez mas
el cerebro descabellado de los generales y sus aliados prontos a salir a
la luz, tras la muerte del dictador, contra todo tipo de protesta con
la misma sarna y mugre intocable, entre leyes de degüello sobre los
calabozos de los condenados políticos a penas incalculables de tortura y
acoso además de fusilamientos, como ejemplo de un poder que desde su
imposición manó ríos de sangre y huesos, poblando mas cementerios que en
plena guerra antifascista a favor de la República, cada vez más
posicionada como vanguardia internacional contra el fascismo. Y los
fusilaron cuando la luz del día es un pedacito de vida recién nacida,
que se quedó ahí no más acorralada, sitiada en la oscuridad de la muerte
para siempre. Ahora sí, aseguro la afirmación, ¡jamás!, lograrán borrar
de su historia los crímenes, les perseguirán para la eternidad; el
dolor del alba que desperezaba junto a las victimas alienta esta
historia.
¡Que se levante aquél que está abatido! ¡Aquél que está
perdido que combata! ¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana y el jamás se convierte en hoy mismo. . .
Los disparos en la nuca prosiguieron. Los aportó la irónica pactada
“democracia” entre las instituciones herederas del franquismo sin
Franco. Siguieron segando derechos históricos y vidas de los sectores
jóvenes con mas conciencia y, en otros casos al azar, prosiguieron los
“escarmientos”. Abarrotadas sus mazmorras con penas que se postergaron
hasta la muerte (de treinta y más años), en muchos de los casos
enfermedades generadas por las condiciones infrahumanas, huelgas de
hambre, abandono médico, casos sospechosos de suicidio en la propia
celda, acoso sistemático, caos, desidia funcionaria. . . cientos de
seres muriendo, pudriéndose en las mazmorras de la dictadura, hasta
hacer desaparecer organizaciones políticas, hasta seguir después de
veinte años y más (habiendo desaparecido la organización como tal),
pudriéndose en la cárcel tanto mujeres como hombres. Murieron decenas de
militantes; manifestantes por pedir agua, hospitales, escuelas,
parques, jardines, derecho a trabajo y salarios justos.
Se decretaron estados de excepción. La policía cargaba a matar y
defecaba en las calles de Euskal Herria a muerto y mas por día, como en
la semana pro-amnistía. El garrote vil volvió a aparecer sobre la escena
represiva. Era la paz de Franco “atada y bien atada”. Su pos-guerra. Su
democracia. Su franquismo sin Franco. Miles de detenidos mientras
torturadores y asesinos a sueldo eran reputados como héroes. No
importaba nada. Había que seguir mirando de cara a la muerte, había que
seguir luchando una y un millón de veces, empastelando consignas de
urgencia.
Palabras del ministro del ejército del gobierno del “cambio” (hechas al “ABC”)
<>
Amanecer frustrado. Reprimido. Fusilado, junto a los cinco héroes
internacionalistas de la lucha común contra el nacionalismo fascista,
que degollaba seres por toda Iberia, engullendo las islas. Meándose sus
esbirros oficiales sobre las cunetas, malolientes y borrachos, ebrios de
fascio interno carnívoro, motor entonando valentía hacia el filo del
crimen por ellos cometido. Ninguno tuvo dignidad para revelarse. Una vez
mas el fanatismo encarnado en sus pelotones se vuelca hacia la masacre;
ríos que nunca dejaron de emanar desde 1936. Sangre humana del pueblo. .
. ya que el bando vencedor orgulloso de serlo, moría a favor de la gran
masacre, y en honores al caudillo pantomima del nazismo internacional.
No hubo un pueblo como tal al fondo ni ningún rey al frente. Si no
traición de la “izquierda”. El rey no es, no fue, ningún motor de
cambio. No existió cambio sino continuismo. Como tampoco lo es ninguno
de su dinastía, fieles protagonistas de un pasado siniestro, y un
presente sin juzgar a los asesinos de miles y miles de desaparecidos.
Entre 1965 y 1975
Se decretaron en el Estado español seis estados de excepción. Más de
medio centenar de personas fueron asesinadas en acciones represivas. En
enero de 1975, fueron detenidas por motivos políticos doscientas
personas en un mes. Durante el último estado de excepción, verano del
75, las detenciones se multiplicaron. El ministro de información, León
Herrera, dictó a la prensa unas “normas de comportamiento fascistas, que
implicaban la prohibición de criticar al Jefe del Estado, al Príncipe
Juan Carlos y Presidente del gobierno”. . . los diferentes cuerpos de
policía recibieron carta blanca para matar. Sólo en la pequeña ciudad de
Bilbo (Bizkaia), ciento cuarenta personas fueron encerradas en la plaza
de toros por no haber sitio en las comisarías. El 27 de septiembre de
1975 tres miembros del FRAP y dos de ETA fueron ejecutados. . .
Quince países europeos retiraron a sus embajadores. México llegó a
pedir la expulsión de España de Naciones Unidas. Washington justificó
los fusilamientos como un tema de carácter interno, y vetó una condena
en el Consejo de Seguridad de la ONU. El príncipe (posteriormente rey
Juan Carlos) apoyó la petición de muerte, dando la cara ante las
pantallas del lado del que le proclamó heredero del franquismo, le
importaban muy poco esas muertes; no había “democracia” en el mundo
capaz de hacerle peligrar su enriquecimiento, su llegada al trono.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. . . ¿Cuántos de aquella fría
mañana se levantaron dispuestos para asesinar? ¿Cuántos cobardes de
cerebro de charol y manos de sangre se mearon, cagones, cobardes,
temerosos de que una avalancha del pueblo concienciado les sorprendiera?
Eran momentos de lucha. De conciencia. De amor y también de odio.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco pelotones, ya queda menos. . . Y la
luna desaparece entre nubes grises como la ceniza acorralada por el
crimen. La tapan, la botan para siempre pretendiéndola sacar de la
historia, ¡grave error!, uno de los cientos, miles, cometidos por la
dictadura. Y el alba del 27 d`septiembre de 1975, luchó
desesperadamente, aún lucha por despuntar el nuevo día. Las liebres más
listas que los conejos corren como gacela al ver las luces de los faros
apuntando el camino de no regreso, de no retorno de los cinco héroes.
Los grillos no cantan y las mariposas intentan desperezarse del trauma
¡Y la luna corre, corre!, porque cuantas mas cercas mas lejos, y corre,
corre. . .Txiki le hace un guiño a una estrellita que se empeña en
alumbrar camino, le acompaña, ambos se miran y sonríen. Txiki canta una
canción, una canción para su pueblo, una canción de despedida.
Se revivía un pasado posguerra. Gases lacrimógenos asfixiando a la
gente, descargas de agua reventando en el suelo donde empezaban las
porras a terminar de romper costillas, reventar cabezas, hombros,
piernas y pelotas de goma dejando tuertos, balas que apuntaban al
corazón de los manifestantes, detenciones. . . y gente corriendo entre
saltos de protesta, amotinamientos por doquier, parapetos donde se
atrincheraban los militantes y cientos de barricadas espontaneas por
barrios coreaban consignas contra el régimen. Era la ira. La ira
desatada de los pueblos hartos de humillación, oscurantismo mediatizando
sus vidas, y la esperanza de que volvieran los desaparecidos, huidos,
escondidos, los “topos”, los exiliados, los “nadie”, ¡los todo! Y que
las cárceles se abrieran por los siglos de los siglos para los
perseguidos, los humillados que quisieron hacer realidad un sueño
colectivo: ser libres, ser gente. Aute compuso una de las canciones más
hermosas e hito en la historia (junto a Campanades a mort, de Lluis
Llach): Al Alba, dedicada a los cinco condenados a muerte. Burló la
censura y convirtió, letra y música en protesta de los hechos; poema de
amor y lucha sin parangón, donde quedó plasmada la patética realidad de
la noche mas larga y ciega. Y la luna se escondió, burló la represión,
la lucha continuaba. . .
Las irregularidades de los procesos realizados ya habían sido
denunciadas por el abogado suizo Chistian Grobet, que había asistido
como observador judicial al consejo de guerra de Txiki en nombre de la
Federación Internacional, y de la Liga Suiza, de Derechos del Hombre en
cuyo informe del 12 de septiembre dice:
“Jamás el abajo firmante, desde que sigue los procesos políticos en
España, ha tenido una impresión tan clara de asistir a un tal simulacro
de proceso, en definitiva a una siniestra farsa, si pensamos un momento
en el provenir que les aguarda a los acusados”.
“¡Vamos a contar mentiras, tralará, vamos a contar mentiras!”
Canta una niña en el umbral de su casa al ver pasar el cortejo
militar. . . Xosé Humberto, también recordaba para su adentro un poema
de Rosalia de Castro:
¡Adiós ríos, adiós fontes
adiós, regatos pequenos;
adiós, vista dos meus ollos,
non sei cándo nos veremos.
adiós, regatos pequenos;
adiós, vista dos meus ollos,
non sei cándo nos veremos.
A Xosé Humberto Baena le truncaron su vida de estudiante, y ni
trabajo le daban por tener conciencia antifascista. El cañón apuntaba y
la liebre corría, ¡corría al monte de la libertad! ¡Sube, corre, sube,
juntos venceremos, lograremos llegar al final!. Los niños juegan a las
escondidas, y al dictador no le tiembla el pulso: ¡muero matando!
(dijo), ¡viva la muerte!, proclama la legión. Y, como el Cid, siguió
ganando batallas tras morir.
Karl Marx:
El motor de la historia es la lucha de clases.
Desde la promulgación de la nueva ley antiterrorista (durante la
primera semana), el Gobierno detiene 39 sospechosos de pertenecer al
FRAP.
Cierra revistas y secuestra ejemplares de prensa sentenciando
periodistas y dotando a la policía de una eminente organización militar;el clamor popular a nivel internacional se hizo oír contra las
ejecuciones de la dictadura: ardieron embajadas, se bloquearon decenas
de ciudades por el mundo; hasta Luis Echeverría (presidente de México),
pidió la exclusión de España de la ONU, expulsando al embajador español y
suspendiendo todo contacto con el régimen criminal, no fue suficiente.
El único autorizado a presenciar la ejecución de José Humberto Baena
Alonso, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo (en Hoyo de
Manzanares), fue el párroco de la localidad, sintetizando así los
hechos:
«Además de los oficiales y guardias civiles que participaron en los
piquetes, había otros que llegaron en autobuses para jalear las
ejecuciones. Muchos estaban borrachos. Cuando fui a dar la extremaunción
a uno de los fusilados, aún respiraba. Se acercó el teniente del
pelotón y le dio el tiro de gracia, sin dar tiempo a que me separara del
cuerpo. La sangre me salpicó.»
José Luis Sánchez Bravo, no cantaba en el corredor de la muerte,
cuando apenas contaba 21 años, ni en el camino de los desaparecidos
hacia el campo de estrellas, pensaba seguro en su compañera, Silvia,
igualmente detenida e hija que nunca vería nacer:
"Reclamo que se juzgue a todas las personas que participaron en esa
represión", afirma Silvia: "Fue torturado con electrodos en los
testículos, ahogamiento en aguas fecales y golpes con toallas mojadas, y
estuvo orinando sangre hasta que lo mataron." Sánchez Bravo, también
quiso cantar, pero no pudo.
Karl Marx:
La peor lucha es la que no se hace.
El dictador acompañado en todo momento por otro no menos dictador, el
príncipe (por entonces) Juan Carlos, juntos, defendiendo la impunidad y
el crimen en la Plaza de Oriente; todos sus ministros aprobaron por
unanimidad los fusilamientos. A lo que se respondió con manifestaciones,
avalanchas de protesta hasta los más altos niveles de entrega y repudio
antifascista, y una huelga general que se respondió con un Estado de
Excepción. Que llueva que nieve, que caigan piedras y aporree los
cristales. . . Autobuses repletos de malolientes insectos cabalgaban al
son de la música fúnebre compuesta por Millán Astray (como circo
romano), querían ver el espectáculo de sangre del Cesar. Los niños
seguían cantando, cansados de insistir que tiene que llover, pasaron a
las noticias que traigo, de dolor, de dolor me caigo, las noticias que
traigo, ¡son tristes de contar!. . . Ángel Otaegi, tuvo que soñar (con
los ojos bien abiertos la última noche de los “lobos” hambrientos), con
los montes de Gipuzkoa, con los de Nafarroa y mas allá de la muga,
también con el mar, que él conoció muy bien trabajando en un pesquero
debatiéndose entre cantos con las olas del Cantábrico. Seguro que alguna
lamia o sirena escondida entre delfines juguetones le susurró algún
poema de amor (la madre de Otaegi llegó a la cárcel a las dos de la
madrugada, se despidió de su hijo delante de los guardias.) Ánguel
Otaegi quedó acompañado por dos capellanes, uno de la Cruz Roja y otro
de la cárcel. Habló con ellos, les dijo que no quería funerales
católicos, pues consideraba que la iglesia católica española era
fascista.
El fotógrafo Gustavo Catalán, recordó con nitidez la tensa escena
que se vivió en el cementerio, con los cuerpos de los ejecutados todavía
impregnados de calor de vida, de amor, de odio:
<>
Ramón García Sanz, era otro obrero como Otaegi, con dignidad y
conciencia revolucionaria que no dudó en luchar contra ese fascismo
asfixiante, liquidador de ideas y vidas. Y, como militante consciente le
fusilaron, ser obrero y comunistas de conciencia es harto peligroso.
Y, ni el Papa, ni mandatarios europeos, ni el clamor de millones de
personas del mundo hermano motivaron a la bestia humana. Tenia que matar
y mató. Y esa noche el Caudillo durmió a pierna suelta, con el deber
cumplido. Otra cosa es que el presidente de EEUU Gerald Ford le hubiera
llamado esa noche. . . pero al gringo, bestia imperialista, le importaba
un carajo lo que hiciera o dejara de hacer el tirano; lo único
importante para el yanqui era hacer lo que han estado haciendo siempre:
dominar la economía de la “España y pandereta”, y sembrar de bases
militares todo el territorio de la Península y abarrotar las islas de
parásitos.
Cinco clavos. Cinco espinas. Cinco golpes asesinos. Cinco
guerrilleros rodeados por un cinturón de terror, intentaron abrir el
camino. Varias descargas interminables y el tiro de gracia; ningún
familiar presente o abogado amigo, ningún camarada o compañera a su lado
que pudiera llenar esa ultima hora, a versos, besos, huracanes de amor,
acariciar sus manos, pelo, los pómulos de su cara, palabras de orgullo
para ellos que iban llegando de todos los confines del mundo, beber la
humedad de sus ojos y engendrar flores en ellos, descifrar el último
mensaje desprendido de sus miradas, y paso a la memoria patente como el
más bello recuerdo.
Silvia Carretero, recluida en la cárcel de Yeserías, y casada con
José Luis Sánchez Bravo, se le permitió permanecer algunas horas junto a
él durante la última noche con barrotes por medio. Estaba embarazada de
varios meses: “Las torturas y el miedo no se olvidan, pero ya han
pasado.
. . Me alegro de que me detuvieran porque, gracias a eso, pude estar
con Luis su última noche”. A los tres condenados del FRAP, no les
dejaron estar juntos ni un instante ni para despedirse y abrazar sus
cuerpos, un gesto, un adios, una mirada. . . Ramón García Sanz, huérfano
desde niño, agotó las últimas horas solo; el único familiar que tenía
era un hermano con discapacidad física. Txiki pasó la noche en la cárcel
Modelo de Barcelona; le acompañó su hermano. Así describió Flor Baena
al periódico Público, en una entrevista en 2010, la última vez que vio a
su hermano Xosé Humberto: "Le vimos entre rejas, a través de un
cristal. Se le veían perfectamente las heridas. Estaba muy golpeado, con
las uñas arrancadas. Le habían metido palillos en los dedos hasta que
confesara. Nos reconoció que no sabía lo que había firmado y que era
inocente."
NOTA
El primer ministro de Suecia, Olof Palme, calificó a los
ministros de Franco como "asesinos del diablo", exigiendo a EEUU una
respuesta contundente, que nunca llegó. De Suecia sale una de las declaraciones más críticas, de un diplomático estadounidense hacia Kissinger. . .
<>
La cima mas alta de cables diplomáticos, que se volcaron sobre el
Estado español, se produjo entre el 23 y el 30 de septiembre de 1975
(coincidiendo con los fusilamientos.) La dimensión de cables recibidos
superó muy por encima, a los recibidos sobre la fecha oficial de la
muerte de Franco, y ascenso al trono del rey Juan Carlos.
PD.
Dejo a este pequeño homenaje, a los cinco últimos fusilados por el
dictador golpista, un relato de otro fusilado, éste, lo fue al principio
de la masacre del fascismo contra la República, en agosto de 1936.
Trata sobre la cultura como herramienta imprescindible que debe asumir
el pueblo, como medio para avanzar, y no ser dominados por los
poderosos; sólo un pueblo culto será libre. . .
Discurso de Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) septiembre de 1931:
“Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de
cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda
inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren
allí.
«Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.
Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que
sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de
medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que
es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
“Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que
son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta
biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de
Granada.
“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera
desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un
libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan
de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones
culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres
sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo
contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es
convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
“Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede,
que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre
fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que
tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque
son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos
libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a
decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o
como anhelan la lluvia para sus sementeras.
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky estaba prisionero
en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por
desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su
lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros
para que mi alma no muera!».
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua:
pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la
cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica,
natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero
la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
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