*El dia 3 GARA publicaba el articulo "El feminismo punk no ha muerto" de la activista feminista Itziar Ziga y que reproducimos en este blog. Aquel articulo genero polemica y su autora ha publicado esta misma semana su respuesta.
"Entre todas nosotras hay
sublevaciones heroicas, sea cual sea nuestra suerte. Hablo de aquí y
ahora: Euskal Herria 2015. El feminismo es el factor de cambio."
La violencia machista es sistémica, pero no homogénea. No
todas las mujeres que conviven en un mismo entorno tendrán las mismas
experiencias, los mismos desamparos ni las mismas superaciones respecto a
esa violencia que trata de apuntalar nuestra subalternidad histórica.
Tampoco todos los hombres la ejercerán, validarán o rechazarán de la
misma manera. De hecho, cada vez tenemos más aliados, gracias
precisamente a nuestra perseverancia y capacidad de tejer redes contra
el patriarcado. Hoy más que nunca, vivimos en una encrucijada: algunas
gozamos de una libertad inusitada en la memoria de nuestro género,
ganada a pulso, mientras otras son maltratadas y asesinadas por machos
como parece haber sucedido siempre. Entre todas nosotras hay
sublevaciones heroicas, sea cual sea nuestra suerte. Hablo de aquí y
ahora: Euskal Herria 2015. El feminismo es el factor de cambio.
En la vida de una mujer pueden darse todos los episodios. Mi aita era
un maltratador, desde pequeña presencié como le daba a mi amatxo
palizas de muerte. Me han asaltado y me han violado. En una ocasión fue
mi exnovia. He mantenido relaciones en las que fui dañada sibilinamente.
He sacado a tíos a hostias de los bares porque me estaban molestando.
He recibido terapia de recuperación emocional para aprender a vivir
fuera de esa violencia que no venía de mí, sino contra mí. He mantenido y
mantengo vínculos hermosos. No he renunciado ni a follar ni a salir de
fiesta ni a disfrutar.
La única manera en que podemos ayudar a las mujeres que viven
aterrorizadas para que se conciban a sí mismas seguras y felices es
mostrarles que es posible una vida libre de violencia y seguir
trabajando en esa dirección. Desde el feminismo que denuncia pero que
también construye, que no hiperboliza el peligro ni se manifiesta en
términos bélicos. El feminismo que me salvó a mí y a tantas otras, ese
que siempre ha sabido dialogar, incluso discutir consigo mismo. Y del
que no nos andamos expulsando melodramáticamente unas a otras como en el
patio del recreo.
Celebro que se haya abierto el debate. Amo y necesito el feminismo,
nunca me hubiera perdonado no decir nada. Y ya no tengo edad para que
cualquiera me haga daño por el simple hecho de que se lo proponga.
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