"...desde la “comunidad internacional” se ha insistido mucho en la inviabilidad internacional de la amnistia, cosa que es absolutamente falsa como
prueban procesos actuales en otras partes del mundo"
Intentaré ser lo más directo posible.
¿Ha abandonado los últimos años la izquierda abertzale la reivindicación
de la amnistía?. La respuesta es un sí rotundo. La amnistía no formaba
ya parte de ningún discurso ni práctica política, movilizadora ni
organizativa. En la única ocasión donde se mencionaba era como siempre
al finalizar los comunicados del EPPK.
¿Qué motivo existía para abandonar su reclamación?. Algunos pueden
alegar la represión y las ilegalizaciones, algo que siempre tiene su
peso pero que nunca es decisivo. Otros quizás digan que lo prioritario
ha sido una lucha humanitaria y de objetivos tácticos en relación a los
presos políticos y refugiados. Lo cual tiene sentido pero en ningún caso
ni en toda la historia del movimiento de liberación nacional y social
vasco ha impedido que tanto la amnistía como la lucha contra la
dispersión o la mejora de las condiciones carcelarias vayan en paralelo y
complementariamente. De la misma forma que la lucha por mejoras en los
sueldos no debe impedir ni obstaculiza la lucha por un cambio social o
por una alternativa socialista.
¿Entonces qué diablos ha pasado?. En mi opinión se han juntado una
serie de factores que han derivado en esta situación y que además
afectan no solo a la amnistía sino al grueso de los objetivos
estratégicos debido a que se ha perdido el hilo produciéndose un corte
entre la táctica y la estrategia (y los objetivos estratégicos). Esto ha
causado la entrada de lleno en el tacticismo, lo cual lleva a menudo a
la evaporación de los objetivos estratégicos en la práctica mediante un
tacticismo gradual y coyuntural que lleva a la visión de embudo.
En cualquier caso, pese a que la base política de esta situación sea
esa no es suficiente para explicar lo sucedido. Digamos que la
reivindicación de la amnistía de un tiempo a esta parte entró en el
terreno de lo meramente utópico para una parte de la izquierda abertzale
de la misma forma que también por ejemplo el estado socialista vasco lo
es desde hace mucho antes. Con el caso de la amnistía hay que añadir
además que desde la “comunidad internacional” se ha insistido mucho en
su inviabilidad internacional (cosa que es absolutamente falsa como
prueban procesos actuales en otras partes del mundo). Pero en cierta
manera ese es el “trabajo” de mediadores, intentar limar y reducir
posturas. Claro que los movimientos tienen que valorar como de limadas
están las de los opuestos si es que lo están o donde poner los límites.
En Colombia por ejemplo de haber seguido las recomendaciones de los
mediadores no habría existido el reciente acuerdo por la Amnistía entre
el gobierno y la guerrilla.
En resumen, que si unimos cierta desesperanza en cuanto a la
consecución de la amnistía, las recomendaciones de la “comunidad
internacional” sobre un proceso de paz que en realidad ni si quiera
existe, el juego de trileros del PNV y una base teórica donde el
tacticismo ha creado un corte con la estrategia y los objetivos
estratégicos; el resultado ha sido que en los últimos años la amnistía
ha desaparecido del panorama con lo cual al perder ese horizonte que va
tan unido a la resolución del conflicto, se ha llegado a interiorizar
que la solución al tema de los presos está en manos de los presos y de
los supuestos pasos que ellos mismos den y unido a ello que las
consecuencias del conflicto se puedan solucionar sin dar cuenta antes
del propio conflicto con lo que la amnistía no tiene espacio ahí.
Todo este conglomerado de factores ha hecho extender posturas que
piden a los presos pasos en el sentido de condenas, crítica del pasado,
peticiones de perdón, rechazo a su trayectoria militante etc … y al
mismo tiempo ha levantado un malestar en amplias bases de la izquierda
abertzale.
A este malestar, al que se unen a múltiples desasosiegos de una
manera transversal en todos los apartados que inciden en el proceso de
liberación nacional y social se le ha tratado como con gasolina echada
al fuego. Y justamente en un contexto organizativo donde el MLNV en vez
de desplegarse se ha atomizado y centralizado en un partido político
institucional centrado en las instituciones y habiéndose desarticulado
la forma de movimiento del MLNV con lo que de por sí más leña al fuego,
menos gestión de la pluralidad y más verticalismo.
Esta situación durante demasiado tiempo ha sido gestionada entre
pasiva y desastrosamente creando un corte real entre las bases y un
distanciamiento en forma de brecha cada vez más amplia.
Dentro de esa brecha, pero no solo ni mucho menos, podemos situar el
nacimiento del movimiento pro amnistía que desde el minuto cero fue
observada con absoluto pánico y más que reticencias, como algo a
enfrentar, especialmente desde la dirigencia. Como el “enemigo interno”
donde poder ocultar los grandes vacíos y errores del desarrollo del
proceso de liberación. Hay que decir también que la impresión que ha
dado ese movimiento en ocasiones también es discutible. Pero en
cualquier caso nada que mediante diálogo y acuerdos no se pueda
solventar, incluso desde la diferencia. La cuestión es si alguien lo
desea o se está cómodo de esta manera.
Esto viene de largo y no solo está relacionado coyunturalmente con
este movimiento nuevo, ni con la amnistía, sino que , repito, afecta a
toda la izquierda abertzale en todos los ámbitos, por lo que avivar el
conflicto tanto en un sentido como en otro lo único que hace es poner a
la izquierda abertzale frente a su propio espejo y no salir muy
favorecida en vez de articularla en toda su expansión.
Hoy a día 17 de Enero de 2016 existen varias percepciónes en relación
a la amnistia. Una la que piensa que la amnistía es igual a la salida
de todos los pres
os, sea de la forma que sea, aunque sea de forma igual o
similar a las acaecidas en el pasado mediante métodos de
arrepentimiento, por lo que el concepto de amnistía no sería necesario
de reclamar en la práctica y otra la que piensa que la amnistía no es
simplemente que salgan los presos a la calle sino que se acaben también
las razones por las que entraron a modo de aportación a la resolución
del conflicto para que no vuelva nadie a entrar jamás. En un caso los
presos serían la clave, ya que ellos deberían adaptarse a las peticiones
del estado presentes o futuribles y en el otro sería la sociedad vasca
la que tendría que avanzar hacia escenarios resolutorios principalmente a
través de un proceso de liberación nacional y social.
Creo que solo los presos políticos y represaliados deben ser los que
tomen decisiones que les afecten directamente sin ningún tipo de hojas
de ruta prefabricadas o externas a ellos mismos. Y creo que respetar eso
es importante y no estoy seguro de que todo el mundo piense igual.
Borroka Garaia Da
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