"...todas esas mujeres, que se jugaban
la vida a diario en las barricadas, y
a las que se llamaba despectivamente
las petroleuses (las incendiarias),
tuvieron que enfrentarse
con un doble enemigo. Por un lado
el gobierno de Versalles, enemigo
de la revolución; por otra, lucharon
contra un enemigo interno. Estas
mujeres se encontraron con la resistencia
de sus compañeros a que
participaran en pie de igualdad en
el experimento revolucionario, lo
que las llevó a llamar a la autoorganización
"
De ideas anticlericales, anarquistas,
republicanas e internacionalistas,
la poeta y escritora Louise Michel
estuvo siempre comprometida
con la reivindicación de los derechos
de las mujeres y con la revolución
social. Durante la Comuna formó
parte del Comité de Mujeres y
participó cuando las mujeres impidieron
que los soldados de Versalles
se llevaran los cañones de la
Guardia Nacional, que habían sido
pagados por el pueblo para defender
París de la invasión prusiana,
un episodio que acabó con el amotinamiento
de los soldados contra
sus oficiales. Louise Michel presidió
el Comité de Vigilancia femenino
y participó en el de hombres,
ambos destinados a proporcionar
techo y comida a los necesitados.
Asimismo, organizó un servicio de
guardería y se ocupó de reclutar entre
las mujeres a trabajadoras de
ambulancias. La inclusión de trabajadoras
del sexo para este servicio
fue un desafío contra los prejuicios
de sus compatriotas varones, quienes
consideraban que las manos de
las prostitutas estaban demasiado
sucias para realizar esta labor.
Como muchas otras mujeres,
Louise participó en la defensa de la
Comuna. Lo hizo como miembro
del 61 batallón de Montmartre, no
sólo combatiendo, sino también como
asistente médica. No obstante,
todas esas mujeres, que se jugaban
la vida a diario en las barricadas, y
a las que se llamaba despectivamente
las petroleuses (las incendiarias),
tuvieron que enfrentarse
con un doble enemigo. Por un lado
el gobierno de Versalles, enemigo
de la revolución; por otra, lucharon
contra un enemigo interno. Estas
mujeres se encontraron con la resistencia
de sus compañeros a que
participaran en pie de igualdad en
el experimento revolucionario, lo
que las llevó a llamar a la autoorganización
de las mujeres y a la formación
de asociaciones femeninas
a través del Llamamiento a las mujeres
ciudadanas de París, que dio
lugar a la Unión de Mujeres para la
Defensa de París y Cuidado de los
Heridos, que aglutinó a un gran número
de mujeres pertenecientes a
la I Internacional.
La influencia de la lucha de las
mujeres cristalizó en algunas de las
medidas sometidas a voto en la
Comuna, que tuvieron que ver directamente
con la mejora de sus
condiciones. Algunas de las demandas
que las radicales activistas hacían
a los líderes de la Comuna fueron
auténticas reivindicaciones socialistas,
como la apropiación de las
fábricas abandonadas por sus propietarios
burgueses para entregárselas
a las trabajadoras.
Las mujeres de la Comuna fueron
objeto de burla por parte de sus
compañeros, debido a su ruptura
con los roles que el patriarcado
asignaba a las mujeres. La actitud
poco femenina y la falta de encanto
de estas mujeres, que no tuvieron
escrúpulos a la hora de disparar un
fusil y enfrentarse al ejército de
Versalles, despertó los prejuicios
machistas de los hombres, por no
mencionar los comentarios del
enemigo común, que no sólo las ridiculizaba
y despreciaba con vehemencia,
sino que las estigmatizaba
convirtiéndolas en una especie de
bestias salvajes, en “marimachos”
carentes de cualidades femeninas.
A este respecto, revolucionarios y
burgueses compartían los mismos
prejuicios, contra los que estas mujeres
se enfrentaron en busca de la
emancipación, y con los que el resto
de mujeres se han topado en revoluciones
posteriores. Louise y
sus compañeras tomaron conciencia
de que, como ya había sucedido
en la Revolución francesa, la reivindicación
de la igualdad universal
dentro del bando revolucionario,
en realidad excluía a las mujeres,
lo que las llevó a adquirir una
fuerte conciencia feminista.
Una vez derrotada la Comuna,
Louise consiguió escapar de la masacre
que se estaba produciendo en
París, pero decidió entregarse cuando
apresaron a su madre como rehén.
Compareció en Consejo de
Guerra y fue encarcelada durante
dos años, hasta que finalmente la
deportaron a una de las colonias
francesas, Nueva Caledonia, donde
apoyó la lucha por la independencia
de los canacos. Posteriormente
regresó a París, donde mantuvo su
ideario anarquista.
La lucha feminista en la Comuna
Las mujeres de la
Comuna comenzaron
a autoorganizarse ante
la necesidad de dar
respuesta a cuestiones
concretas, como
el cuidado de los heridos
y de los niños.
Esta experiencia organizativa,
sumada a su
compromiso revolucionario,
llevó a las mujeres
a poner en cuestión
el orden social en
su conjunto. No se
resignaron a cumplir el
papel que el patriarcado
asignaba (y asigna)
a las mujeres,
sino que participaron
activamente en el
levantamiento de
barricadas y en la
lucha armada contra
el ejército, tareas tradicionalmente
atribuidas
a los hombres.
Las mujeres adquirieron
progresivamente
conciencia de la
importancia de la
lucha feminista, lo
que las empujó a exigir
medidas tales
como el divorcio o el
reconocimiento de las
parejas de hecho, y
lograron con ello algunas
de las condiciones
fundamentales
para una auténtica
emancipación.
Clara Serrano
Periodico Diagonal
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