"La socialdemocracia, en el fondo, es un regalo para ellos [para las élites europeas]. Tsipras fue una bendición de Dios para la Unión Europea. Pueden tomar medidas más extremas generando menos reacción que con un partido de derechas. Muchas personas de izquierda han perdido la esperanza. El gobierno se aprovecha y está aplicando a marchas forzadas las duras medidas del nuevo memorándum. No tengo claro, sin embargo, que esto pueda durar demasiado tiempo porque no hay paz social, es solo una máscara."
Grecia es un país endeudado y empobrecido cuyos datos económicos y sociales recuerdan a los de un Estado fallido: un 25% de disminución del PIB, un 26% de tasa de paro (más del 55% en el caso de los jóvenes), un cuarto de la población bajo el umbral de la pobreza. Ya no atrae los focos de la prensa internacional. Las luces se apagaron en septiembre de 2015 cuando Syriza logró ganar las elecciones anticipadas tras haber aceptado el tercer rescate, ese que los griegos habían rechazado en un referéndum en julio de 2015: el Oxi (No en griego) se había impuesto con más de un 60% de los votos.
Qué ocurrió en ese verano, qué sucedió entre los bastidores del poder. Esas son las preguntas a las que intenta responder el documentalista Aris Chatzistefanou (Atenas, 1977) en su último trabajo This is not a coup (2016) (No es un golpe). En el documental una fuente anónima muy cercana en aquel entonces al Ejecutivo de Alexis Tsipras revela que el primer ministro griego “quería aceptar casi todo lo que la Troika quería, pero no quería asumir la culpa”, explica Chatzistefanou. Para ello, necesitaba un resultado de un 50-50 o que ganase el Sí en el referéndum. Así, según este periodista que ha trabajado para medios nacionales e internacionales como la BBC o The Guardian, “podría decir que hizo lo que pudo, pero que no recibió el apoyo de la gente”.
En su segundo su documental, Catastroika (2012), comparaba las privatizaciones en Grecia con las vividas en la Rusia post-soviética ¿Cuatro años después le recuerda aún mas?
Grecia está más cerca ahora de convertirse en un país del tercer mundo. La agenda neoliberal que se está implementando aquí la solíamos ver en América Latina, Asia o África. Ha sido la primera vez que el FMI y la Troika han decidido traer estas políticas a la Unión Europea, o al menos a la periferia europea. Han destruido totalmente la economía. Después de seis años de intervención, han incrementado la deuda y nos han hecho perder el 25% de nuestro PIB, un retroceso parecido al de una economía de posguerra. En nuestro primer documental, Debtocracia (2011), predijimos que la deuda aumentaría con las medidas de austeridad. Por desgracia, teníamos razón. También acertamos con el segundo cuando apuntamos que iban a intentar privatizar masivamente los bienes públicos. Con el nuevo gobierno [Syriza] está pasando aún más. Espero no tener razón con el tercer documental, Fascism Inc (2014), donde explicábamos que el fascismo estaría ahí para ganar ventaja cuando la gente reaccionara. Estamos en un momento crucial.
En Debtocracia compara el caso argentino con el griego. Aquí, sin embargo, no hemos visto a ningún político huir de la plaza Syntagma en helicóptero. ¿Ha conseguido Grecia mantener cierta estabilidad política?
Solo hay una fachada de estabilidad. La socialdemocracia, en el fondo, es un regalo para ellos [para las élites europeas]. Tsipras fue una bendición de Dios para la Unión Europea. Pueden tomar medidas más extremas generando menos reacción que con un partido de derechas. Muchas personas de izquierda han perdido la esperanza. El gobierno se aprovecha y está aplicando a marchas forzadas las duras medidas del nuevo memorándum. No tengo claro, sin embargo, que esto pueda durar demasiado tiempo porque no hay paz social, es solo una máscara.
En su último documental habla del terremoto que sacudió Grecia el verano de 2015 cuando, a pesar del resultado del referéndum, el gobierno aprobó un tercer rescate. Muchos lo calificaron como un “golpe de Estado” de la Troika, pero su documental se titula No es un golpe. ¿Por qué?
Durante la noche de las negociaciones entre los griegos y los europeos apareció el hashtag “Es un golpe de Estado”. Venía de Barcelona, creo. Mi primera reacción fue escribir “No es un golpe de Estado, es la Unión Europea que ha sido siempre así”. Cuando hablas de un golpe, quieres decir que no se ha aplicado el procedimiento estándar, que tenías una democracia y luego una dictadura. Y no ocurrió eso. Esta ha sido siempre la forma de trabajar de la UE. Solo que durante los años de prosperidad no tuvo que usar instrumentos antidemocráticos para imponer su voluntad. Si decimos que es un golpe, es aceptar que existe una unión democrática y que, por lo tanto, si volvemos a su statu quo estará bien. Y esto no va a funcionar. Esta dinámica está dentro del ADN de la UE desde el Tratado de Maastricht.
Una voz anónima cercana a Alexis Tsipras afirma en el documental que Syriza esperaba otro resultado en el referéndum. ¿Cuáles son sus conclusiones de esta revelación?
La persona que habla había sido muy cercana a Tsipras durante los siete meses anteriores del gobierno, sabía todo lo que estaba sucediendo en la oficina del primer ministro. En sus declaraciones se refiere a la dirección de Syriza, y no al partido en general. Es importante recalcarlo. Syriza no era un cuerpo homogéneo, había gente que realmente abogaba por un cambio, había gente que estaba lista para luchar contra la UE para proteger al pueblo griego. También había, sin embargo, un pequeño equipo alrededor de Tsipras que traicionó a la gente años antes de que Syriza llegara al poder, probablemente a partir de 2012 o 2013.
Este grupo no se esperaba que el No obtuviera el 60% de los votos. El pueblo griego fue a votar con los bancos cerrados, lo que fue como decirles "debes votar lo que yo quiero, de no ser así te mataré mañana, no tendrás dinero para comer". Fue muy duro este chantaje. Aun así, la gente dijo que No. Según nuestra fuente, el gobierno se había dado cuenta de que tendría serios problemas en unas pocas semanas, Por ejemplo, el control de capitales. Querían tener una excusa para aprobar el memorándum, porque sabían que el BCE intervendría para presionar. Tsipras quería aceptar casi todo lo que la Troika quería, pero no quería asumir la culpa. Pensó que si conseguían un resultado de un 50-50 o si ganaba el Sí, podría decir que hizo lo que pudo, pero que no recibió el apoyo de la gente. Fracasó, miserablemente, porque el pueblo griego dijo No.
En No es un golpe se centra en describir el papel del Banco Central Europeo. ¿Cuál es el patrón común con el que jugó el BCE en los asuntos internos de Irlanda, Chipre, Italia y Grecia?
Tenemos un grupo de banqueros no elegido democráticamente en estos países. La independencia del BCE significa que son independientes de la democracia, del control popular. El BCE está presionando a los gobiernos elegidos democráticamente poniendo en riesgo incluso la estabilidad del euro. ¡Qué es su principal objetivo! No les importa la estabilidad de la moneda única, lo que les interesa es implementar su agenda política. En el documental explicamos cómo lo hacen. Por ejemplo, en Italia jugaron con los spreads [la diferencia entre dos tasas de interés], modificaron la tasa de interés con la que Italia podía conseguir un crédito y la de Alemania. En Chipre, lo que hicieron fue el bail-in [recapitalización interna], tomaron dinero de los bancos, de las cuentas de la gente. En Grecia hubo una combinación de todos estos mecanismos.
Dice que el BCE tiene poder gubernativo, pero ¿quién gobierna el BCE?
Respondo con el título de un libro griego, Es el capitalismo, ¡estúpido! Si ves las puertas giratorias de Bruselas, lo entiendes y te das cuenta de que son la élite económica de Europa. Los directivos de compañías multinacionales pasan por la Comisión Europea, de la Comisión van al BCE y los miembros del BCE se convierten en primeros ministros, como Lucas Papademos o Mario Monti, en Italia. Algunas élites económicas son más fuertes que otras.
Obviamente la élite griega es menos poderosa que la alemana, pero esto no significa que no trabajen juntas. El Banco Central de Grecia recibe órdenes directamente del BCE, para beneficiar a los bancos alemanes, principalmente, pero no en beneficio de Grecia. Es el propio sistema el que controla el BCE y controla la zona euro en general. Las personas que diseñaron esta idea de la moneda común formaban parte de los grandes capitales industriales, de los grandes bancos. Formaron un lobby para la creación de la Eurozona, que nunca fue un área común del pueblo europeo, sino un área común de los bancos europeos y las élites económicas.
En Debtocracia explica por qué el euro era una crónica de un fracaso anunciado. ¿Es inviable la moneda única?
Para el pueblo, el euro fue un fracaso desde el primer día. Ayudó a las élites económicas a redistribuir la riqueza, de pobres a ricos, especialmente si se ven los salarios en Europa, incluida Alemania. Fue un fracaso para la gente, pero también para las élites económicas. Estas se aprovecharon del euro cuando nació, pero ahora se está creando una brecha de competitividad entre los países de la Eurozona que es capaz de poner en juego la estabilidad de Europa. Es imposible para las pequeñas economías competir en el mercado con la industria alemana, por ejemplo. Los productos griegos no pueden competir y esto genera un enorme déficit en nuestra cuenta corriente. Si este persiste durante muchos años, entonces tenemos que recurrir a los préstamos. Así que el euro solo genera más deuda en la periferia europea. Tendrán que encontrar maneras de resolverlo. No puedo imaginar una Europa que sobreviva con esta moneda.
Syriza esperaba democratizar la Unión Europea, pero ¿se puede?
Desgraciadamente, no. Y este es el principal desafío para la izquierda europea en los próximos años. Desafortunadamente, la izquierda europea ha dejado de producir nuevas ideas. Reacciona quizás de la manera correcta, pero como reacción. Por ejemplo, cuando los derechistas estaban optando por el Brexit, la izquierda escogió defender la solución europea. “Debemos permanecer porque los malos dicen lo contrario”. No se trata de esto. La izquierda debe crear nuevas ideas, debe generar esperanza y no sólo la izquierda, sino también las fuerzas progresistas. Por razones diferentes, en todos los países, especialmente en el sur, la izquierda apoyó a la Unión Europea.
Una de las razones podría ser que Portugal, España y Grecia salían de dictaduras y pensaron que esta protegería la democracia. Probablemente fue acertado pensar así hace cuarenta años, pero ahora hemos visto que Europa no defiende la democracia. Si la izquierda no se da cuenta de que no se puede cambiar la UE o la Eurozona desde dentro, porque tiene el neoliberalismo en su ADN, la extrema derecha y el fascismo se aprovecharán de ello y serán los únicos que defenderán esta opción. Es lo que está pasando en Francia con Le Pen y en Gran Bretaña con Nigel Farage... En Grecia, en cambio, tenemos los nazis más estúpidos del mundo. Si quisieren aprovecharse de la gente común y librar una batalla contra la UE ahora serían la segunda fuerza en el Parlamento, pero apoyan el euro y la UE a su manera. La izquierda europea debe asumir que para defender el europeísmo se debe destruir la Unión Europea, y la prioridad es destruir la Eurozona.
En Fascism Inc explica precisamente el fenómeno del partido neonazi Amanecer Dorado haciendo una referencia constante al pasado. ¿De dónde vienen?
Yo no uso el término neonazi, los llamo nazis. Grecia tiene una historia diferente a la del resto de Europa. El fascismo no fue desterrado después de la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra civil, las personas que colaboraron con la ocupación alemana se convirtieron en la nueva élite, tomaron el aparato estatal. Esta es la tradición de Amanecer Dorado. El fascismo es sólo una cara del capitalismo, no es algo diferente. Es el capitalismo para los tiempos difíciles del capital. Es un instrumento que siempre crean las élites cuando sienten que están perdiendo el control. En Italia y Alemania estaban amenazados por un movimiento de izquierdas en los años veinte y treinta. En Grecia, entre 2011 y 2012, hicieron exactamente lo mismo, aunque no podamos comparar las magnitudes.
Había miles de personas en las calles protestando y entonces pusieron el fascismo sobre la mesa como una opción. Los medios de comunicación convencionales apoyaron a Amanecer Dorado y los principales partidos lo aceptaron. Amanecer Dorado fue una criatura del centro político. Afortunadamente la gente reaccionó después de la muerte del rapero Pavlos Fyssas. Además, en ese momento, el sistema ya creía también que no los necesitaban tanto. Así que Nikolaos Michaloliakos [líder de la formación] fue a la cárcel por un tiempo, de la misma manera que Adolf Hitler estuvo en prisión en 1923. Hitler se convertiría en el Führer 10 años más tarde. Espero que esta parte de la historia no se repita.
Ahora Amanecer Dorado está pendiente de que termine un juicio que puede llegar a ilegalizar el partido. ¿Qué final prevé para este proceso?
Este juicio es un despropósito desde el principio. El proceso va muy lento, ya debería haber terminado. Este retraso juega a favor de sus líderes. Me temo que lo que tratarán de hacer es culpar al pequeño grupo de personas que eran miembros de bajo nivel de Amanecer Dorado. Los líderes no serán juzgados con cargos serios.
Lo que han logrado es alejar los focos de los medios de comunicación. Esto es terrible porque este juicio es una batalla política, la gente debe saber lo que se dice dentro. Los periodistas no están autorizados para grabar lo que está sucediendo. Los activistas deben tomar notas de lo que se dice para dejar constancia de lo que pasa allí dentro. De todas formas, al final lo que importa son las decisiones políticas de las élites. Si quieren jugar de nuevo con el fascismo, lo harán, incluso si esta gente va a la cárcel. Puede que se cree un nuevo Amanecer Dorado, más “serio”, como dicen algunos, al estilo de Le Pen o Farage.
Usted menciona el papel de los medios. ¿Cuál ha sido el impacto de estos años de crisis para la libertad de prensa?
Basándome en mi experiencia personal, yo estoy trabajando cinco veces más y ganando cinco veces menos. Y eso que yo soy muy afortunado porque soy algo ‘conocido’ y he conseguido mantener mi trabajo. Miles de periodistas serios perdieron sus empleos. En el índice anual de libertad de prensa, de Reporteros Sin Fronteras, Grecia ha descendido 50 puestos. Hay monarquías en el mundo árabe o países que vivieron una guerra civil hace unos pocos años donde hay más libertad de prensa que en Grecia. Eso fue una consecuencia directa de la crisis. Algunas personas dirán que con Syriza ha cambiado, pero no estoy de acuerdo. Antes de su gobierno, teníamos algunos medios de comunicación que se posicionaban en contra de la austeridad, del FMI y de la Troika. Cuando Syriza llegó al poder, incluso este pequeño grupo de medios cambió de bando. Así que un periodista como yo tiene menos oportunidades para expresarse que antes.
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