"...casi 450.000 personas: 286.818 en Hiroshima y 162.083 en 
Nagasaki, según las cifras del 2013. La gran mayoría población civil."
La Haine / Russia Today
Cáncer, mutaciones genéticas y 
mortalidad infantil. Estos días, el 6 y 9 de agosto, la humanidad 
conmemora el único caso de uso bélico de armas nucleares en su historia:
 el bombardeo de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki por 
parte de EE.UU. Agresiones de este tipo no tienen fecha de caducidad y 
hoy, 70 años después, los ataques deben reconocerse como un crimen de 
lesa humanidad, postulan políticos rusos.
“Fue un acto de vandalismo sin sentido, un crimen de lesa humanidad. 
Debe ser calificado de este modo, a través de involucrar a todas las 
instituciones internacionales, la ONU incluida”, aseguró el miembro del 
Comité parlamentario ruso de Defensa, Frants Klintsévich, según recoge 
‘Rossiyskaya Gazeta’. Puntualizó que los bombardeos no fueron una 
necesidad bélica y que EE.UU. solo aprovechó la ocasión para intimidar a
 la URSS.
“Imagínense. Si Hitler, entre otros crímenes, hubiera destruido con 
armas químicas disponibles en aquella época una serie de ciudades más en
 Europa, ¿esto no habría formado un punto aparte en los Juicios de 
Núremberg? Desde luego que sí, pero los bombardeos atómicos de las 
ciudades japonesas hasta ahora no han sido objeto para el tribunal 
militar internacional”, acentuó, a su vez, el presidente de la Duma 
Estatal, Serguéi Narýshkin, según recoge el mismo diario.
“De hecho, EE.UU. intenta expulsar la memoria sobre Hiroshima y 
Nagasaki en la periferia del diálogo en la sociedad y entre los 
expertos. Sin embargo, sin estas páginas pesadas, la historia de la 
humanidad será incompleta y falsa”, puntualizó Narýshkin.
Los dos bombardeos mataron instantáneamente al menos a 129.000 personas. Sin embargo, el saldo final de las víctimas mortales no está claro a día de hoy. Se estima que en los primeros 2-4 meses posteriores, los agudos efectos de los ataques —mayormente, quemaduras y el síndrome de irradiación aguda— se cobraron entre 90.000 y 166.000 vidas en Hiroshima y entre 39.000-80.000, en Nagasaki. Las estimaciones de víctimas fatales de diferentes tipos de cáncer en los años posteriores suelen variar entre 565 y 1.900.
Mientras tanto, las autoridades locales dan un número total de bajas 
algo más alto, casi 450.000 personas: 286.818 en Hiroshima y 162.083 en 
Nagasaki, según las cifras del 2013. La gran mayoría población civil.
Ambas ciudades eran de carácter industrial, no tenían ningún centro 
militar administrativo, destacó Yuri Nikíforov, de la Academia rusa de 
las Ciencias Militares, al diario ‘Komsomólskaya Pravda’. Esta fue una 
de las razones porque prácticamente carecían de sistemas de defensa 
antiaérea, puntualizó.
Subrayó, además, que los bombardeos no causaron ningún daño real a 
las fuerzas militares japonesas. Las tropas terrestres no perdieron su 
capacidad bélica, ya que la mayoría de ellas todavía estaba fuera del 
país 
en aquel momento: en China nororiental, Corea y Vietnam, entre 
otros.
“Desde el principio, EE.UU. quería bombardear ciudades de tipo 
industrial y barrios residenciales. Querían ver las destrucciones que 
causaban y cómo quedarían las víctimas. No fue casualidad que en el 
bombardeo de Hiroshima, estuvieran otros aviones más: uno con 
científicos a bordo, y el otro, con camarógrafos. Otra motivación fue 
mostrar al mundo las pretensiones de EE.UU. para la gestión global en el
 mundo de postguerra, que EE.UU. ahora es el dueño del planeta”, opinó 
Nikíforov.
Para el Japón de hoy, Hiroshima y Nagasaki siguen siendo “una herida 
sin curar” que el país siempre recuerda, enfatizó exembajador ruso en la
 nación nipona, Alexánder Panov, en declaraciones a ‘Komsomólskaya 
Pravda’. Sin embargo, en ningún momento Tokio planteó oficialmente la 
solicitud de que Washington le pidiera perdón, subrayó.
En parte, es porque los japoneses lo ven como un castigo por haber 
desatado la guerra contra EE.UU., opinó Panov. Además, ven a los 
estadounidenses como la nación que les garantizó la seguridad durante la
 Guerra Fría, les enseñaron la democracia y contribuyeron a la creación 
de su nueva estructura económica, comentó.
“Las lecciones no aprendidas de la guerra nuclear”
“La ilusión de impunidad puede resultar en unas consecuencias 
extremadamente graves”, sostiene Narýshkin. Según él, la política actual
 de EE.UU. conserva la misma idea de “una impecabilidad propia”, tal y 
como lo muestran sus campañas en la exYugoslavia, Irak, Libia, Siria y 
ahora también en Ucrania. En su opinión, el refuerzo del potencial 
agresivo de los países de la OTAN combinado con la tergiversación de la 
historia de la II Guerra Mundial es una tendencia extremadamente 
peligrosa.
A pesar de que los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki y numerosas 
pruebas nucleares posteriores mostraron qué efectos devastadores pueden 
generar las armas atómicas, la “doctrina insana” de la Destrucción Mutua
 Asegurada ha pasado por toda la Guerra Fría, basándose en las garantías
 de la aniquilación de un adversario en un primer ataque, destacó el 
médico y activista antibélico, Robert F. Dodge, en su columna para el 
portal Consortiumnews.com, ‘Las lecciones no aprendidas de la guerra 
nuclear’.
“La doctrina (…) ha proporcionado una falsa sensación de seguridad 
para la mayoría de los civiles que esperan que sus gobiernos sean lo 
suficientemente sabios para no atacar a otra potencia nuclear. La fe 
imprudente en esta doctrina ha sido el principal impulsor de la carrera 
armamentista”, puntualizó Dodge.
La carrera nuclear a lo largo de la Guerra Fría, principalmente entre
 la URSS y EE.UU., llevó a que a inicios de los años 1970 las armas 
atómicas fueran almacenadas a tal punto que, sin contar los medios 
‘convencionales’ de eliminación, a cada ser humano en la Tierra le 
corresponderían 15 toneladas de trinitrotolueno, según estimaciones 
aproximadas.
Según la cifra del Instituto Estocolmo de Paz (SIPRI, por sus siglas 
en inglés), para inicios del 2015, con todos los acuerdos de No 
Proliferación Nuclear vigentes en el siglo XXI, en el mundo hay un total
 aproximado de 15.850 armas atómicas repartidas entre nueve Estados: 
EE.UU., Rusia, Reino Unido, Francia, China, la India, Pakistán, Israel 
(aunque este no lo admite oficialmente) y Corea del Norte. 4.300 de 
estas armas están desplegadas en las fuerzas operacionales y 
aproximadamente unas 1.800 se mantienen en estado de alta alerta 
operacional.
Incluso un limitado conflicto nuclear regional, por ejemplo entre la 
India y Pakistán, con el uso de solo 100 bombas del tamaño de la de 
Hiroshima, habría matado a unas 20 millones de personas de inmediato y 
los efectos secundarios, entre enfermedades, cambio climático y la 
respectiva hambruna, se cobrarán la vida de al menos 2.000 millones de 
personas alrededor del planeta, acentuó Dodge. Este escenario es válido 
en caso del uso de menos de un 0,5% de los arsenales globales de armas 
atómicas, subraya el columnista.
*Russia Today es como se conocia anteriormente al canal de noticias RT, canal de television por cable y satelite financiado por el Estado ruso y dirigido a las audiencias exteriores a la Federacion Rusa. Ha sido calificada como una de las principales fuentes de 
información alternativas en Occidente, dado que a menudo cubre temas 
ignorados por los mass media. 
1 comentario:
http://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2015-08-18/hemeroteca_articles/hiroshima-y-nagasaki
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