"Sus
continuos sufrimientos debido a sus dolencias físicas; al igual que
su fallecimiento; no fueron hechos inevitables. Formaban parte de
todo un proceso de exterminio físico planificado por el Estado
fascista español contra los presos políticos."
Mientras
centenares de presos políticos se encuentran dispersos por toda la
geografía carcelaria española y un buen número de ellos se hayan
gravemente enfermos, nos estamos acercando al día 1 de abril, cuando
hace dos años se consumó el asesinato político de Isabel Aparicio
Sánchez, veterana militante comunista del PCE(r) desde los años 70.
Sus
continuos sufrimientos debido a sus dolencias físicas; al igual que
su fallecimiento; no fueron hechos inevitables. Formaban parte de
todo un proceso de exterminio físico planificado por el Estado
fascista español contra los presos políticos. Isabel comenzó a
padecer este proceso de exterminio tan pronto fue encarcelada en el
año 2007; acusada de su militancia en el PCE(r).
Todo
el mundo sabe que la represión contra los revolucionarios
encarcelados es una política de Estado, que se viene prolongando
durante décadas de falsa democracia bajo el régimen fascista
español. Esta política incide con especial gravedad sobre los
presos políticos enfermos, a los que se aplica una doble represión:
la política represiva especial penitenciaria (dispersión
carcelaria, aislamiento continuo, restricciones y prohibiciones,
malos tratos, etc), más el abandono planificado en el terreno
médico-sanitario.
Bajo
esta doble política represiva vivió Isabel los últimos años de su
existencia estando en prisión; unos años que fueron tan
devastadores para su salud que ingresó en prisión con una
enfermedad y poco más (nada que pusiera en peligro su vida) y
falleció con varias enfermedades graves e incluso con algunas de
ellas muy graves.
De
tal manera que, al igual que dijimos hace dos años cuando falleció
Isabel, seguimos estando en presencia de un crimen de Estado que no
ha de quedar impune; lo mismo que no han de quedar impunes los
crímenes fascistas cometidos sobre todos los presos políticos que
han caído asesinados bajo la represión en las prisiones del Estado
español.
Mientras
tanto, la mejor y más inmediata forma de ir haciendo justicia
popular por todos los presos políticos caídos bajo la represión en
las prisiones es relanzando constantemente; de manera organizada y
por todos los medios, la lucha por la amnistía política, que
conlleva, de manera prioritaria, la lucha por la liberación de los
presos políticos enfermos.
La
alternativa está clara: la justicia popular y la amnistía, así
como las libertades políticas, se imponen por la fuerza organizada y
extensa.
Manuel
Arango Riego. Prisión de Zuera. Febrero 2016.
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