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2016/05/20

¿POR QUE NO SE DEBE ACUSAR A LA URSS DE SER ALIADA DE HITLER? por Héctor Marighella

"La historia demostró que la firma del pacto Molotov-Von Ribbentrop sirvió para que la URSS tuviera la posibilidad de proteger su retaguardia del Imperio de Japón, derrotándolo en Jaljin Gol y permitiendo la seguridad del oriente soviético mientras se preparaba la defensa ante Alemania."

Personajes de tipo tipo, incluyendo a políticos anticomunistas como el Primer Ministro checo Milos Zeman, han reconocido abiertamente el papel de la URSS en la liberación de Europa del yugo nazi-fascista.              En prácticamente todo el mundo capitalista se defiende que el Gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas firmó un pacto de no agresión con la Alemania de Hitler con el fin de forjar una alianza entre comunistas y fascistas para repartirse Europa. Este mantra repetido continuamente desde su rúbrica y amplificado tras el comienzo de la Guerra Fría no tiene otro objeto que equiparar al socialismo con el nazismo; una falacia que ha sido interiorizada por buena parte de la opinión pública occidental demostrando el éxito de los propagandistas reaccionarios —así como el fracaso de los revolucionarios—. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en todas estas acusaciones?, ¿podemos decir que la URSS fue una aliada de Hitler teniendo en cuenta los datos históricos que precedieron y sucedieron a este pacto?

En primer lugar, llama la atención que se exponga con tanta profusión el pacto entre la URSS y Alemania mientras se pasa por alto la gran cantidad de tratados firmados por los nazis antes del famoso Molotov-Von Ribbentrop. He aquí una breve lista con diferentes pactos firmados por los nazis antes del Molotov-Von Ribbentrop:

1933 – Francia, Italia y Reino Unido: Pacto de las cuatro potencias.
1934 – Polonia: Pacto Hitler-Pilsudski.
1935 – Reino Unido: Acuerdo naval anglo-germano.
1936 – Japón: Pacto anti Komintern.
1938 (Septiembre) – Reino Unido: Pacto de no agresión anglo-germano.
1938 (Diciembre) – Francia: Pacto de no agresión germano-francés.
1939 (Marzo) – Rumanía: Tratado económico germano-rumano.
1939 (Marzo) – Lituania: Pacto de no agresión germano-lituano.
1939 (Mayo) – Italia: Pacto de acero.
1939 (Mayo) – Dinamarca: Pacto de no agresión germano-danés.
1939 (Junio) – Estonia: Pacto de no agresión estonio-germano.
1939 (Julio) – Letonia: Pacto de no agresión germano-letón.

Curiosamente, el imaginario colectivo diseñado por el imperialismo nos intenta hacer creer que Europa sólo paso a ser repartida cuando los comunistas decidieron firmar el pacto Molotov-Von Ribbentrop en Agosto de 1939, y no cuando las grandes potencias occidentales permitieron que los alemanes se anexionaran grandes porciones de territorio como los Sudetes, sin siquiera contar con Checoslovaquia —la gran afectada— en la mesa de negociaciones. Por supuesto, tampoco cuenta que el régimen reaccionario polaco se aprovechara de la situación creada por Alemania para anexionarse la región checoslovaca de Silesia. Una y otra vez se nos dice que los comunistas soviéticos trataban de conquistar Europa y que el pacto que firmaron para activar un programa defensivo ante el inminente ataque alemán no fue más que una alianza.

Se nos dice que los bolcheviques y los nazis se repartieron Polonia, pero en los documentos que integran el pacto no figura ningún protocolo relativo al reparto de territorio Polaco. A su vez, se obvia que los territorios que este país perdió en favor de la URSS son parte de lo que fue arrebatado a los soviéticos tras la invasión polaca de 1919 a 1921, por lo que suponemos que ocupar esos territorios es algo que todo Gobierno haría, si pudiera… tomando posiciones frente a la invasión alemana y posicionándose en un territorio que fue soviético; un territorio que estaba habitado por gentes de etnias bielorrusa y ucraniana, es decir, pueblos soviéticos a los que había que proteger de limpiezas étnicas. La cuestión de fondo es que no hubo ningún reparto de Polonia, ya que no se daban las condiciones legales para éste aún tras la toma de posiciones del Ejército Rojo —para protegerse de Alemania y de una posible fuerza títere de carácter banderista ucraniana— en lo que fue Polonia, y hablo en pasado porque ésta desapareció como Estado tras la invasión alemana, exiliándose su Gobierno de traidores en Rumanía (1). Asimismo, Polonia no sólo perdió territorio, ya que ganó un inmenso terreno a Alemania tras las Segunda Guerra Mundial. Polonia fue uno de los países europeos que más territorio gano durante el siglo XX, pero es un dato que los propagandistas burgueses obvian. Concretamente, Polonia perdió 178.000 kilómetros cuadrados en el este que fueron recuperados por la URSS, y ganó 101.000 kilómetros cuadrados en el norte y el oeste tras la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, si el objetivo de los comunistas soviéticos era conquistar Polonia, ¿qué sentido tendría hacer cesiones como la de Medyka en 1948, en la que la URSS perdió terreno?

Mucho más grave es que se oculte el hecho de que Stalin ofreció posicionar tropas en la frontera polaca con Alemania para frenar las aspiraciones de Hitler (1). Esta propuesta fue rechazada de plano por el Gobierno polaco, ya que lo cierto era que sus servicios secretos estaban en negociaciones con Alemania para desmembrar y destruir la Unión Soviética desde 1935. El precio a pagar por el Régimen reaccionario de Polonia era apoyar las anexiones de Hitler en Checoslovaquia (2). Peor aún es ver como los propagandistas anticomunistas silencian los planes de británicos y franceses para atacar a la URSS a traición mediante una guerra relámpago en la que primero se bombardearían los pozos petrolíferos de Bakú, algo que no pudo llevarse a cabo por la guerra comenzada poco antes por Alemania (3). La cuestión es demonizar a la Unión Soviética obviando sistemáticamente la complicidad de las grandes potencias occidentales con la Alemania nazi, y como los servicios secretos del Imperio Británico y Francia actuaban coordinados con el alto mando nazi.

Asimismo, cabe destacar el papel de las críticas de determinados sectores del Movimiento Obrero —si es que se puede denominar así a trotskistas y demás oportunistas— que acusan a la URSS de ejercer un papel imperial como invasora, cuando lo cierto es que llevó el socialismo a aquellos territorios en los que se instalaba. Algo muy diferente del papel de rapiña ejercido por los fascistas, que no hicieron otra cosa que saquear los territorios invadidos para potenciar su industria y los bolsillos de su burguesía monopolista. No olvidemos que aquellos países que señalaban a la URSS como un elemento invasor eran imperios coloniales en los que se ejercía el mayor de los expolios posibles. Estamos hablando de contradicciones básicas entre la forma de explotación que llevaron los nazis allá donde fueron y la instauración del socialismo y el poder popular allá por donde pasaba el Ejército Rojo, de ahí que la principal misión de la URSS fuera evitar intervenir en una guerra imperialista como la que dividió al Movimiento Obrero durante la Primera Guerra Mundial.

Como es habitual, las mentiras sobre la Unión Soviética son expuestas como axiomas incontestables que, en realidad, son patrañas anticomunistas creadas por los órganos de propaganda al servicio de la peor escoria humana. Los propagandistas de imperios coloniales como el británico y el francés, en los que se daban condiciones de esclavitud en la sombra, nos quieren hacer creer que una Unión Soviética rodeada de enemigos no tenía derecho a pactar con los nazis con el fin de tener el tiempo suficiente para defenderse de estos. Las acusaciones contra la URSS son pues, una artimaña dentro de la batalla ideológica entre la reacción burguesa y el proletariado organizado. La historia demostró que la firma del pacto Molotov-Von Ribbentrop sirvió para que la URSS tuviera la posibilidad de proteger su retaguardia del Imperio de Japón, derrotándolo en Jaljin Gol y permitiendo la seguridad del oriente soviético mientras se preparaba la defensa ante Alemania. Asimismo, el papel del régimen nazi de Mannerheim en Finlandia demostró que, pese al desastroso desarrollo de la Guerra de Invierno, era necesaria una zona de seguridad que protegiera la frontera soviético-finlandesa.





Extraido de: http://redpress.es

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