"...partes de la militancia y de las bases populares independentistas
están sufriendo un deterioro en la concepción teórica de los objetivos
históricos y de los referentes políticos sostenidos durante muchos
decenios, deterioro tanto más inquietante cuanto que se da en un
contexto de crisis global."
Boltxe.info
1.
Una de las aportaciones capitales de Lenin a la revolución se expresa en estas dos frases: «El alma del marxismo es el análisis concreto de la realidad concreta» y «sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria».
No tenemos tiempo ni es este el sitio para contextualizar ambas
frases, para ubicarlas en los problemas que Lenin tenía que resolver
cuando las escribió, pero sí debemos decir que las dos se inscriben
plenamente en la teoría del conocimiento que desarrollaron Marx y
Engels para quienes el conocimiento se eleva de lo abstracto a lo
concreto que se caracteriza por sintetizar la más amplia riqueza de
relaciones. Es esta riqueza de relaciones la que hace más creíble la
verdad, que siempre es concreta, y la teoría y por tanto lo que más
asegura que la práctica -en unión dialéctica con la teoría- pueda
conocer y transformar la realidad.

Podemos aceptar sin grandes precisiones que
«lo concreto en el
conocimiento refleja el hecho objetivo de que los fenómenos y objetos
de la realidad existen en una unidad, como un todo compuesto de
diferentes aspectos, cualidades y relaciones»; y que la teoría es un
«sistema
de un saber generalizado, explicación sistemática de determinados
aspectos de la realidad […]. La teoría es distinta de la práctica, pues
constituye un reflejo y una reproducción mental, ideal, de la
verdadera realidad. Por otra parte, se halla indisolublemente ligada a
la práctica, que plantea al conocimiento problemas acuciantes y exige
su solución. De aquí que la práctica entre en calidad de elemento
orgánico en toda teoría».
Muchos documentos de la izquierda abertzale utilizan el símil de la
fotografía para exponer el contexto: «hacemos una fotografía de la
realidad»; se trata de un profundo error que muestra el mecanicismo y el
estatismo inmovilista del método empleado, porque si algo caracteriza
a una fotografía es su absoluta y eterna quietud y su exclusiva
bi-dimensionalidad: la fotografía engaña porque mata el movimiento
interno, el cambio, la interacción de sus partes. No es de extrañar que
con este método plomizo una parte de la izquierda abertzale se haya
estancado como lo ha hecho. Por otra parte, apenas se usa el símil de la
película: «vamos a gravar la realidad en movimiento»,
pero aún así y pese a las mejoras técnicas basadas en ilusiones ópticas
que te hacen creer que nos movemos «dentro» de la película porque
hacen creer que la vemos en tres dimensiones. Estamos ante un error
menos grave que el del símil fotográfico pero también un error de
método. Por último, apenas recurrimos al símil del holograma, es decir,
a la visión completa y en movimiento de los componentes internos que
forman la realidad concreta que analizamos.
Con la ayuda de este instrumental podemos aventurar una especie de
holograma del contexto actual vasco, paso primero para poder luego
avanzar en lo concreto del debate sobre la organización, y no a la
inversa. Por contexto entendemos el momento relativamente largo y
estable en el que chocan simultáneamente todas las contradicciones que
minan una realidad concreta. El contexto es más prolongado y
significativo que la coyuntura, más pasajera e inestable por lo general,
aunque existen relaciones recíprocas entre ambos niveles que no
podemos exponer ahora. Lo que nos interesa es que la realidad concreta
del contexto está cargada y minada internamente por todas las
contradicciones existentes, por las relaciones antagónicas dentro de
ellas y entre ellas, y por la naturaleza material de sus expresiones
sociales aunque no se vean a simple vista y aunque se presenten a veces
en forma inmaterial, ideal, cultural. La materialidad concreta del
contexto es la que permite su estudio y en especial el que podamos
intervenir sobre su realidad. La materialidad concreta adquiere mayor
importancia cuando, como ahora, queremos debatir sobre el problema
organizativo porque este se resume en la siguiente frase: cómo acelerar
el paso del malestar subjetivo desorganizado a la conciencia objetiva
organizada.
Dicho esto, avanzamos en una enumeración de las contradicciones de la
realidad concreta vasca actual, del contexto surgido desde la
confluencia sinérgica de tres grandes dinámicas: el llamado «debate
estratégico» en el MLNV todavía no sancionado oficialmente aunque si
superado en la práctica porque se niega a la militancia el resultado del
debate realizado a la vez que se imponen decisiones sobre cuestiones
no tratadas en el debate; la agudización específica de la crisis
estatal española, y el agravamiento de la crisis de la Unión Europea y
del capitalismo mundial. Nuestro contexto y la realidad concreta vasca
actuales están marcados por estas cuestiones, en especial el problema
de la organización. Como veremos al analizar críticamente el
documento Las funciones de Sortu repartido a un sector de sus bases
para la Udako Eskola de 2014, y que tiene un antecedente en el
borrador Funciones de Sortu (una vez organizado EH Bildu como Frente Amplio).
En textos y en debates anteriores, hemos ido desgranando la evolución
de un sector de la izquierda abertzale desde la estrategia
revolucionaria mantenida históricamente hasta el batiburrillo ideológico
reformista actual. En estos momentos disponemos de un documento
«oficial» sobre el modelo organizativo, documento arriba citado, que
iremos analizando a lo largo de estas páginas comparándolo con la
realidad vasca, con el contexto en el que libramos nuestra lucha de
liberación nacional de clase. Hemos sostenido y sostenemos que en la
actualidad los dos grandes problemas de la izquierda abertzale en su
conjunto son, uno, la inexistencia de una estrategia común y, otro, la
inexistencia de una organización común básica que ayude a realizar esa
estrategia.